Las mujeres mexicanas han recorrido un largo camino para alcanzar la paridad política. A 71 años de distancia de que las mujeres lograran ejercer sus derechos político-electorales, aún hay un largo camino cuesta arriba. De ello conversé con la senadora Andrea Chávez, una de las voces más jóvenes de la cámara alta.
“Estamos en un momento estelar en la historia de México porque nuestras bisabuelas quizá nunca soñaron con tener una presidenta mujer al frente del gobierno federal. A lo mejor nuestras abuelas sí lo soñaron, pero no se atrevían a decirlo; nuestras madres lucharon por eso; y nosotras en este momento estamos viviendo ese espacio de transformación”, afirma.
Sin embargo, este transitar fue lento. “En esos 71 años no vimos ni al inicio ni en el intermedio a muchas mujeres participando en elecciones”, reflexiona Chávez.
Hoy México se posiciona como un referente a nivel mundial. “Somos el país con más paridad en la política. Tenemos más representantes mujeres en el Congreso de la Unión. Desde 2018, por ejemplo, por primera vez llegó una mujer a la Secretaría de Gobernación, una gobernadora al frente del Banco de México, que es también inmensa esa transformación. En la Secretaría de Economía, en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana… Ahora hay un montón de mujeres participando en temas transversales importantísimos, pues nada más y nada menos que la Presidencia de la República”, destaca la senadora por Chihuahua.
Pero la paridad, advierte, no solo debe medirse en números, sino en resultados tangibles. “El que lleguen más mujeres a espacios de representación garantiza, por ejemplo, el diseño con perspectiva de género de los presupuestos”.
Además de las barreras visibles, la senadora señala retos que aún persisten: “¿Qué significa romper el techo de cristal? Las mujeres en el ámbito empresarial sí estamos participando, pero somos menos directoras, somos menos representantes de los grupos; cada vez más, pero somos menos y hay que reconocerlo. En los organismos autónomos, por decir algo en las universidades, son menos las mujeres rectoras. Es cierto que tenemos paridad en la política en cuanto a lo legislativo se refiere, pero si te fijas, en las coordinaciones de los grupos parlamentarios son menos las mujeres coordinadoras. Esos son los techos de cristal”, sostiene Chávez.
Paradigma
La violencia también sigue afectando el desarrollo de las mujeres. Andrea lo describe con claridad: “Cuando una mujer sufre una violencia, también sufre dos violencias o tres violencias: no es nada más la violencia digital, es la violencia sexual, la violencia obstétrica, la violencia feminicida, la violencia física, sicoemocional… En fin, debemos reconocer que las mujeres sufrimos violencias y que esas violencias nos impiden acceder a nuestros derechos”.
La senadora también reflexiona sobre la necesidad de construir redes de apoyo entre mujeres para fortalecer sus liderazgos. “Cuerpo de mujer no siempre garantiza que una gobernadora o presidenta municipal defienda los derechos de las mujeres. Muchas caen en la trampa del patriarcado. Por eso debemos romper con el paradigma de que el peor enemigo de una mujer es otra mujer. Debemos combatir las redes de impunidad, que las hay a favor de quienes cometen la violencia feminicida, de quienes impulsan el modelo patriarcal con grupos de protección entre mujeres”.
Andrea Chávez representa a una generación que busca consolidar los avances en igualdad política y superar las barreras persistentes. Desde esta visión, envía un mensaje a las mujeres: “Tengo claro que si llegué a la diputación federal y ahora al Senado de la República tiene que ser para que las mujeres que vienen detrás de mí lo tengan más fácil. Que ahora podemos ser regidoras, presidentas municipales, senadoras de la República, diputadas federales, y que las que estamos en este momento las vamos a ayudar en todo lo que sea necesario, que estamos garantizando esas reformas de igualdad sustantiva, de Ley Vicaria, de Ley Olimpia, todos estos nuevos conceptos que nos hacen ser un modelo ejemplar en el mundo y nos ayudarán a transformar la vida de las mujeres que cuentan con nosotras. Estamos dando la batalla en la tribuna, en nuestros escaños, en nuestros curules, pero también en territorio, porque aquí decimos: más territorio y menos escritorio, para conocerlas y conocer sus sueños y sus luchas”.
La paridad política no es el destino final, sino un medio para garantizar que las mujeres puedan acceder a espacios de decisión y ejercer su liderazgo en beneficio de todos. Aquí seguiremos narrando las historias de las mujeres políticas que buscan hacer la diferencia desde sus trincheras.