LA BAUHAUS

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BAUHAUS

Arquitectos, pintores, escultores, ¡debemos volver a la artesanía!

Manifiesto de la Bauhaus

La Bauhaus, fundada en 1919 por Walter Gropius en Weimar, Alemania, es uno de los movimientos más influyentes en la historia del diseño, la arquitectura y el arte. Su nombre, que significa “casa de la construcción” en alemán, refleja su enfoque en la integración de la artesanía y la industria, así como su deseo de crear un nuevo lenguaje estético que respondiera a las necesidades de la sociedad moderna.

A lo largo de su existencia la Bauhaus se convirtió en un crisol de ideas innovadoras y experimentación, dejando un legado que aún resuena en el mundo contemporáneo.

Desde sus inicios la Bauhaus se propuso romper con las tradiciones del pasado y establecer un nuevo enfoque hacia el diseño. Gropius y sus contemporáneos creían que el arte y la arquitectura debían ser accesibles para todos, no solo para una élite. Este ideal se tradujo en un enfoque funcionalista, donde la forma seguía a la función. En lugar de ornamentación excesiva, los diseñadores de la Bauhaus buscaban la simplicidad y la claridad en sus obras, utilizando materiales industriales como el acero y el vidrio para crear espacios y objetos que fueran tanto estéticamente agradables como prácticos.

Uno de los aspectos más destacados de la Bauhaus fue su enfoque interdisciplinario. La escuela no solo se centró en la arquitectura, sino que también abarcó diversas disciplinas como el diseño gráfico, el diseño de muebles, la cerámica y la tipografía. Este enfoque holístico fomentó la colaboración entre artistas, arquitectos y artesanos, lo que resultó en una rica interacción de ideas y técnicas. La Bauhaus se convirtió en un lugar donde se experimentaba con nuevas formas de expresión artística, y donde se exploraban las posibilidades de los nuevos materiales y tecnologías.

Diversidad

También fue un refugio para muchos artistas y diseñadores que huían de la creciente represión política en Europa. Figuras como Paul Klee, Vasili Kandinski y Marcel Breuer encontraron en la Bauhaus un espacio para desarrollar su creatividad y experimentar con nuevas ideas. La diversidad de influencias y estilos que se reunieron en la escuela contribuyó a su desarrollo.

Hoy tenemos todavía muchas muestras de este movimiento. Basta recordar la silla Vasili y a su creador, Marcel Breuer, de 1925, realizada en tubos de acero de una sola pieza y cuero. Se creía que este modelo lo había diseñado el mismo Kandinski, quien en esa época era maestro de la Bauhaus. En realidad, se llamó en un principio la silla B3, pero decenios posteriores el fabricante italiano llamado Gavina y que conocía que Bauer le regaló una réplica de la silla al pintor para su oficina, decidió ponerle el nombre de Vasili a la famosa silla. Esta ha sido objeto de estudios por su diseño, funcionalidad y belleza estética, y ha estado en los grandes museos como una muestra representativa del movimiento. El mueble cuesta unos 19 mil pesos, pero una original puede llegar a costar miles de euros.

Hay otra silla de la que ya hemos hablado, la Barcelona, realizada por Lilly Reich en apoyo para el Pabellón Internacional de Diseño realizado en España. Esta puede llegar a costar 22 mil pesos y es hecha en cuero con estructura de acero. Se dice que los reyes de España de ese momento la usaron como trono.

Hoy es muy común ver estos muebles en un sinnúmero de casas y oficinas, ya que las dos están diseñadas ergonómicamente, o sea, para que las nalgas se sientan a gusto. Si no me creen, traten de sentarse en cualquiera de las dos y verán que son realmente muy cómodas.

La silla Vasili

Encontraron muerta a una mujer de unos 95 años sentada cómodamente en una de las sillas de su casa. No llevaba ropa y no mostraba signos de violencia. La mucama, que venía cada semana a arreglar el departamento de la occisa, fue quien la descubrió. Junto a ella había un papel en alemán. El médico que la revisó tuvo que pedir ayuda a su amigo José Antonio Padilla para saber el contenido de la carta. La mujer seguía conservando una belleza espectacular, a pesar de su avanzada edad. José Antonio, a su vez, llamó a su amigo Tristán para que se llevaran el cuerpo. Era una muerte natural, pero la carta era más específica. Y decía: “Yo hice el amor con mi marido muchas veces en esta silla y quería recordar lo que sentía antes de morir. Ya sabía que mi muerte estaba pronta, así que escribí la carta, me quité la ropa y me vine a sentar en ella. Mi apellido de casada es Kandinski, esposa de Vsevolod, hijo de Vasili”.