Los servidores públicos profesionales son un antídoto contra la corrupción, por lo que la apuesta es disponer de gente preparada, con sueldos adecuados a la labor que desempeñan y con estabilidad en sus cargos, condiciones que permiten alejar a los servidores públicos de cometer actos de corrupción, afirma el doctor Rafael Martínez Puón.
Experto en Gobierno y Administración Pública, asevera que en las democracias es indispensable contar con burocracias capacitadas, las cuales permiten estabilidad y certeza durante la transición de una administración a otra.
—¿Qué importancia tiene la profesionalización de la administración pública como parte del proceso democrático en México?
—Contar con burocracias profesionales no solamente es útil sino necesario. Y más en países democráticos, donde los cambios de gobierno se dan en un marco de alternancia política que permite estabilidad durante el paso de la vieja a la nueva administración. Hay varios ejemplos: en España no hubo jefe de Gobierno por un año y el país siguió funcionando. Algo parecido ocurrió en Bélgica. Francia es un caso emblemático donde después de cinco repúblicas en cada cambio de gobierno se mantiene la administración del país y la continuidad de los servicios.
—¿Contar con burocracias profesionales fortalece la participación ciudadana?
—Sin duda. Es un componente fundamental, porque en un sistema democrático el ciudadano tiene la posibilidad de exigir derechos adquiridos o que se le proporcionen servicios que paga con sus impuestos. La democracia permite contar con cuadros administrativos con capacidad técnica para atender las demandas sociales. Esto no ocurre donde los gobiernos y las organizaciones tratan a los ciudadanos como súbditos. De ahí que las burocracias tienen que estar a la altura para responder a una mayor demanda y participación social.
—¿Se ha cumplido con los objetivos que tuvo la creación del Servicio Profesional de Carrera hace 18 años?
—La idea fue buena en su momento. Estaba en la lógica de fundar instituciones que fortalecieran el sistema democrático, como las instancias de transparencia y rendición de cuentas; además era un reclamo internacional porque México era el único país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que no contaba con un servicio civil y profesional de servidores públicos.
Martínez Puón dice que el problema es que ha perdido continuidad su fortalecimiento y es necesario darle un giro para que no continúe como un ejercicio de simulación en el que los concursos de ingreso están predirigidos y se remueve al personal del servicio público contra lo establecido en la norma.
No obstante, añade que aún hay “islas de profesionalización” que mantienen un esfuerzo constante, como son el servicio exterior o la carrera judicial, por lo que habrá que seguir empujando para contar con organizaciones profesionales en las distintas áreas de gobierno.
Antídoto
—¿En qué consistiría ese giro dentro del Servicio Profesional de Carrera?
—Sería respetar lo que dice la norma, reforzar el ingreso con exámenes elaborados por instituciones externas, no permitir la ocupación temporal, mejorar la formación con las nuevas tecnologías y respetar los cargos que las personas ganaron por concurso.
Agrega que la austeridad republicana ha ido en detrimento de las condiciones físicas y de salarios de los empleados, lo que provoca que el campo de la función pública sea menos atractivo como área de desarrollo profesional.
“Hay que hacer coincidir el interés de la política con el interés de la administración y con el interés de los ciudadanos. Jugamos en tres pistas que no necesariamente coinciden en aras de la profesionalización de la función pública”, puntualiza.
—¿Cuánto se ha avanzado en el combate a la corrupción con la capacitación de los funcionarios públicos?
—Estudios del Banco Mundial señalan que contar con burocracias profesionales y estables, que basan su desarrollo en el mérito, es un antídoto contra la corrupción. Se debe apostar a contar con gente bien preparada, con sueldos adecuados a la labor que desempeñan y que tengan estabilidad en los cargos, condiciones que permiten alejar a los servidores públicos de la tentación de cometer actos de corrupción.
Añade Martínez Puón: “Seguimos con un problema que no se ha resuelto con el simple discurso y creo que debemos tomar medidas respecto de que la profesionalización del servicio público es un bastión contra la corrupción”.
—¿Se ha logrado tener un gobierno preparado con la profesionalización de los burócratas?
—Uno de los desafíos de las organizaciones públicas y privadas es contar con profesionales que sean también buenas personas. No coincido con la actual política del gobierno federal de preferir a gente honesta e íntegra sin estar preparada técnicamente. Las áreas de organización requieren de personal con un desarrollo técnico elevado, que conozca la normatividad y el manejo técnico de un área. No es suficiente que una buena persona ocupe un cargo de alta responsabilidad, como tampoco que haya quienes tienen capacidad técnica pero no sean personas íntegras y honestas. Hay que buscar un balance adecuado.
—¿Cuáles son los riesgos de pauperizar al servicio público?
—No se reduce solo a una relación entre el ciudadano y el personal de ventanilla: es una cadena de procesos mal logrados, como que no se realice a tiempo un servicio solicitado por el ciudadano, que este reciba maltratos o no se le atienda cuando se inconforma por un servicio al que tiene derecho.
Otra consecuencia, señala, es que el servidor público puede incurrir en actos de corrupción o que tenga carencia del equipo adecuado para desempeñar sus funciones porque pone en riesgo información sensible o datos personales.
Asegura que si bien los mandos medios y operativos se mantienen en sus áreas, la falta de incentivos propicia que la corrupción esté a la orden del día para alguien que sabe que no tendrá un estímulo adicional, por lo que buscará la forma de satisfacer sus necesidades mediante actos de corrupción.
—¿Para usted qué es la libertad?
—La libertad es la posibilidad de manifestar una opinión sin que haya alguna represalia. Libertad es poder alzar la voz y socializar propuestas e ideas para mejorar al país y a las instituciones; que haya espacios en los que pueda uno ser escuchado; que las personas tengan libertad de iniciativa propia e influir sobre lo que pensamos, sobre lo que no está bien.
Perfil
Rafael Martínez Puón es doctor en Gobierno y Administración Pública por el Instituto Universitario Ortega y Gasset, adscrito a la Universidad Complutense de Madrid. Es maestro en Administración Pública y ha sido catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP). Es autor de varios libros como La profesionalización de la Administración Pública en México: dilemas y perspectivas; Servicio Profesional de Carrera, ¿para qué? y Directivos versus políticos. La importancia de la función directiva en las administraciones públicas, entre otros. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel II del Conacyt.