LA MEDIACIÓN COMUNITARIA

Los miembros de comunidades no quieren una justicia ordinaria

Tomás Caparroso
Columnas
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Los pueblos originarios son aquellos grupos de personas que integran miembros que se identifican por elementos tales como su lengua, su indumentaria, sus costumbres o sus rasgos físicos.

Durante siglos la realidad que viven ha sido distinta a la de los miembros integrados a una sociedad mayoritaria en un Estado. En su mayoría son estigmatizados, discriminados y menospreciados por otros seres humanos que creen tener la razón y no se percatan de que ellos son los verdaderos pueblos originarios.

En México, y prácticamente también en toda Latinoamérica, cohabitan distintos pueblos originarios y a pesar de ello las distinciones entre el Estado, la sociedad mayoritaria y los pueblos sigue siendo visible, al punto de que hoy en día y en diversas comunidades rigen sus leyes y costumbres y no las del Estado.

Un claro ejemplo es la forma en que resuelven sus problemas o controversias, en la que todo lo llevan y desahogan ante el líder de la comunidad. Un líder que funge como una persona con gran reconocimiento en la comunidad, puesto que se le considera una persona íntegra, discreta, honesta, responsable, conocedora de su pueblo, de sus costumbres y de sus necesidades.

En las comunidades, como en los grupos sociales, los conflictos siempre están a la orden del día, por lo que tener una forma viable, pacífica y sobre todo certera de resolverlos es lo que necesitan las personas. Los miembros de comunidades no quieren una justicia ordinaria: desean una forma de arreglar sus problemas con alguien que en verdad les ayude y le tengan confianza. Por ello el líder juega un gran papel en la instauración de la mediación comunitaria.

En este sentido el uso de la mediación comunitaria funge como ese recurso o mecanismo social que posibilita a los miembros de la comunidad solucionar los conflictos por ellos mismos sin la necesidad de acudir a la justicia por parte del Estado.

Objetivos

Es importante mencionar que esta mediación comunitaria tiene como sustento las costumbres, el derecho consuetudinario y la sabiduría ancestral, por lo que la función del líder se convierte en un elemento de gran relevancia.

Esto derivado de que las personas en conflicto, al llevarlas con el mediador, no solo cuentan con su voluntad, sino es importante que tengan confianza y seguridad de que están ante una persona con experiencia, empática, que conoce su lengua y consciente de la realidad que se vive en el entorno, lo que posibilita aún más que los acuerdos a los que se llegan se cumplan cabalmente.

Así que la idoneidad del mediador comunitario es una tarea primordial, ya que además de las características y reconocimiento que debe poseer, sus acciones son tendientes, principalmente, a abrir espacios de comunicación entre las personas y los diversos sectores vinculados con la comunidad, como pueden ser las juntas parroquiales, los tenientes políticos y las autoridades municipales, locales y federales.

Como lo refirió la doctora Rigoberta Menchú, “un pueblo silenciado es más doloroso que un pueblo que habla y no se escucha. No hay cosa más triste que el silencio como regla sobre los pueblos”.

Tanto los pueblos como los grupos o comunidades tienen necesidades, y con la utilización y aplicación de la mediación en la solución de sus conflictos se ha demostrado que abrir los canales de comunicación es un camino idóneo en la mejor búsqueda de las respuestas y soluciones, ya que las personas pueden generar el restablecimiento de su relación con base en la confianza, el compromiso y, un punto importante, la participación activa de estos, así como de toda la comunidad o ciudadanía en la toma de decisiones, lo que trae como resultado un mayor sentido de pertenencia, empatía y solidaridad. Al final no solo se encuentran las soluciones sino que además se trabaja y se generan las condiciones para la mejor satisfacción de las necesidades de la población.

Finalmente, como ya lo hemos mencionado en otras entradas, el día que entendamos que lo diferente no resta sino suma, estaremos más cerca de alcanzar la concordia y una verdadera cultura de la paz. Todos los seres humanos en la búsqueda de objetivos en común en todos los sectores de la vida: salud, educación, economía, cultura, política, justicia, medio ambiente…