Las efemérides cívico militares para conmemorar el nacimiento de un país siempre revisten particularidades, sea por la coyuntura que vive cada o sociedad o bien, como es nuestro caso, por la relevante conmemoración del surgimiento de una de las principales instituciones del Estado, como lo es el Ejército mexicano.
Así, los discursos, los escenarios, los protagonistas y hasta los invitados adquieren un matiz peculiar, mismo que debe ser analizado para encontrar y reconocer las bases que hacen de México un país con evidentes potencialidades y con una ruta definida a seguir.
Desde el Primer Informe de Gobierno, el día 1, siguiendo con la gesta de los Niños Héroes el 13, así como la ceremonia de clausura e inicio de cursos del sistema educativo militar aquel mismo día, sin dejar de lado (¡faltaba más!) el Grito de la Independencia el 15 y el Desfile Militar del 16, podemos observar que se trata de un mes auténticamente patrio, pero que alcanza un relieve excepcional por tratarse del año en que el Ejército mexicano cumple 100 años de existencia.
Los discursos del presidente Enrique Peña Nieto y del secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos Zepeda, en la Plaza de Maniobras del Heroico Colegio Militar el pasado día 13, aludieron a la relevancia que tiene la educación de calidad para construir un mejor país.
El general Cienfuegos se refirió a cómo las aulas son el centro fundamental para la creación de ciudadanos responsables, patriotas y comprometidos con las causas del país, pero al mismo tiempo esas aulas fomentan la pluralidad, la expresión de la diversidad dentro de los cauces que la ley y las normas establecen.
Vocación
En efecto, la naturaleza de la democracia no se soporta sólo en el consenso, este es un procedimiento que en ocasiones se confunde con objetivo; la deliberación y la polémica son parte central de tolerancia entre todos los actores.
Sin embargo, los límites se establecen para atender y resolver los conflictos; no deben ser rebasados, pues es entonces que se convierten en un peligro para la vida cotidiana o bien pueden llegar a afectar de forma grave el desarrollo de la nación.
Así, el ámbito educativo, como tal, no debe llegar a ser un vehículo que divida a la sociedad. Menos aún convertirse en el medio o argumento para la confrontación.
Es una buena señal, sin duda, que en el Centenario del Ejército Mexicano el discurso del secretario de la Defensa Nacional tenga como eje temático a la educación, a la ciencia, a la tecnología, al desarrollo de las humanidades y de las artes. Aparte, desde luego, de los asuntos que le son inherentes a las Fuerzas Armadas y los principios axiológicos que le caracterizan.
Las visiones excluyentes o prejuiciadas respecto de las tareas de instituciones como el Ejército Mexicano gradualmente van cediendo paso a la vocación de servicio, como ahora lo demuestran en la aplicación en estos días del Plan Defensa Nacional III (Plan DN-III) en entidades como Guerrero, Veracruz y Michoacán, de las más afectadas por las lluvias torrenciales.
En el desfile militar, además del simbolismo que representa el hecho de que elementos de la Armada, Fuerza Aérea y Ejército hayan desfilado en agrupaciones mixtas, así como las demostraciones de avances tecnológicos (los aviones no tripulados y los radares portátiles), la presencia de 456 militares de 18 países desfilando para conmemorar el Centenario del Ejército Mexicano nos remite a la capacidad de la diplomacia militar desplegada. Todo un tema a analizar.