DOCE NUEVOS DESEOS

Juan Carlos del Valle
Columnas
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El 14 de enero de 2019 escribí lo que sería la primera de muchas colaboraciones para Vértigo Político: una nota con doce deseos para el año que comenzaba. Aquel fue el principio de Voces, una columna escrita que tiempo después encontró su complemento en video cápsulas grabadas con diferentes artistas y otros profesionales –pintores, escultores, curadores, historiadores del arte, diseñadores, especialistas en teatro, músicos, cantantes, cineastas e incluso abogados, un médico, un mago y hasta un entrenador de futbol– con el propósito de llevar a cabo un ejercicio reflexivo, diverso e incluyente sobre el sistema artístico actual, abordando temas que a menudo ponen en evidencia sus carencias y áreas de mejora. Cinco años, cincuenta y tres cápsulas y noventa y tres columnas después, habiéndome alimentado y retroalimentado del pensamiento y experiencia de decenas de colegas; habiéndose transformado el mundo radicalmente por una pandemia, por la expansión de la inteligencia artificial en la vida cotidiana, por las crisis socioeconómicas, políticas y ecológicas, he decidido escribir doce nuevos deseos para el medio del arte y la cultura.

Si bien no suelo tener respuestas, tengo siempre preguntas, a la vez que un profundo deseo de cambio ante un mundo cada vez más complejo para los artistas y para todos en general. Deliberadamente he decidido no consultar la lista de deseos anterior –misma que se puede leer aquí – hasta no haber terminado de escribir esta.

  1. La máxima aspiración para el año que comienza es la educación, especialmente frente a un sistema sociopolítico que se encuentra evidentemente en crisis. Siempre perjudicada presupuestalmente y desatendida a todos los niveles –desde el origen, que es la casa, hasta las instituciones de educación superior–, deseo una educación más libre y menos dogmática, más orientada a los valores humanos, con mejor infraestructura y programas integrales y más efectivos conforme a las necesidades de los tiempos, con más énfasis en el arte y la cultura; maestros más comprometidos, con vocación y bien preparados; una complicidad entre Estado y sociedad por el bien de todos. De este deseo emanan varios de los deseos subsecuentes.
  2. Deseo mejores condiciones laborales para los artistas. Que se garanticen sus derechos básicos y una remuneración digna por el trabajo realizado. Que se erradiquen las relaciones de abuso con galeristas, instituciones, compradores y público.
  3. Deseo que haya más coleccionistas comprometidos que verdaderamente apuesten por el trabajo de los artistas en los que creen y sean un estímulo para la generación de valor de su obra.
  4. Deseo que los artistas se empoderen y encarnen el papel que les corresponde en la sociedad actual. Que comprendan y asuman el poder que emana del arte mismo. Que no permitan que su voz y su trabajo sea silenciado por el miedo a perder seguridad, fama o privilegios, promesas que, en la mayoría de los casos, no van a cumplirse sin importar lo que hagan o digan.
  5. Deseo que crezca el espíritu comunitario dentro los gremios artísticos; que haya un sentido de cohesión, vinculación, fraternidad y solidaridad; que se genere una fuerza imparable desde la unión; que se comparta más y se compita menos.
  6. Deseo profesionales de la cultura preparados, con vocación, visión y compromiso, cuyo trabajo sea valorado y debidamente remunerado; que proliferen los funcionarios que funcionen.
  7. Deseo más participación social y ciudadana en la cultura, tanto en la producción como en el consumo; que no se deje en manos del Estado las responsabilidades que la sociedad no quiere asumir y que haya un sistema más equilibrado y menos paternalista. Que haya una explosión de emprendeduría cultural, creativa, disruptiva y efectiva, en favor del arte, los artistas y el público: museos, fundaciones, escuelas, becas y otros esquemas inexplorados.
  8. Deseo un sistema artístico más sano, donde no haya espacio para monopolios o barreras de entrada impenetrables; que sea posible un medio artístico más diverso, incluyente e integrado y no recaiga su devenir en manos de quienes únicamente trabajan por su propio enriquecimiento.
  9. Deseo que prevalezca el ser humano sobre la maquina, a nivel laboral y existencial. La máquina puede ser una herramienta extraordinaria para la humanidad y no debiera ser más que eso. Deseo que se reconozcan, asuman y prevengan los riesgos que conlleva la dependencia extrema de las inteligencias artificiales: pérdida de trabajos y de sentido vital.
  10. Deseo que las experiencias físicas del arte superen a las virtuales. En un mundo cada vez más rápido, deseo que recuperemos espacios lentos, lejos de las pantallas, apropiados para la reflexión y la contemplación.
  11. Deseo arte que aporte y que signifique; que se imponga sobre el entretenimiento, el disparate, el espectáculo y la corrección política. Anhelo arte valiente, comprometido con la sociedad en la que existe.
  12. Deseo que seamos humanos antes que artistas.