BOICOTS: UNA HERRAMIENTA A TRAVÉS DE LA HISTORIA

Ignacio Anaya
Columnas
BOICOTS

No es raro encontrarse con un llamado a boicotear a una empresa o compañía por diversos motivos. No obstante, la gran mayoría de estas acciones nacen en redes sociales, por lo que se arriesgan a quedarse estancadas en un determinado número de personas. Esto pasa, principalmente, cuando el objetivo es una trasnacional con presencia en casi todo el globo.

Por ejemplo, en ocasiones se ha convocado a boicotear películas de Disney por diferentes razones, pero al final no se logra nada y las ganancias continúan. Se ignora la realidad fuera de las pantallas. A veces lograr que una acción colectiva salga del espacio virtual es más difícil de lo que uno cree. No implica que sea imposible, ya que sí hay casos donde un movimiento nació en redes sociales y logró materializarse en algo mucho mayor.

Los boicots han sido una herramienta que ha acompañado de cerca el activismo social y político. Lo ha hecho en ciertos episodios de la historia, desde los esfuerzos abolicionistas del siglo XIX hasta los movimientos de derechos civiles en el XX.

Aunque la efectividad de los boicots puede variar, su impacto hay que analizarlo más allá de las consideraciones económicas. En ocasiones surge de la necesidad de una lucha entre lo que se considere justo o injusto.

En el siglo XIX los abolicionistas en Estados Unidos utilizaron los boicots a los productos derivados del trabajo esclavo, como el azúcar, para ejercer presión sobre los propietarios de esclavos y evitar la complicidad en el sistema de explotación. Aunque el impacto económico real de estos boicots puede ser cuestionable, desempeñaron un papel en el mantenimiento del impulso del movimiento abolicionista. Ante todo, nacían también de la empatía humana. Eran ejercicios de la moral.

Convicción

Un siglo después el boicot a los autobuses de Montgomery de 1955-1956 se convirtió en un momento relevante en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos. Durante ese periodo alrededor de 90% de la población afroamericana en la ciudad de Montgomery (su principal usuario) decidió no utilizar los autobuses que los obligaban a sentarse en los asientos traseros.

Iniciado por el arresto de la activista Rosa Parks, el boicot de 13 meses desafió la segregación racial en el transporte público y cimentó a Martin Luther King Jr. como un prominente líder de los derechos civiles. El boicot demostró el poder de la protesta popular no violenta. El resultado del boicot fue una victoria para la comunidad afroamericana y un duro golpe al racismo institucionalizado en EU, ya que la Suprema Corte declaró inconstitucional la segregación en los autobuses públicos.

En la era digital actual las redes sociales han facilitado la visualización de boicots a empresas por diversas razones. Sin embargo, esto no significa que sean eficaces y estén bien organizados.

Hasta la fecha la acción de boicotear sigue siendo una estrategia de activismo influyente y popular, aunque su impacto y eficacia pueden variar conforme a contextos, planeación y otras variantes.

Antes que nada, los llamados a dejar de consumir un producto, por ejemplo, representan la fuerza y los límites, así como la convicción moral que tiene el ejercicio colectivo para llegar a un cambio.