El pasado 8 de este mes se presentó la Estrategia Nacional de Seguridad, así, sin mayores precisiones conceptuales: sin aludir a las Dimensiones de la seguridad que en anteriores entregas he intentado especificar. Como consecuencia de la amplitud de la frase, son muy vastos y a la vez específicos los objetivos.
Como suele suceder con el espíritu, los comienzos son optimistas. Ya sea en el amor, en los estudios, en los negocios o simplemente al inicio de un día. Ahora también es así y hay elementos en dicho documento para analizar tres ámbitos: lo que continúa; lo que se crea; y lo que falta.
Han sido muy comentados los cuatro ejes, mismos que fueron expuestos por el nuevo titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, el senador con licencia Omar García Harfuch: uno, atención a las causas generadoras de la violencia delictiva; dos, consolidación de la Guardia Nacional; tres, fortalecimiento de las capacidades para los trabajos y productos de inteligencia e investigación; cuatro, coordinación absoluta del Gabinete de Seguridad y con las entidades federativas.
Por supuesto que estos ejes se desglosan en otras acciones y prioridades, pero digamos que se trata de las bases para una indispensable estrategia de seguridad… pública.
En principio debemos observar lo que se aporta e innova. Se anuncia la creación de la Subsecretaría de Inteligencia. También el fortalecimiento institucional del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. A su vez, se expone una revisión a fondo de las condiciones de los Sistemas Penitenciarios y Federal, pues desde esos lugares internos y sujetos a proceso cometen delitos como el secuestro exprés, la extorsión y el cobro de piso.
En resumen, tan relevantes acciones muestran que se dará particular énfasis a las tareas que tienen que ver de manera directa con la recuperación, análisis, explotación y utilización de la información generada por las actividades delictivas, para así estar en condiciones de prevenir y disuadir los delitos, sean de fuero federal o común.
Interés colectivo
En consonancia con los índices y reportes de actos delictivos de los estados de la República y municipios se alude a la obligación de articular con los primeros las evaluaciones respecto de los avances o dificultades para contener, al menos, las dinámicas corrosivas del crimen común y organizado.
Me llama la atención el uso de la frase “coordinación absoluta”. Durante décadas gobiernos municipales, estatales y federales van y vienen, pero la referida “coordinación” sigue siendo una aspiración. Por múltiples razones no se ha logrado, aunque hay por supuesto casos de éxito. Sin embargo, justo al inicio del sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum se alude a esa prioridad con un señalamiento contundente para tratar de evitar excusas o evasivas de los gobiernos, sobre todo de cada una de las entidades de la Federación.
Las Fuerzas Armadas, pero más aún la Guardia Nacional, tendrán un papel central. Sobre todo con la reciente incorporación legal y constitucional de esta al Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional las tareas por cumplir, como son la capacitación para la investigación, la cadena de custodio, la función de primer respondiente y, en general, labores apegadas a la naturaleza del servicio de la seguridad pública, son retos importantes.
Se debe apuntar hacia el presente y futuro inmediato para que las propuestas presentadas como las bases de la Estrategia Nacional de Seguridad tengan buenos y perceptibles resultados. Es del interés colectivo y para el nuevo gobierno.