SOLUCIÓN A LOS DERRAMES MARÍTIMOS DE PETRÓLEO

“Aglomerar y desplazar el petróleo hasta un buque tanque para recuperarlo”.

J. Alberto Castro
Columnas
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El pasado 4 de octubre se reportó un derrame de petróleo en la costa del sur de California: aproximadamente tres mil barriles (unos 126 mil galones) de crudo de posproducción se mezclaron con las aguas del Océano Pacífico.

La fuga ocurrió a ocho kilómetros de la costa de Huntington Beach y el petróleo pronto comenzó a llegar a las costas de esa ciudad de 200 mil habitantes.

Se estimó la extensión de la mancha de petróleo en 5.8 millas náuticas: iba desde el muelle de Huntington Beach hasta Newport Beach.

Como ocurre en la mayoría de estos desastres ecológicos, luego del derrame aves y peces comenzaron a aparecer muertos en la costa. Los paseantes de las playas de Huntington y Newport también se percataron de las arenas y las rocas marinas ennegrecidas por el crudo.

Después de dos días de incertidumbre se supo que el petróleo provenía de Platform Elly, un oleoducto operado por Beta Offshore, subsidiaria californiana de Amplify Energy Corporation.

Traemos a cuento esta historia porque en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán (UNAM) la doctora Yolanda Marina Vargas Rodríguez creó una novedosa técnica, la cual consiste en el desarrollo de nanotubos de haloisita y magnetita que tienen la propiedad de propiciar la recuperación de petróleo de las aguas del mar sin contaminar el ecosistema marino ni el aire de la atmósfera.

Este hallazgo excepcional con consecuencias directas en la regeneración de las aguas oceánicas luego de derrames y fugas de ductos de petróleo viene precedido de otro importante descubrimiento en torno del agua. En una larga investigación de casi ocho años, la doctora Vargas y su equipo del Laboratorio 11 Nanomateriales y Catálisis desarrollaron y probaron los mencionados nanotubos de mineral de arcilla, llamado haloisita, y de uno que genera magnetismo, magnetita, con los cuales lograron absorber (retener en su superficie moléculas o sustancias) contaminantes del agua como bacterias, sustancias radiactivas, virus, parásitos, fertilizantes, pesticidas, fármacos, nitratos, fosfatos, plásticos y desechos fecales.

La efectividad de este procedimiento facilita la detección y la succión de los contaminantes que pueden ser absorbidos para reducir la polución de cuerpos de agua. En un proceso totalmente natural los nanotubos de haloisita y magnetita funcionan maravillosamente para atraer y retener sustancias dañinas de las aguas residuales contaminadas.

De tal magnitud es la relevancia de este hallazgo, que la UNAM obtuvo la patente en 2021, la cual se registró con el nombre de Nanocomposito magnético, su proceso de síntesis y proceso de recuperación de petróleo o aceites del cuerpo de agua. Para alcanzar este derecho exclusivo la doctora Vargas trabajó cuatro años en colaboración con Adolfo Obaya Valdivia y Guadalupe Iveth Vargas Rodríguez, de la FES Cuautitlán, así como José Álvaro Chávez Carvayar, del Instituto de Investigaciones en Materiales.

Contactada por Vértigo la ingeniera química sostiene que los nanotubos de haloisita funcionan para varias situaciones. Por ejemplo, en la industria textil se puede usar como un filtro para limpiar grandes cantidades del líquido. Simplemente se deposita en la cisterna cierta cantidad de la haloisita que actúa de inmediato. Por sus características también puede beneficiar a farmacoquímicas y hospitales.

Impacto mundial

Motivada por buscar una salida a los derrames de petróleo, cuyo primer impacto es la formación de una película sobre la superficie marina que impide la entrada de la luz en el agua, Vargas primero descubrió que lo más adecuado para remover el crudo era utilizar materiales magnéticos y contar con componentes benignos, como la magnetita, que no contamina.

La científica explica que existen tres opciones para rescatar los hidrocarburos: la más común es usar tensoactivos, detergentes que se disuelven pero dejan burbujas y partículas tóxicas en el mar que permanecen y repercuten en la cadena alimentaria, ya que los peces lo ingieren y después llegan al consumo humano. También perjudica o acaba con la vida de los animales marinos que se zambullen o salen a la superficie, porque se les adhiere y obstruye las vías respiratorias.

Otra es quemarlo, lo que provoca mayor contaminación ambiental debido a las partículas de dióxido de carbono, azufre, etcétera.

Por ello la más viable es la lograda por la UNAM a partir de la recuperación magnética.

Cuenta la investigadora pormenores de su indagación. Recuerda que una vez logrado el nanocomposito lo evaluó con los diferentes tipos de petróleo que hay en el país. Antes formó un ferrofluido y le aplicó el campo magnético. El resultado fue que con los hidrocarburos más viscosos (los más difíciles de recuperar) funcionó mejor, ya que “permite recoger la mancha; el petróleo se extiende mucho, pero la va recogiendo y la podemos ir desplazando hacia donde lo vamos a recuperar”, describe la académica.

En un inicio evaluó la magnetita con nanotubos de carbono, pero su síntesis resultó compleja y cara; en contraste, con la haloisita se redujeron los costos, ya que ambos son naturales. La magnetita es un material superparamagnético y gracias a esta característica se puede recuperar el combustible.

Cuando se recobra se puede reutilizar, ya que se emplea poco material magnético y aunque queden algunos residuos permanecen en los asfaltenos (compuestos químicos orgánicos del hidrocarburo crudo). Por tanto, es factible procesarlo o destilarlo.

Esto haría asequible absorber, aglomerar y desplazar el petróleo hasta un contenedor de un buque tanque para poder recuperarlo. Igualmente este recurso originado en la nanociencia se podría utilizar para quitar manchas de petróleo en las rocas y las playas.

De acuerdo con la doctora en Ciencias Químicas los nanotubos de haloisita y magnetita en la síntesis que logró su laboratorio se convertirán en una herramienta y método eficaz para recuperar el petróleo derramado accidentalmente en el mar. Lo trascendente es que hablamos de un proceso químico no contaminante, económico y rápido.

Por ello la innovadora universitaria se siente muy orgullosa de su invención centrada en beneficiar al medio ambiente y dar solución a algunos de los problemas que se presentan con los derrames marítimos del carburante. También confía en que habrá alguna empresa interesada en adquirir la patente para explotar este procedimiento, que puede tener un impacto mundial.

RECUADRO

Después de un derrame de petróleo

Si hablamos de ecosistemas de fondos marinos o de zonas costeras, en algunos casos su recuperación puede llegar a demorar hasta un siglo.

Hay ecosistemas que se pueden recuperar de una manera más rápida porque son más dinámicos.

Lo normal es que si el vertido no es enorme el ecosistema se recupere en diez o 20 años.

Pero si el vertido penetra el sustrato marino, en la arena y el fango, tardará más en descomponerse y en recuperarse.

Fuente: Oceana Europa