“VISIBILIZAR LA VIOLENCIA LABORAL CONTRA MUJERES”

Sara Lozano Alamilla

Martha Mejía
Columnas
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Sara Lozano Alamilla, politóloga y feminista, promotora de la igualdad de género, exconsejera estatal electoral en Nuevo León, desde donde gestionó lineamientos para el registro de candidaturas en paridad, consejera e integrante de la organización Ellas ABP y ganadora del Premio Mujer Tec en la categoría Ciudadanía con Perspectiva de Género platica sobre cómo combatir la violencia de género.

—¿Cómo trabajar desde el feminismo para erradicar la violencia contra mujeres?

—El feminismo desde el siglo pasado todavía era un feminismo de denunciar, de evidenciar, de poder contra la pared e incluso de incomodar a grupos. Creo que estructuralmente (en el feminismo) todavía falta mucho por hacer. Las nuevas generaciones ya tienen más normalizado el acceso de las mujeres a espacios públicos, pero todavía nos falta trabajar en estos hábitos y costumbres de sensibilización en el día a día. Ese es el gran reto. Por ello trabajo con las instituciones para que adviertan estas situaciones.

Por ejemplo, puntualiza, “durante mi labor como consejera estatal electoral promoví mucho el ejercicio de la Campaña Naranja de Naciones Unidas para erradicar la violencia contra mujeres dentro del ámbito electoral. Se abrió un tema en todos los niveles. Quizá se erigió más hacia lo que era la violencia en el ámbito laboral: se sacó una infografía de cómo había la mitad de mujeres en la institución, pero la mayoría estaba en los puestos más bajos y con sueldos menores. Fue visibilizar el tema, autorreflexionar y autoaprendizaje para todos.

—¿Cómo visibilizar la violencia laboral?

—La violencia laboral no se ve porque está normalizada. Su potencial en el desarrollo va desde que les dicen “Sarita” o “Juanita” a una mujer. Los señores tienen títulos y grados académicos y nosotras somos diminutivos de nuestros nombres. Visibilizar esta violencia chiquita, que es como yo la nombro, es precisamente lo que trabajamos en Ellas ABP. En este sentido incidimos en las empresas para sensibilizar al sistema e incluso a las propias mujeres, porque a veces nosotras mismas no reconocemos o no nos sentimos maltratadas si nos llaman por el sobrenombre o apodo: es una cuestión sumamente cultural.

Justamente este tipo de intervenciones en las empresas, dice Lozano, “abre la puerta para prevenir el acoso o temas incluso sexuales que pueden escalar. Es como una espiral. Entonces hay que poner un alto desde el principio o lo más pronto posible. Esta es la forma como creo se puede erradicar la violencia: atajando en lo primero, en los más incipiente. Eso automáticamente evita una escalada”.

Punta de lanza

—En lo electoral, ¿cómo se avanza en este tema?

—La democracia es la forma en la que podemos organizarnos como personas conviviendo en un mismo espacio y donde tal vez tenemos las soluciones más efectivas. No obstante, nuestra democracia genera condiciones menos desequilibradas de oportunidades, de recursos, de derechos. Por eso trabajo en la participación ciudadana. En este sentido, incorporar en la ley a la violencia política por razones de género fue un gran acierto, fue una reforma que hicieron a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. En este concepto de violencia se incluyen acertadamente estas sutilezas de la violencia chiquita.

Lo más importante, afirma, “es que las instituciones la están usando, ya hay un padrón de personas que violentan a mujeres, se da seguimiento a los casos. De hecho, los casos se han hecho expeditos, es decir, el agresor tiene que responder antes de que se acabe la campaña porque si no hasta lo puedes quitar de la boleta electoral. Y eso es totalmente positivo, pero llevarla a cabo tiene sus complicaciones porque existe una resistencia de tipo cultural y estructural. No obstante, este recurso significa una punta de lanza para la erradicación de una forma de violencia”.