En su haber como escritora Beatriz Escalante ha dado a luz a más de 30 obras de diversos géneros, incluyendo el Método Escalante (un sistema de aprendizaje de la lengua española).
Merecedora de la beca IOWA, la beca del Fonca-Fundación Rockefeller, la medalla al mérito artístico que otorga el consulado de México en Florida y el Premio Mundial a la Excelencia Literaria, entre otros reconocimientos, la también pedagoga platica sobre la reedición de su obra Cómo ser mujer y no vivir en el infierno, en la cual hace hincapié en los retos que enfrentan sus congéneres.
—¿Cuál es la temática de esta reedición?
—El libro está constituido por 50 historias breves. En todas ellas la protagonista es una mujer. Hay historias tristes, otras conmovedoras, también divertidas… La idea es mostrar un repertorio representativo y muy interesante de las formas de ser mujer. Este libro lleva 22 años desde que se publicó por primera vez.
—¿Cuáles son las diferencias de esas historias con la realidad de hoy?
—El libro se ha vuelto un longseller, ya que de alguna manera es un clásico. Los modelos de mujer que aparecen siguen vivos, porque elegí tonos narrativos para que las mujeres que hablaran de la liberación sexual tuvieran ahorita sesenta y tantos años. Entonces, el personaje coincide con esa realidad que le correspondía. Por ejemplo, hace 75 años la mujer no votaba; ahora, en cambio, si la mujer no quiere votar no lo hace, pero no tiene ninguna limitación legal.
En este sentido, añade, “me gusta contar una anécdota que es terrible: cuando recibí una de las becas más interesantes para ser escritora, que es la International Writing Program de Iowa —se trata de una beca que no se solicita—, un día como si Dios existiera me llegó una carta en la que decía que yo era una escritora con gran potencial y muy significativa para América Latina y por eso me escogían para pasarme seis meses con todo pagado escribiendo en Estados Unidos. Por supuesto, me fui. Además, tuve una segunda beca con la que pude viajar por todo aquel país dando conferencias. En esa misma época Afganistán era un país libre, las mujeres podían como yo estudiar un posgrado y trabajar en otro país. Bueno, cuando estaba obteniendo esa beca se vino el fundamentalismo en Afganistán y se acabaron para las mujeres todos los derechos, volvió toda esta situación de que un hombre puede tener varias “esposas” (que en realidad son violaciones consensuadas con criaturas de diez años, además de mujeres que no pueden estudiar, ni trabajar, que son secuestradas dentro de la familia). Por eso creo que este libro seguirá vivo por mucho tiempo, porque la realidad puede mejorar para algunas mujeres, pero desafortunadamente puede seguir siendo muy adversa para otras”.
Desafíos
—¿Cuáles son los principales retos que enfrentan las mujeres, sobre todo en el área que usted ejerce?
—Creo que un reto muy importante para nosotras es que el país no ha logrado ser de primer mundo; y me refiero a que la mujer sigue siendo la responsable de los quehaceres de cuidado, ya sea del hogar, de los hijos o de los adultos mayores. Ve la cantidad de mujeres que no quieren casarse, no quieren tener hijos: quieren libertad, dinero propio. Y con eso cierro el libro, con una historia sobre por qué muchas de mis amigas son felizmente mujeres solas; porque la sociedad va retrasada respecto de los movimientos feministas.
Puntualiza Escalante: “En este sentido, puedo decir que hubo una época en que las artistas debíamos tener compromisos políticos, pero ahora creo que las artistas debemos tener compromisos de género. De ahí que estoy preparando una novela (a petición de Naciones Unidas) sobre uno de los dramas más terribles que padecen las mujeres: el abuso sexual. Es un trabajo tremendo, pero estoy honrada de hacerlo. Pronto lo verán.