EGOÍSMO SANO

Mónica Soto Icaza
Columnas
Egoísmo

El feminismo y la feminidad no son mutuamente excluyentes.

Chimamanda Ngozi Adichie

Maternidad contra éxito profesional. Si quieres ser una profesionista exitosa debes abandonar la idea de tener hijos. Si quieres tener hijos tienes que abandonar la idea de ser una profesionista exitosa. Ah, este mundo tan radical, tan lleno de certezas extrañas, tan encantado con imponernos límites que quizá no tendrían que existir de antemano; a fin de cuentas, las cosas no se hacen hasta que alguien las logra y, ¿quién dice que no puedes ser tú quien quiebre esos fracasos preconcebidos?

“Eres una egoísta, solo piensas en tu trabajo”, es una acusación que varias exparejas me hicieron en repetidas ocasiones cuando no los ponía como prioridad. Aunque ellos sí tuvieran colocado al trabajo en el número uno de su lista de prioridades. Todo porque me brinqué esa etapa de consagrarme a un hombre en cuerpo y alma y decidí crear un camino propio. Al nacer mis hijos también me salté la fase de madre abnegada, ciega, sorda y muda ante mi individualidad.

¿Por qué habría tenido que renunciar al proyecto de mi vida, al ideal de esa adolescente amante de los libros que decidió dedicarse a escribir?

Casarte y parir no te convierten en una persona diferente, sino en una persona con otros compromisos; el temperamento, la personalidad, los sueños, los proyectos, los ideales, las convicciones, los valores, las fantasías siguen ahí.

Las costumbres sociales y la educación de la mayoría indican lo contrario y mi principal problema en aquella época fue haber sido considerada egoísta por defenderme, por ver a mis hijos no como un sacrificio sino como mis compañeros de vida, seres a mi cargo por un tiempo limitado que algún día habrán de partir para conquistar sus propias cumbres.

Autorreconocimiento

El egoísmo suele castigarse como si fuera un pecado capital, cuando visto de manera sana también es capaz de impulsarnos a crecer. En el caso de una madre es indispensable para no convertirte en una sombra de ti misma solamente porque te haces cargo de otras personas, quienes también serán independientes algún día: uno de los aspectos más nobles de la maternidad es preparar a tus hijos para ser adultos funcionales, que aporten algo positivo a la sociedad como seres productivos, con convicciones, respeto, ideales y sus propios proyectos de vida.

No hablo de ese egoísmo tóxico que lleva a muchas personas a ir por la vida sin empatía, mintiendo, siendo ventajosos y mañosos, engañando, fomentando la corrupción para salirse con la suya sin importar encima de quién pasen, sino de una dosis grande de autorreconocimiento.

“Sé una persona completa. La maternidad es un regalo glorioso, pero no te definas a ti misma solamente por la maternidad. Sé una persona completa. Tus hijos se beneficiarán de ello (...) Todo el mundo tiene una opinión acerca de qué deberías hacer, pero lo que importa es qué quieres tú para ti, y no lo que otros quieran que tú quieras. Por favor rechaza la idea de que la maternidad y el trabajo son mutuamente excluyentes”. Estas dos ideas son de Chimamanda Ngozi Adichie y las escribió en su libro Querida Ijeawele o Un manifiesto feminista en quince sugerencias. Yo estoy de acuerdo.

Si como mamá te conviertes en algo así como esclava de tus hijos, ¿cómo vas a inspirar, educar, enseñar algo que no has experimentado? ¿Cómo vas a convencerlos de que son capaces de conquistar sus metas y objetivos si tú abandonaste los tuyos al recibirlos? ¿No es más egoísta cargarlos con la expectativa de ser tus proyectos de vida, si tú tienes la oportunidad de elegir con libertad?