El pasado lunes 21 —aunque por ley fue el 20 en una ceremonia privada—, el presidente Barack Obama juró el cargo para otros cuatro años. Desde la Segunda Guerra Mundial, sólo el republicano George Bush (padre) y antes el demócrata James Carter no han logrado la reelección. Es decir: es una tendencia predominante que el mandatario de ese país dure en el ejercicio de las funciones ocho años.
Cada caso, desde luego, tiene sus peculiaridades y circunstancias. El de Obama, sin duda, se refiere a las causas liberales, mismas que mencionó abiertamente en su discurso: la igualdad en el trato a los homosexuales, a las mujeres, a los inmigrantes y la plena protección a los derechos de la infancia, han centrado de forma explicable la atención de los analistas y comentaristas.
Amparado en la figura de Martin Luther King, el jefe de la Casa Blanca recordó (en el ambiente también se sintió la nueva película sobre Lincoln) que la igualdad es la principal tarea pendiente de la sociedad estadunidense.
Y dado que se trata de un discurso muy cuidado para la ocasión, debe leerse con calma y analizarlo en cada una de sus afirmaciones, así como la secuencia de los argumentos.
Es evidente la preocupación por el control de armas de asalto, que a pesar de que no fue citada de manera explícita, al referirse Obama a las garantías de seguridad para las niñas y los niños no hay ninguna duda de que el esfuerzo legislativo que recién comenzó tiene que ver con esa polémica medida.
Otro elemento, fundamental para México, es el que se refiere a la migración. Estados Unidos, recordemos, es una nación de inmigrantes. Desde su fundación ha sido una sociedad generosa en recibir a millones de personas que buscan una mejor calidad de vida. En las últimas generaciones la atmósfera de asimilación se ha debilitado sustancialmente; ha crecido, en cambio, el rechazo al extraño. Este sentimiento ha sido impulsado por los atentados de septiembre de 2001 y agudizado por la crisis económica de 2008-2009. La presencia de tantas personalidades de ascendiente hispano en la ceremonia del lunes es una evidencia de la relevancia que tendrá para estos cuatro años la política migratoria.
Frentes
Otra parte relevante del discurso de Obama fue cuando se refirió a la misión que tiene su país para resguardar y fortalecer la libertad en el mundo. Como sabemos, el principal enemigo de la libertad es el terrorismo y, un paso atrás, le sigue el crimen organizado trasnacional.
Ambos antagonismos de la paz y el desarrollo están ubicados como los enemigos a someter.
De nueva cuenta, inferir esta conclusión nos conduce al terreno de la relación bilateral con nuestro país. Sobre todo por las condiciones de creciente violencia, a decir del FBI, ligada al tráfico de enervantes en los estados fronterizos con México.
El mensaje, básicamente, fue dirigido hacia el interior de su país. A la ciudadanía que le ha ofrecido 51% de aceptación, muy por encima de 18% que tienen los republicanos como partido en el Congreso. Con esa sólida y amplia ventaja, el presidente Barack Obama puede iniciar la batalla también en otros frentes, como son la cobertura de los programas de salud pública y la reestructuración del sistema de pensiones.
La dinámica económica en el país comienza a cambiar; hay un leve repunte en la generación de empleos y la confianza del consumidor también ha aumentado. Para cerrar, iniciará con un nuevo equipo, más afín y ya sin la necesidad de cubrir facturas o compromisos. Ahora sí, y en función de su discurso de juramento del cargo, se verá un gobierno más social. Eso indican, al menos, las variables de análisis.