CREAN SIMULADOR CRUCIAL PARA LA CIRUGÍA DE PRECISIÓN

J. Alberto Castro
Columnas
Simulador para cirugía

La enseñanza de la cirugía se ha visto afectada por múltiples razones a lo largo de estos últimos años. Por ejemplo, en la UNAM o el IPN hay una demanda considerable de futuros médicos que desean convertirse en cirujanos, a lo que debe agregarse la optimización del uso del quirófano o la seguridad del paciente.

La metodología de enseñanza tradicional no logra minimizar el impacto de estos factores en la formación de cirujanos. Por el contrario, en algunos casos la simulación como modelo de enseñanza minimiza dicho impacto y es más eficaz que los métodos docentes clásicos para integrar los conocimientos y las habilidades clínico–quirúrgicas complejas.

Como parte de un proyecto que involucró a tres facultades de la UNAM (Medicina, Ingeniería y Arquitectura) se ha creado una herramienta clave para la cirugía de precisión: un ingenioso dispositivo que tiene el propósito de potenciar la motricidad fina de los futuros cirujanos, habilidad crucial para hacer movimientos suaves con los dedos y la muñeca y poder manipular el instrumental quirúrgico frente a cirugías de alto grado de dificultad o a una sencilla saturación.

La historia de cómo se llegó a la concreción de este instrumento dio inicio en 2017, cuando el doctor José Luis Jiménez Corona, del Departamento de Cirugía, le hizo ver al profesor Vicente Borja Ramírez y profesores del Centro de Investigaciones en Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura que los estudiantes de cirugía requerían el desarrollo de la habilidad conocida como motricidad fina.

Con gran tino, el investigador Borja propuso elaborar un simulador médico de la mayor fidelidad que solventara el desarrollo de esta habilidad imprescindible a la hora de realizar operaciones de precisión.

Una vez concebida la idea, se procedió a dar los pasos necesarios para materializar el prototipo y a este esfuerzo se sumaron académicos del Centro de Diseño Mecánico e Innovación Tecnológica de la Facultad de Ingeniería.

De acuerdo con sus creadores, este dispositivo trabaja mediante una App llamada Conéctate y su proceso de producción involucró constantes mejoras.

Los primeros prototipos se elaboraron con materiales y procesos muy costosos, pero al ser un producto orientado a alumnos se buscó la forma de bajar precios para que los jóvenes lo puedan adquirir o lo puedan construir por sí mismos.

Fue un proceso de constante cambio, porque sus impulsores siempre pensaron en realizar algo accesible para los jóvenes y que a la vez también les fuera fácil armarlo.

Y, efectivamente, el modelo más reciente es accesible tanto económicamente como en cuestiones de electrónica, aunque continúan simplificándolo para que los estudiantes lo puedan ensamblar fácilmente.

La idea es cubrir la demanda en la Facultad de Medicina y uno de estos dispositivos cubre de cinco a seis estudiantes.

Habilidad visoespacial

Según el testimonio del doctor Jiménez Corona los jóvenes tuvieron una parte muy activa en el proyecto, puesto que después de cada nuevo diseño se les pedía dar retroalimentación.

Los académicos también hicieron estudios y notaron un cambio importante en la motricidad fina; incluso, cada vez una valiosa mejora.

Dirigida a usuarios jóvenes, la App Conéctate ha tenido una amplia aceptación entre la comunidad de estudiantes de Medicina, constituyéndose en una herramienta de desarrollo de habilidades para médicos cirujanos en formación amigable e innovadora; además, sus creadores supieron aprovechar al máximo una plataforma masiva de comunicación como son los celulares.

Los especialistas implicados en su invención sostienen que el diseño tecnológico se hizo similar a un juguete para que los estudiantes se motiven a usarlo y que esa práctica constante les permita desarrollar movimientos finos con los dedos y la muñeca.

Igualmente, apuntan que el aparato tiene también como fin estimular algo que se llama la percepción o habilidad visoespacial, la cual busca que coordinemos la vista con los movimientos que ejecutamos.

Además de eso, se ejercitan los músculos y el cerebro porque este aparato da indicaciones y estímulos sonoros. Aunque el objetivo primordial es que mejore la motricidad fina, también se busca que tenga repercusiones positivas en otras áreas.

Otra ventaja que salta a la vista es que el simulador (registrado en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial con el número 406187) permite al estudiante de Medicina participar en un entorno de aprendizaje seguro, en el que no se ve afectada la seguridad del paciente ni se generan conflictos éticos ni legales.

Aunque el dispositivo está dirigido a los estudiantes de Medicina se puede emplear en otros ámbitos, como empresas ensambladoras o aquellas que se dedican a la manipulación de pequeñas piezas, ya que el aparato puede ser personalizado dependiendo del tipo de actividad y los movimientos que se requiera ejercitar.

En los últimos años este equipo de la UNAM que reúne a expertos en Medicina, Ingeniería y Diseño Industrial también ha trabajado en un simulador para la colocación de una sonda vesical para las personas que tienen dificultad para orinar y otro proyecto enfocado a las tomas de muestra sanguínea.

Si bien el propósito del grupo es brindar mejores herramientas a los alumnos de la Facultad de Medicina, para el diseño y producción de dichos instrumentos se podrían incorporar aún especialistas de otras entidades universitarias, aprovechando el abanico de posibilidades que ofrece la UNAM en cuanto a campos del conocimiento.

Finalmente, dicen los impulsores del nuevo artefacto digital que fue producido con fines pedagógicos y educativos, buscando promover la práctica deliberada, que consiste en mejorar una habilidad o actividad mediante la repetición consciente y el análisis de la forma en que se realiza. De hecho, en el proceso de creación del simulador hubo mucha retroalimentación de los jóvenes estudiantes porque finalmente el dispositivo fue hecho para ellos y con el fin de darles una mejor formación integral.

Más de 300 mil médicos mexicanos

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), al segundo trimestre de 2021 México cuenta con 305 mil 418 personas ocupadas como médicos, de las que 54% son hombres y 46% mujeres.

El promedio de años de escolaridad para las personas ocupadas como médicos es de 18.1, esto sin considerar el internado médico y el año de servicio social. De cada 100 personas con esta ocupación, 67 son médicos generales y 33 especialistas en alguna otra rama de la medicina. Respecto del nivel de instrucción, 69% cuenta con licenciatura, 27% con maestría y 4% con doctorado.

El plan de estudios de la licenciatura de médico cirujano de la Facultad de Medicina de la UNAM consta de seis años y medio y un total de 55 asignaturas.