En su discurso pronunciado ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) el presidente Enrique Peña Nieto planteó una serie de posicionamientos a propósito del papel que debe guardar México en el complicado y cambiante entorno mundial: por una parte recordó que nuestro país ha tenido una amplia y sólida trayectoria en la promoción del diálogo y el entendimiento entre las naciones; por otra, reclamó para nuestra política exterior un mayor protagonismo que vaya en ese mismo sentido.
Al anunciar la reincorporación de México a las Operaciones de Mantenimiento para la Paz propició, y con razón, un intenso debate que deja ver con claridad el poco reflexivo papel de los análisis que sobre dichos temas hay en nuestra opinión pública.
La primera e intempestiva reacción fue suponer que el anuncio era el preludio para que integrantes de nuestras Fuerzas Armadas fueran desplazados con todo y armamento a alguno de los escenarios donde se despliegan los conocidos Cascos azules de la ONU.
También, como consecuencia de lo anterior, se elaboraron hipotéticas situaciones respecto de las consecuencias que esto tendría para el país.
Cabe destacar que si bien el presidente de la República en turno es el comandante supremo de las Fuerzas Armadas, es el Senado de la República el que autoriza o no la salida de tropas del territorio nacional. Esto una vez que se hayan cubierto las exigencias del Derecho y la diplomacia internacionales en cuanto a la aprobación unánime del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la aceptación del gobierno en donde se aplicará la Misión de Paz, así como el establecimiento de la cadena de mandos militares que se hacen cargo de las operaciones bélicas.
Por otra parte, de fundamental consideración resulta el hecho de que dentro de las Operaciones de Mantenimiento para la Paz existen las que se denominan Misiones de Interposición, que se asignan exclusivamente a personal militar armado con la función de separar o impedir acciones beligerantes entre los grupos en conflicto. Es decir: los Cascos azules no tienen una función ofensiva sino de contención y preservación de espacios neutrales entre los bandos confrontados, como sucede con los militares filipinos ubicados en la frontera entre Siria y Líbano.
Variables
El presidente Peña Nieto refirió con claridad que la participación de México se dará en el no menos sustancial papel de apoyo a la población en situaciones de desastre. Esta posibilidad, que ya se ha concretado en escenarios precedentes, le devolvería al país una visibilidad relevante para hacer proporcional sus aportaciones financieras a las Naciones Unidas y su sana capacidad de influencia en el contexto mundial.
Participar en tareas humanitarias en Operaciones de Mantenimiento para la Paz requiere de personal altamente calificado en las actividades a desarrollar y contribuye al entendimiento entre las partes para evitar daños a la población, como son desplazamientos forzados, hambruna y epidemias.
Pero el presidente, de manera explícita, también hizo alusión a la serie de requisitos previstos por las legislaciones nacional e internacional para que México pueda actuar en las tareas humanitarias. La preservación del territorio e intereses nacionales ante los antagonismos contemporáneos, entre los que destacan el terrorismo y los asaltos informáticos, sin duda fueron variables para reforzar la capacidad diplomática de nuestro país para los siguientes años.