CONVERTIR PARQUES PÚBLICOS EN CISTERNAS VECINALES

México es un país árido y sin agua abundante

J. Alberto Castro
Columnas
CONVERTIR PARQUES PÚBLICOS EN CISTERNAS VECINALES
Foto: Archivo

La llaman la arquitecta del agua porque Loreta Castro Reguera mantiene el interés por la situación hídrica del país, la cual considera requiere de una relación armónica entre los habitantes y el vital líquido.

Desde el Taller Hídrico Urbano o ante sus alumnos en la Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM, sostiene: “La naturaleza y las personas deben restablecer la relación que tuvieron durante miles de años y que se fracturó con la llegada de la industrialización, la cual nos condujo a situaciones como el cambio climático, la contaminación y la sobreexplotación de recursos naturales, que anuncian la muerte de la humanidad en el planeta”.

Proactiva, la arquitecta Castro ha ido más allá de las aulas instrumentando estrategias e iniciativas dirigidas a transformar el espacio público en un sitio que contribuya a hacer frente a la escasez de agua en México a consecuencia de factores como las pocas lluvias, sequía recurrente en la mayor parte del territorio y la sobreexplotación de acuíferos y su escasa recarga.

Docente por más de 18 años en la FA, entre sus innovadoras propuestas destinadas a superar el desabasto de agua destaca convertir los parques o las plazas públicas en enormes cisternas para captar y almacenar el líquido vertido por la lluvia. Igualmente, promueve mantener y sumar más lugares de infiltración de lluvia para reabastecer el subsuelo.

Además, defiende la relevancia de no talar ni ocupar bosques para que estos sigan siendo lugares de recuperación de dichos cuerpos subterráneos de agua.

Después de sopesar y poner en cuestión propuestas como la de captar agua pluvial en los hogares o en enormes cisternas, la arquitecta avanza la idea de que el espacio público podría ser una solución, ya que se encuentra en un punto intermedio. De ahí su concepto de instrumentar estrategias a escala barrial para la recarga de acuíferos.

Primeros pasos

Experta en arquitectura, diseño urbano y paisaje, ha dedicado sus esfuerzos a concretar propuestas arquitectónicas que aporten soluciones al sistema hídrico de la cuenca del Valle de México y del país entero y que además transformen el espacio público en sitios donde sea posible la retención del agua. Su fórmula no tiene desperdicio porque las plazas, los jardines y reservas naturales además de reservorios de agua serían lugares de recreación, cultura y deporte.

Un primer proyecto, trabajado desde la UNAM y coordinado por Loreta Castro y el profesor Manuel Perló, del Instituto de Investigaciones Sociales, es el Parque Hídrico La Quebradora, ahora Utopía Atzintli, ubicado en Iztapalapa, en la Sierra de Santa Catarina.

El lugar captaba e infiltraba escurrimiento de agua en época de lluvias de forma natural, llevándola a dos oquedades ubicadas en un predio de cuatro hectáreas, en las faldas de la sierra. Sin embargo, el sitio era un terreno baldío, inseguro y usado como basurero.

Ahí Castro y Perló se propusieron entender la función de infiltración y mejorarla, así como crear un espacio que además de generar cultura hídrica ofrezca áreas recreativas para la comunidad.

El parque, inaugurado en 2021 (el primero de su tipo en la CDMX), continúa funcionando como captador de escurrimientos y cuenta con filtros que retienen sólidos. Con un sistema de rejillas en las calles paralelas al parque, la escorrentía se conduce hacia una tubería debajo de las banquetas y sale a un canal de piedra que llega a las dos oquedades con capacidad de infiltrar agua muy rápido.

En el parque (que infiltra 68 mil metros cúbicos al año) también se trabaja en una estrategia de tratamiento de aguas residuales. Cuenta con 52 sanitarios que se ofrecen a la gente que toma el transporte público.

Otro proyecto relevante de la arquitecta se ubica al norte de la cuenca de México. Se trata del Parque Bicentenario de Ecatepec, en una zona de ladera en la Sierra de Guadalupe con una extensión de 20 hectáreas. Ahí, a través de Taller Capital, la arquitecta Castro y su colega José Ambrosi implementaron una estrategia de transformación del paisaje. De inicio era un área de cultivo agrícola terraceada donde el escurrimiento pluvial irrigaba. Después se convirtió en un basurero y luego se tapó con tierra para crear un parque. Esto causó una fuerte erosión y que la lluvia no se retuviera, inundando las partes bajas de la colonia.

La estrategia adoptada consistió en terracear de nuevo el suelo de ladera, que es roca quebrada, además de crear un espacio deportivo. En las terrazas colocaron tezontle (piedra volcánica porosa) que permite la retención e infiltración de agua pluvial. También se mantuvieron y colocaron más árboles de porte alto y vegetación local como yuca o siemprevivas, plantas endémicas que se dan de forma natural, necesitan poca agua y ayudan a captar la lluvia cuando cae.

El estadio de beisbol profesional del parque también permite la recarga del acuífero, pues la franja que está en el perímetro del espacio de juego es una zanja de retención. Debajo de la tierra hay diferentes tamaños de gravas para que el agua se infiltre de manera natural.

En la zona también se aumentó la capacidad del vaso regulador ya existente y ahora tiene capacidad de llenado equivalente a 20 albercas olímpicas, es decir, 50 mil metros cúbicos. En este espacio la gestión del agua no necesita de administración, se hace de forma natural, por lo que es económico y fácil de mantener, pero se requiere que la comunidad no tire basura y lo cuide.

Las estrategias implementadas por la académica de la UNAM indican que el espacio abierto, disponible en las laderas, se debe usar para infiltrar agua. Por el contrario, si están en la zona del lago, donde el suelo es impermeable o se trata de una plaza urbana, lo mejor será captar el líquido y almacenarlo e implementar procesamiento de aguas de lluvia. Para Castro, “debemos entender que la lluvia que se va al sistema de drenaje se puede retener y reutilizar. Una parte para capturarla y tratarla y la otra para recargar los acuíferos”.