Ha pasado poco más de una semana, al momento de redactar esta colaboración, y la que parece una inacabable lista de suposiciones, especulaciones, elucubraciones e incluso fantasías en la mayor parte de la opinión pública crece y crece en torno del caso de la detención de Ismael El Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López.
Se persiste en conocer los detalles de la presentación de esos dos importantes delincuentes ante las autoridades judiciales de Estados Unidos. En realidad, aunque tiene su relevancia, lo que debemos analizar es lo que de forma objetiva sabemos y se está dando a conocer.
Por ejemplo, y en primer lugar, la secrecía con la que operaron las agencias de seguridad e inteligencia civiles de EU para llevar a cabo la recepción y traslado de Guzmán López y Zambada: al igual que en otras ocasiones, la acción se planeó y ejecutó sin el conocimiento del país en cuestión.
Quizá la más notable de esas operaciones en los últimos años haya sido la liquidación de Osama Bin Laden en la cordillera fronteriza entre Afganistán y Pakistán, del lado paquistaní, que valió para la ruptura de relaciones militares y distanciamiento diplomático entre ese país y EU.
Mientras tanto, el proceso judicial ha empezado y de forma gradual, como es lógico, comienza a aportar elementos objetivos para el análisis, por fortuna alejados de ese ambiente poco confiable de los rumores y especulaciones.
Veamos en lo inmediato y en el corto plazo lo que puede acontecer con base en lo que las autoridades están dando a conocer tanto en México como en Estados Unidos, para que a partir de eso podamos apuntar algunos escenarios, por ejemplo, los efectos sobre el proceso electoral presidencial del otro lado del Río Bravo.
No deben pasar de largo, por ejemplo, el exhorto hecho el pasado miércoles 31 de julio por el presidente Joseph Biden y el documento enviado al Congreso para proponer endurecer las medidas para el control del fentanilo ilegal y su consumo.
Visión
Así como Joaquín El Chapo Guzmán Loera fue extraditado en el último día de la segunda presidencia de Barack Obama, es decir, en la víspera del mandato de Donald Trump, el proceso que ahora vivimos está desde luego profundamente relacionado con el proceso político electoral de ese país.
De hecho, la bandera de la “epidemia de fentanilo” ha sido la base de propulsión para el discurso antiinmigrante, xenófobo, racista y antimexicano de Trump. Con las detenciones de Guzmán López y Zambada, y la iniciativa enviada al Congreso, el gobierno del Partido Demócrata sin duda pretende apuntalar la muy probable candidatura presidencial de Kamala Harris.
Leamos a México como tema o un menú de temas en clave del análisis de Washington. Puede ayudar a tener una visión mejor articulada de lo que ahora sucede.
Por otra parte, como he señalado en otras entregas, cada doce años coinciden los procesos electorales presidenciales y de Congreso en ambos países. La oportunidad radica entonces en que iniciará otra gestión en EU y la próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum, puede y tiene las condiciones para realizar nuevos planteamientos en cuanto a la contención y persecución del tráfico de drogas y la seguridad fronteriza entre ambas naciones.
Así que la anécdota de la presentación Guzmán-Zambada a las autoridades de Estados Unidos, queda justo en eso, salvo la evidencia de la secrecía que ha dejado al gobierno mexicano sin información alguna.
Veamos lo que viene para los dos países y la nueva administración federal que comienza el próximo 1 de octubre, pues eso sí que es relevante.