DANIEL NOBOA

“Apuntalar la legitimidad concedida en las urnas”.

Columnas
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Daniel Noboa

Una victoria electoral que para muchos resulta sorpresiva ante una diferencia que sin duda es holgada y favorable para un nuevo y joven presidente, que con sus 37 años le dará un nuevo mandato durante los próximos cuatro años a un país donde el “correísmo” aparentemente se encontraba arraigado: Daniel Noboa ha sido reelecto presidente por un margen de victoria que hasta el momento excede los diez puntos porcentuales.

Así, el ahora presidente electo terminó por arrastrar a una gran parte de los indecisos que fueron incrementando un desencanto sobre la opción de izquierda, Luisa González. Aun cuando la primera vuelta fue cerrada (con 17 mil votos de diferencia), González terminó por no convencer al electorado e incluso su proyecto llegó a generar el temor fundado de que podría acercarse a un gobierno de tipo autoritario, como el caso del chavismo en Venezuela.

Pero a pesar de la polémica poselectoral y el consecuente desconocimiento de los resultados por parte de un Rafael Correa desde el exilio y una candidata derrotada, vendrá una época colmada de grandes retos para un país que se encuentra asolado por distintas problemáticas que tienden a agravarse.

Sin duda, el reto más profundo es transversal y tiene que ver con un Ecuador dividido en los rencores sociales que deja la elección y los antecedentes del presente mandato.

Y para agravar la división de pareceres existe una apuesta de grupos a quienes actualmente conviene el caos para hacerse presentes.

Pero de alguna forma relacionada está la condición de inseguridad que prevalece en el país sudamericano. Es esta una demanda permanente de los ecuatorianos, ya que según las cifras oficiales en lo que ha transcurrido del presente año se han registrado dos mil 200 homicidios, lo cual rebasa por mucho las cifras registradas en 2024 y 2023. En estos cálculos se estima que ocurre un asesinato cada 1.3 horas en Ecuador y la gran mayoría de los casos se encuentran de alguna forma vinculados a las grandes organizaciones del crimen organizado, que han tomado al país como territorio de tránsito y origen en razón de la facilidad para el tránsito de droga desde sus salidas marítimas.

Freno

Por otra parte, sin duda Noboa tendrá que encontrar la fórmula de reactivación para una economía ecuatoriana que durante años viene pegando duro en los bolsillos de sus connacionales. Algunos datos indican un panorama complicado: la deuda pública se ha elevado a 57% del PIB debido en gran medida a la depresión petrolera que ya se ha alargado a casi una década en este país; así, la pobreza ha incrementado para colocarse en un alarmante 28%, aunado a una pérdida de poco más de 130 mil empleos el pasado 2024, significándose ya en un desempleo de 23 por ciento.

Además de las anteriores cuestiones, que de suyo ya resultan básicas, habrá que mencionar con especial énfasis lo que respecta a nuestro país: Ecuador y Noboa tendrán que recomponer los lazos diplomáticos y generar una renovada política exterior que le reporte mejores horizontes después del incidente en la embajada mexicana. Hay que recordar como antecedente la incursión para capturar al vicepresidente correísta Jorge Glas, quien se encontraba resguardado en la embajada de nuestro país en Quito. Tal acción, lejos de generar apoyo, vino a cuestionar la actuación del gobierno ecuatoriano al pasar por alto cualquier tratado internacional. La comunidad internacional terminó por desconfiar ante este tipo de acciones.

Y en conjunto Noboa tendrá que convencer con acciones palpables y concretas para apuntalar la legitimidad concedida en las urnas. Lejos deben quedar los shows donde el presidente se colocaba al frente de los operativos ataviado con chaleco antibalas.

Pero por el momento es de destacar que el Movimiento Acción Democrática Nacional ha puesto un freno notorio a la izquierda latinoamericana; es esta sin duda la peor derrota de Correa y sus partidarios desde que dejara el poder. El correísmo ha competido en todas las elecciones desde 2017 y nunca había tenido un descalabro tan pronunciado como el que le propinó Noboa.

La expectativa por resultados crecerá y la presión social no cesa en un país que, además de ser azotado por el crimen organizado, enfrenta la dura situación que deja una sociedad confrontada.