El realismo político

Con el realismo político también surgieron la geopolítica y la geoestrategia.

Javier Oliva Posada
Columnas
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Reunión con Merkel
Foto: AP

También conocido como Realpolitik, este es un concepto que tiene su origen en el idioma alemán y se refiere a cómo Otto von Bismarck, canciller de Alemania de 1871 a 1890, logró la unificación de los territorios que le permitieron a su país emerger como una sólida potencia: ya fuera mediante la guerra, la disuasión, las negociaciones y otros procedimientos, se trataba de conquistar el objetivo para la creación de una determinada unidad nacional.

Con el realismo político también surgieron la geopolítica y la geoestrategia. Estos y otros interesantes temas, John Bew los aborda a profundidad en su libro Realpolitik. A history, publicado hace un par de semanas por la Universidad de Oxford y que se encuentra hoy en la mesa de novedades.

Bew enseña historia y política internacional en el Departamento de Estudios de la Guerra en el King’s College London.

Este es su quinto libro, el cual ha ido generando interés y debate a propósito de las fuentes y argumentos que presenta para señalar cómo y por qué el realismo político está de nuevo en el centro de las negociaciones internacionales.

A lo largo de las 355 páginas el autor trata al detalle el surgimiento, construcción, desarrollo y aplicación de los principios del poder llevados a las relaciones internacionales, que desprovistos en una primera fase de ideología propician un natural conflicto entre los Estados.

En una segunda etapa los argumentos ideológicos cobran forma para sumar una variable muy importante en los posicionamientos en las negociaciones soberanas entre potencias o países vecinos: siguiendo la huella del realismo político, el profesor Bew no vacila en señalar que este es el fundamento y guía de la política exterior de Estados Unidos, al que por cierto le dedica un capítulo completo (de cinco en total).

Etapa

En este punto puedo referir las raíces y trayectoria de la filosofía pragmática estadunidense que tiene en William James a uno de sus principales exponentes y que, sin sorpresa alguna, muestra por qué el realismo político pudo ser rápidamente incorporado a la lógica expansionista de la política exterior de ese país.

La explicación de la puesta al día del realismo político puede encontrarse en dos grandes afluentes: la desaparición de disputas con definiciones ideológicas como principio, y la segunda, la incesante búsqueda de acceso a recursos naturales no renovables como garante de poder e influencia internacional.

A la desaparición del llamado socialismo real, encabezado por la Unión Soviética, la ideología como fundamento de los conflictos en primera instancia desapareció también. Con ello también se diluyó la posibilidad de alianzas entre gobiernos para defender tal o cual posición a pesar de las distancias o diferencias entre regímenes. Hoy los Estados y sus gobiernos reivindican por principio las posesiones geográficas terrestres y/o marítimas, y con esto las aéreas. Disputas por peñascos, islotes, desembocaduras de ríos, montañas, lagos, entre otros accidentes geográficos, hoy marcan la nueva etapa del pragmatismo político.

Por ejemplo, los conflictos de aguas limítrofes entre China, Japón, Corea del Sur, Vietnam y varias naciones más del sudeste asiático se dan con base en los reclamos de islotes deshabitados que se ubican en el Mar de China. Llamados en japonés Senkaku, en chino Diaoyu y por Taiwán, Tiaoyutai, puesto que a partir de su posesión se amplía el radio de exclusividad marítima y de pesca.

Todo esto nos explica por qué el realismo político está de vuelta.