Abogado y licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, Carlos Hugo Jornet es autor del libro Gestión periodística (2007) co-compilador de Tiempos turbulentos. Medios y libertad de expresión en la Argentina de hoy (2014).
Para el especialista “estamos cerrando un periodo negro para el periodismo de las Américas, cargado de acciones ominosas contra las libertades de expresión y de prensa. Un periodo que desde abril de 2021 define ya un año con cifras récord de periodistas asesinados, encarcelados, condenados y forzados al exilio; y medios de larga trayectoria allanados y expropiados por gobiernos autoritarios y alejados de toda institucionalidad”.
En entrevista con Vértigo, Jornet habla sobre los desafíos que hoy la libertad enfrenta en América Latina.
—¿Para usted qué es la libertad?
—La libertad es un derecho humano esencial, que surge del uso de la razón. Es poder hacer y decir lo que se siente. Es la capacidad de obrar sin más condicionamiento que los que son impuestos por leyes y decisiones judiciales legítimas y justas y aquellos que surgen del debido respeto a la libertad de nuestros semejantes.
—¿Qué opina de la libertad democrática en el continente?
—Luego de la recuperación de la democracia en prácticamente toda la región a partir de la década de 1980, América Latina vive desde hace ya unos años un paulatino deterioro institucional, con un avance de tendencias populistas de izquierda y de derecha que en casos extremos derivan en regímenes autocráticos. Ello conlleva una concentración de poder, un deterioro del debate ciudadano y una progresiva y sostenida pérdida de las libertades civiles. Hasta se dio el caso de que el anterior presidente de Estados Unidos, Donald Trump, adoptara prácticas de autócratas latinoamericanos que eran impensables en un país con sostenida tradición democrática y aparente estabilidad institucional. Y ello provocó, a su vez, que los populismos latinoamericanos se sintieran avalados para encarar nuevos embates a las libertades ciudadanas.
—¿Y de la libertad de expresión en particular?
—La libertad de expresión suele ser la primera víctima de esa deriva autoritaria. Y la prensa, uno de los sectores más vulnerables. Porque para avanzar sobre la justicia, los parlamentos y los órganos de control, y garantizar su impunidad, los gobiernos que se alejan de las prácticas democráticas necesitan silenciar toda crítica, eludir el escrutinio periodístico.
Por ello, dice, “el primer paso suele ser calificar a periodistas y medios como ‘enemigos del pueblo’, lo que les permite luego descalificar toda denuncia de presuntas irregularidades e instaurar un relato alejado de los hechos verificables”.
Sostenibilidad
—¿Cómo afectan a las sociedades la represión, la estigmatización y otras formas de presión contra la prensa y periodistas en diversos países de América Latina?
—La estigmatización, la descalificación, la violencia verbal contra periodistas y medios de comunicación, abren el camino a otras formas de violencia; desde el propio Estado, desde militantes cercanos a los gobiernos o desde el crimen organizado. Cuando desde la cima del poder político se califica a la prensa de corrupta o hipócrita se habilitan acciones confrontativas por parte de sectores a los que no les conviene que se develen sus tropelías, sean políticos o empresarios corruptos, narcotraficantes u otros grupos de presión. Que un gobernante discrepe con un informe periodístico es comprensible y hasta saludable, porque expresa un trabajo sin condicionamientos.
Sin embargo, añade Jornet, “la ironía, la burla, el agravio son inapropiados e irresponsables. La víctima final, en todos los casos, es la propia sociedad, que ve degradadas sus posibilidades de control sobre el poder, que ve debilitado el debate sobre asuntos de interés público y que a la larga ve limitadas otras formas de expresión, como puede comprobarse en los países donde la represión es más intensa y más prolongada, como Cuba, Venezuela y Nicaragua”.
—¿Qué significa y qué valor tiene una prensa libre para la democracia?
—De todo lo dicho surge con claridad el efecto pernicioso de los ataques a la prensa. Y, como contrapartida, la importancia de que la sociedad defienda un sistema que garantice pluralidad de voces y proteja a quienes investigan al poder e informan a la comunidad.
En el actual contexto, señala, “esto implica un compromiso firme de los gobiernos para garantizar la sostenibilidad de la prensa, afectada además por la crisis económica y por la necesidad de adecuarse a los profundos cambios que vive la sociedad en la era digital. Buena parte de los recursos que financiaban al periodismo independiente fueron absorbidos por empresas globales, lo que generó ‘desiertos informativos’ en centenares de pequeñas comunidades. Y los gobiernos, lejos de preocuparse por este deterioro del entorno comunicacional, lo aprovecharon para acentuar sus presiones y sus mecanismos de control y de censura”.
Perfil
Carlos Hugo Jornet es desde 1998 director periodístico del diario La Voz del Interior, de Córdoba, Argentina.
Abogado y licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y magíster en Dirección de Empresas por el Instituto de Ciencias de la Administración (ICDA) de la Universidad Católica de Córdoba.
Fue presidente de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) entre 2011 y 2014; luego titular de la Comisión de Libertad de Prensa e Información; y ahora preside la Comisión de Transformación e Innovación Multimedia de esa misma entidad.
Fue galardonado con el Premio Konex 1997 en la categoría Dirección Periodística, profesor de Management Periodístico en la Universidad de San Andrés y disertante invitado de la Universidad Austral, ambas de Buenos Aires.
Autor del libro Gestión periodística (2007) y co-compilador de Tiempos turbulentos. Medios y libertad de expresión en la Argentina de hoy, ediciones Ariel-Adepa (2014).