El jefe del Departamento de Estado norteamericano, Marco Rubio, dio a conocer el pasado día 19 la Public Notice número 12672, donde califica a ocho estructuras criminales latinoamericanas como Organizaciones Terroristas Internacionales (FTO), conforme a las consultas hechas a los Departamentos de Justicia y del Tesoro.
Llama la atención que en el comunicado no se mencione al Departamento de Seguridad de la Patria, el poderoso DHS, que coordina los trabajos de 17 agencias de seguridad e inteligencia civiles, entre ellas la DEA, la Border Patrol y la Coast Guard.
De las ocho organizaciones criminales y ahora también terroristas seis son mexicanas, una venezolana y otra salvadoreña. Las pertenecientes a nuestro país son, de manera textual: Cártel Jalisco Nueva Generación; Cártel de Sinaloa; Cártel del Noreste; Cártel del Golfo; Nueva Familia Michoacana y Cárteles Unidos. Se suman a la lista el Tren de Aragua y la Mara Salvatrucha 13.
El cambio es importante, de fondo, y no solo una denominación que resulta llamativa a los medios de comunicación y analistas. Tan es el caso, que verdaderos inexpertos, sin formación ni información, como Elon Musk, vierten opiniones sin sustento, producto de fantasías radicalizadas por la ignorancia.
En la misma tarde del miércoles 19 la oficina del Comando Norte, sede también del Comando Aeroespacial, en Colorado Springs, dio a conocer un comunicado de prensa donde da cuenta de una reunión y conversación vía remota entre el secretario de la Defensa Nacional de México, el general Ricardo Trevilla Trejo, y el general Gregory M. Guillot, donde se acordó mantener e incrementar los niveles de cooperación y confianza entre las Fuerzas Armadas de ambos países, respetando en todo momento la soberanía de cada uno.
Se mencionan, por ejemplo, los patrullajes coordinados en la frontera compartida, con el objetivo de lograr mejores resultados en las tareas de vigilancia e intercambio de información. Resalto: este comunicado fue dado a conocer el mismo día de la presentación de la lista de las seis organizaciones criminales mexicanas calificadas ahora como terroristas.
Punto de quiebre
La evidente intención del comunicado del Comando Norte es atemperar ánimos, contener especulaciones y, sobre todo, evitar que la natural sensibilidad en ambas sociedades sea campo fértil para descalificaciones y ataques verbales recíprocos, pues no se trata de una acción sencilla o retórica el aplicar de manera formal y jurídica el concepto de terrorismo a organizaciones criminales. Menos aún si dichas estructuras delictivas residen, desde la perspectiva de la economía preponderante mundial, en el país con el que se tiene un intercambio comercial de los más intensos y dinámicos en el planeta.
Desde luego que vendrán complicaciones y entorpecimientos; por ejemplo, en la larga frontera terrestre. También habrá afectaciones al turismo, a los intercambios culturales, aumentarán las alertas desde el Departamento de Estado para evitar ir a determinados estados de la República Mexicana y municipios.
Empezarán a generarse en las Cortes de ese país los expedientes de cabecillas delictivos y ahora terroristas residentes en nuestro país, para ser reclamados y extraditados.
Pero hay otro aspecto muy relevante. Me refiero a lo que las agencias de seguridad e inteligencia civiles del vecino país del norte puedan recuperar, documentar e interpretar los vínculos, intereses, complicidades y omisiones entre grupos políticos locales, estatales e incluso a nivel nacional con las organizaciones criminales y terroristas.
Ese será un punto de quiebre en cuanto a las condiciones de cooperación entre los gobiernos de Claudia Sheinbaum y Donald Trump. Veremos.