CIENTÍFICOS DEL BUQUE EL PUMA DESENTRAÑAN EL FENÓMENO DE EL NIÑO

“Es una corriente cálida que se manifiesta porque los vientos alisios se debilitan”.

J. Alberto Castro
Columnas
El niño

Dicen los científicos que El Niño ha existido durante miles de años y es probable que persista en el futuro. Una realidad evidente es que se trata de un fenómeno natural que se origina en el Océano Pacífico y determina el clima en todo el mundo, modificando los patrones meteorológicos desde Lima (Perú) hasta Delhi (India), pasando por Ciudad de México o Nueva York (Estados Unidos) y otros lugares.

Estos poderosos fenómenos se producen de forma natural, pero el cambio climático puede alterar su fuerza y ferocidad en el futuro.

Ya antes de que la ciencia explicase con precisión los fenómenos que dan sentido al clima del planeta, los pescadores peruanos se dieron cuenta de que una corriente cálida dominaba las aguas del Pacífico cada pocos años. La llamaron El Niño, porque sus efectos eran más evidentes en diciembre, coincidiendo con el día de Navidad.

No podemos comprender El Niño sin el fenómeno de La Niña: ambos son diferentes fases de un patrón climático que se da de forma recurrente en la zona tropical del Océano Pacífico y que recibe el nombre de ENSO (por las siglas en inglés de El Niño-Oscilación del Sur).

El Niño es un fenómeno de calentamiento, mientras que La Niña lo es de enfriamiento. Ambos se van sucediendo, uno después del otro, aunque muchas veces se dan procesos de condiciones neutrales entre ellos.

Durante los eventos de El Niño la superficie del Pacífico se calienta, los vientos de la superficie se debilitan y las precipitaciones aumentan en la parte sur y este del océano. Todo esto provoca cambios en las presiones a nivel del mar, las temperaturas, las precipitaciones y los vientos, no solo en los trópicos, sino en muchas otras regiones del planeta.

Los eventos de La Niña, por el contrario, están condicionados por el enfriamiento de la parte superficial del Pacífico.

En particular, El Niño se debe estudiar porque es un fenómeno de calentamiento y sabemos que se prevé un aumento de las temperaturas globales durante los próximos años, con probabilidad de 50% para que la temperatura global alcance temporalmente una subida de 1.5 grados Celsius por encima de la media de la era preindustrial.

Interesado en El Niño, un grupo interdisciplinario de científicos de la UNAM se embarcó en el Buque Oceanográfico El Puma con el propósito de efectuar investigaciones sobre este fenómeno natural, que no tiene origen antropogénico, como sucede con el cambio climático.

Cabe destacar que es la primera ocasión en que se realiza una investigación que vincula a especialistas de geofísica, ciencias del mar y fisicoquímica para revisar in situ los efectos de El Niño en aguas mexicanas, por lo que el equipo revisó factores como temperatura, salinidad, oxígeno disuelto, nutrientes, clorofila, además de colectar materiales para metagenómica.

Las primeras observaciones de la misión, que tomó varios meses de navegación, arrojaron que El Niño incrementó el agua cálida a la entrada del Golfo de California, lo cual provocó disminución significativa del fitoplancton y nutrientes, y se registró mayor salinidad.

De acuerdo con María Adela Monreal Gómez y Martín Merino Ibarra, investigadores del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL), así como Ligia Pérez-Cruz y Miguel Ángel Díaz Flores, del Instituto de Geofísica (IGF), estos factores impactan directamente en las pesquerías, toda vez que la menor presencia de nutrientes en el agua y el aumento de la temperatura pueden afectar a la industria atunera y a otros organismos marinos, además de los arrecifes de coral.

Cadena trófica

La expedición universitaria —tras estudiar la fase cálida de la interacción Océano-atmósfera— confirmó que en las aguas profundas de las costas de Jalisco, Sinaloa, Colima y el Golfo de California (Baja California Sur) hay elevación de la temperatura como consecuencia de El Niño: el promedio es de dos grados Celsius, pero a 50 metros hay cinco grados, lo cual representa una gran anomalía.

Igualmente tienen evidencia de que el fenómeno de El Niño perdura más meses de lo establecido; en otros términos, lo tenemos una buena parte del año y todavía en enero de 2024, en la parte sur del Golfo de México había elevación de la temperatura superficial donde aún llega agua cálida del verano.

Explican los científicos del buque El Puma que El Niño es una corriente cálida que se manifiesta porque los vientos alisios se debilitan y en ese momento la corriente cambia de dirección y favorece las lluvias en América, porque la mayor temperatura se va hacia la costa; pero los nutrientes, que son muy importantes para el desarrollo del fitoplancton, se abaten.

Así las cosas, ocurre que el océano tiene una capa de concentración máxima de nutrientes y cuando hay El Niño se hunde; entonces los organismos no pueden acceder a ellos para desarrollar la cadena trófica (fitoplancton, zooplancton y luego todos los niveles que le siguen).

A esto hay que agregar otro fenómeno oceánico que se llama surgencia, es decir, nutrientes oceánicos viajan de capas subsuperficiales a la superficie y ante la presencia de El Niño los vientos no ayudan a que se dé. Entonces no hay mucha producción biológica, lo que afecta a las industrias pesqueras; por ejemplo, a los bancos de atún, ya que estos se mueven hacia regiones donde encuentran alimento; no desaparecen, pero los barcos ya no pueden seguirlos a otras latitudes.

La investigación efectuada por los científicos embarcados en el buque El Puma es innovadora e importante porque simplemente les permitió presenciar de primera mano el desarrollo de El Niño en las costas mexicanas, aunado al trabajo de recolectar datos y muestras para documentar la evolución de este fenómeno que daña la biosfera y genera cambios físicos que repercuten en las comunidades planctónicas y, en particular, al fitoplancton (algas microscópicas).

Hacia finales de 2024 los 20 científicos involucrados presentarán más conclusiones sobre El Niño. También se aportará información sobre el cambio climático, ya que existe la duda de si este fenómeno es más frecuente e intenso por el cambio climático o es un fenómeno independiente.

Lluvias intensas por El Niño y La Niña

De acuerdo con David K. Adams, investigador del Departamento de Ciencias Atmosféricas del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC), las intensas lluvias en el país y en el Valle de México obedecen “a las condiciones generadas de El Niño y La Niña neutrales. Había un Niño y ya vamos en la dirección de La Niña, la cual puede afectar regionalmente o hasta en todo el país, donde llueve con más frecuencia y más intensidad”.

Lo que vemos ahora con los datos, dice, “es que la temperatura del Golfo de México y cerca del Caribe es un poco más alta de la que suele haber en esta época de finales de agosto, comienzos de septiembre. Y, en general, cuando se encuentra por arriba el agua está más caliente. Esto puede incrementar el vapor de agua de la atmósfera, lo que al mismo tiempo aumenta la cantidad de precipitación. La dirección e intensidad de los vientos se han mantenido casi iguales todos los días. Seguimos con el transporte del vapor de agua en la dirección que viene del Golfo de México y del Caribe”.

El doctor en Ciencias Atmosféricas por la Universidad de Arizona apunta que “cuando se presenta El Niño suele haber lluvias más fuertes en las partes noroeste y norte de México y un poquito menos en la central. En La Niña es común que haya —jamás es 100%— un poco más en la región central sur. Hablando de climatología o generalidades, la configuración de la circulación atmosférica ayuda a que haya este tipo de lluvias todos los días”.