¿POR QUÉ DONALD TRUMP?

“¿Por qué un personaje como este sigue ganando adeptos?”

Guillermo Deloya
Columnas
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Donald Trump ya es sinónimo de polémica y polarización en Estados Unidos. Su personal estilo siempre lo ubicó como un mandatario disruptivo, atropellado en sus propias acciones y en pocas ocasiones un convencido de la observancia de la ley. Hoy nuestro vecino del norte vive una compleja situación que muchos asimilan al resultado de perniciosas herencias de un mandato que, si bien trató de ensalzar el orgullo patriotero y supremacista de una forma burda, intentó por igual romper el estado de situación de diversos aspectos del gobierno demócrata con un fin radical y retador.

El resultado: crisis en múltiples funciones del Estado, como la educación y el sistema de salud, además de un creciente y preocupante índice de ataques de odio por motivos étnicos o ideológicos que parece no tener un freno eficaz. En gran parte esa es la herencia de un presidente que ahora se encuentra entrampado en el propio sistema legal que tanto desdeñó e incluso llegó a retar con soberbia.

Pero aun ante su efímero arresto y el peso del proceso que carga sobre los hombros, Trump ha sido un ágil publicista para convertir en una oportunidad que le reporte más adeptos, más popularidad, más seguidores en redes sociales y, por tanto, más fuerza para detonar una nueva candidatura hacia la Casa Blanca.

Lejos de los análisis sobre la irresponsabilidad o la impericia del que fuera el presidente 45 de aquella nación, nos debe interesar este como un real caso de estudio sobre el comportamiento de electorados como el que se ha consolidado en EU, mismos que orbitan entre lo antisistémico y lo plenamente violento.

Desde la década de 1940, precisamente en EU surgieron diversas corrientes dentro de la investigación sociopolítica que pretendieron agrupar el comportamiento del elector. En tales estudios destacan los paradigmas electivos aportados por Goodin y Klingemann en la materia, los cuales encauzan y agrupan varias investigaciones. En primer término, se destaca la categoría o ramo sociológico o el conocido como la perteneciente al grupo Columbia de Lazarsfeld. El segundo, liderado por Angus Campbell, de la Universidad de Michigan, involucra el factor sicológico al ámbito social. El tercero aplica la teoría racional económica en el intento de obtener el máximo provecho con base en un raciocinio acucioso.

Escala

Sería sumamente difícil ahondar en estas breves líneas sobre los pormenores de cada corriente de investigación, pero en definitiva los parámetros que Campbell nos aporta son aquellos que se avizoran como mayormente adecuados para explicar una sencilla pregunta que debe estar taladrando en los oídos demócratas de aquel país: ¿por qué un personaje como Trump sigue ganando adeptos?

Conforme a Angus Campbell el peso del raciocinio en la decisión electoral se deja en segundo plano cuando hay escenarios de alta polarización. En ellos se pondera fuertemente cómo se discuten los temas de debate electoral en la generalidad del ambiente político, cuán fuerte es la identidad partidaria y qué tanta simpatía y empatía genera el candidato. Además, esta corriente aborda una perspectiva completa y enfocada a la generación de emociones en el trayecto de las campañas políticas.

Sin embargo, hay un dato sumamente interesante en dicha línea de estudio que afirma que entre más polarizado se encuentre el ambiente político y entre más percepción de adversidad exista en la nación que va a elección, un candidato con notorios tintes y características radicales y violentas, que se dirija de forma contestataria al sistema establecido, es aquel que mueve con mayor seguridad las emociones más primitivas, que generalmente tienen que ver con ánimos rijosos. Para decirlo en términos más sencillos: un perfil radical y violento en un candidato resulta atractivo en el momento actual para el público electoral estadunidense.

Parecería un contrasentido, pero existen datos que no desechan esta teoría. Aun con los 37 cargos que pesan en su contra, aun con la sonada autoría del ataque al Capitolio, aun con la aceptación del pago a una actriz para adultos y un largo etcétera, la popularidad de Trump ha crecido para alcanzar 67% de aceptación conforme al dato más reciente dado a conocer por CNN. Trump se vuelve víctima, pero escala en apoyo.