Lo único que podemos tomar con certeza en este escenario de enorme incertidumbre es que el bloque oriental que conforman Beijing, Taipei y Tokio no se quedará de brazos cruzados ante una embestida comercial que ha puesto literalmente al mundo de cabeza.
Y vaya cruzada que se avecina, donde prácticamente se navega a ciegas porque hoy por hoy no se sabe ni se intuye siquiera la visión estratégica de mediano y largo plazo de Estados Unidos, que optó por la ruta de la imposición de aranceles punitivos contra China, Japón y unas cuantas decenas de países. Pero lo que ocurra ante un accionar de los países de Oriente en gran medida no solo determinará el tamaño de la bien llamada guerra comercial, sino que en conjunto definiría además el rumbo de la economía y la estabilidad a nivel mundial.
China subrayadamente ha encontrado una escalada de tensiones que no tenía precedente ni con la primera administración de Donald Trump ni, por supuesto, con la política de Joe Biden, quien se mostró mucho más diplomático hacia el país asiático.
Pero hay que tener en cuenta que a China no podemos visualizarla en su respuesta y política general hacia Estados Unidos solo desde la perspectiva de la guerra comercial: hay un universo mucho más amplio que se acota incluso por los personajes que ahora detentan encargos en la actual administración estadunidense. Así, perfiles como el del secretario de Estado, Marco Rubio, o el subsecretario de la Defensa, Eldridge Colby, delimitan un perfil de dureza antiChina que incluye no solo el intercambio comercial, sino también la política de seguridad económica y la postura respecto de Taiwán.
Respuesta integral
Parece que en este caso el gobierno de Xi Jinping ha optado por la observación mesurada para tomar decisiones hacia el mediano y largo plazo. Con base en su experiencia, se ha implementado un esquema de represalia medido, pero sin que se trastoque de fondo una relación que hoy se avizora fracturada, aunque de ninguna forma rota de raíz.
Así, probablemente la vía de despresurización solamente existe en el alto nivel; una cumbre de conversación directa entre mandatarios sería lo que defina futuros, ya que a nivel de grupos de trabajo de menor categoría se antoja sumamente complicado el avance para un restablecimiento de gran calado. Aquí tendrán que evaluar integralmente la política norteamericana, incluso en lo correspondiente a política exterior ante Rusia, Ucrania y Oriente Próximo, para delinear de ahí una respuesta integral que no solo apacigüe fuegos momentáneos.
Y, por otra parte —y de forma tangencial—, se encuentra la postura norteamericana ante Taiwán. Es así que todo indica que existe continuidad en la política de Biden que mostraba cierta ambigüedad. Sin embargo, Trump seguramente no ha descartado usar como moneda de cambio el apoyo a la causa independentista de Taipei para generar presiones adicionales de negociación con quien sin duda identifica como su principal rival comercial: el país de la Gran Muralla. De tal forma, muy probablemente la venta de armamento estadunidense encontrará continuidad en tanto no exista una definición integral del panorama macro de los conflictos.
Si nos referimos al país del sol naciente, Japón de ninguna manera ya se encuentra exento de los ánimos cambiantes y los rumbos impredecibles del presidente de Estados Unidos. Muy atrás debemos concebir que quedaron los tiempos de la diplomacia impecable y las formas generosas al amparo de los tratados de seguridad, del Grupo de los Siete (G7) o del marco internacional en sí. Hoy Japón está en una imperiosa necesidad de tejer nuevos lazos con el mundo empresarial. Además, no hay duda de que debe contar con nuevas y más sólidas líneas de comunicación con China a efecto de constituir un bloque estratégico ante lo impredecible. La gran fuerza de Japón puede estar en qué tan efectivo resulte para constituirse como un puente incuestionable entre el sur global y el norte continental.
Pero en tanto la imposición arancelaria recíproca sigue avanzando: parece que por lo pronto se acabará la mesura y el conflicto escalará inevitablemente.