LOS ATLETAS SIN BANDERA

Alejandro Zárate
Columnas
PARÍS OLIMPIADAS

Los Juegos Olímpicos son una fiesta internacional. Reúnen prácticamente a todo el mundo bajo los valores universales de una leal competencia, que busca ser apolítica y neutral. Sin embargo, es inevitable no tomar postura ante los conflictos actuales y cada vez el movimiento adopta acciones más concretas.

Dentro de los más de 200 equipos nacionales que participarán en París 2024 dentro de unas semanas hay dos que competirán sin colores, bandera o himno de una nación en particular: el Equipo Olímpico de Refugiados y los Atletas Individuales Neutrales (AIN).

El primer equipo estará conformado por 36 atletas que representan a la realidad de 100 millones de personas en el planeta que han sido desplazadas de sus lugares de nacimiento.

Ya sea por conflictos bélicos, regímenes autoritarios, persecuciones políticas, entre otras causas, son personas que se han movido a otros países en busca de una vida mejor.

Será la tercera aparición de esta delegación de atletas después de debutar en Río 2016. Más allá de sus resultados deportivos, su misión es mandar un mensaje de esperanza a millones de personas que comparten el estatus de “refugiados” en sus respectivas naciones adoptivas.

Estos deportistas provenientes de África, Asia y América —de países como Irán, Afganistán, Venezuela y Sudán, entre otros— competirán por primera vez bajo un símbolo propio, con un corazón en el centro, en lugar de la bandera olímpica, como ocurrió en las ediciones anteriores. Cobijado por un programa del Comité Olímpico Internacional (COI), este equipo competirá en doce deportes diferentes.

AIN

Por otra parte, también se encuentra otro grupo de atletas que competirán con muchas restricciones en tierras francesas. Serán por lo menos 25 deportistas de Rusia y Bielorrusia, dos países sancionados por la invasión rusa a Ucrania. Es por ello que, en busca de ser imparciales en el caso de competidores que han demostrado ser neutrales frente a las acciones de sus gobiernos, el COI les permitirá participar.

Sin embargo, estos 14 atletas rusos y once bielorrusos se presentarán con una bandera y un uniforme con la insignia de AIN, excluidos de la ceremonia de inauguración y advertidos de que no podrán realizar ninguna manifestación que evoque a sus países castigados. Esto incluye que en caso de ganar una medalla de oro no escucharán su himno y mucho menos verán su bandera izada.

Para ser incluidos en los Juegos Olímpicos, además de tener que clasificarse por sus méritos deportivos, pasaron una exhaustiva revisión para demostrar que no son deportistas allegados a los gobiernos de sus países o con alguna simpatía por las acciones bélicas en territorio ucraniano.

Hay naciones que han protestado por su inclusión en la justa. Además, Ucrania ya hizo una recomendación a sus atletas de no interactuar con ellos para evitar “acciones provocativas”. Esto incluye tomarse fotografías, exceptuando si algún protocolo de premiación lo exige.

Las tensiones internacionales han forzado la implementación de protocolos de seguridad para garantizar la integración de atletas, aficionados y demás asistentes a las Olimpiadas. Una justa que desea revalorizar su estatus de neutralidad desde una postura activa en favor de los atletas.