Entre las innovaciones más sorprendentes de la robótica sobresalen sin duda los robots repartidores de paquetes y de comida: con la pandemia muchas compañías de logística encargadas de repartir paquetes y también las de comida rápida se vieron obligadas a probar distintos tipos de robots creados con este propósito por las firmas tecnológicas.
Hasta ahora empresas trasnacionales como Starship, Kiwi y Amazon experimentan con esta tecnología.
Por ejemplo, la empresa de Jeff Bezos tiene el Amazon Scout, el nuevo robot repartidor que circula por calles y banquetas del idílico vecindario en el condado de Snohomish, estado de Washington, en Estados Unidos.
No es disparatado que en el futuro llegue a nuestra puerta un robot con ruedas a entregarnos un paquete con un aparato electrónico, comida o algún medicamento. Sin embargo, una realidad así todavía es lejana. Aunque todas estas empresas de robótica han encontrado las mismas soluciones, la verdad es que se hallan estancadas en el mismo punto. Porque el reto es construir una flota de robots que sean lo más barato posible de fabricar, sin sensores costosos que disparen los precios y con los recursos computacionales más bajos, pero eso sí, garantizando seguridad y funcionamiento.
Lo central es que el uso de robots sea más barato que el empleo de seres humanos, además de un modelo de reparto confiable y seguro. Se prevé que los robots repartidores circularán por las aceras, en lugar de las calles, lo que plantea retos diferentes a los que se enfrentan los coches autónomos. Los automóviles se mueven a lo largo de los carriles y no cambian de dirección con demasiada frecuencia, mientras que los humanos a menudo se detienen abruptamente en la banqueta y son infinitamente más impredecibles.
Otro desafío para los robots repartidores son los obstáculos que puede encontrar al circular, como bolsas de basura, cajas de pizzas, muebles urbanos, coladeras destapadas, postes, etcétera, que deben tener en cuenta porque si además de personas tienen que esquivar perros, patinetes eléctricos, bicicletas, patinetas y sillas de ruedas, esto introduce más elementos que complican la circulación. A menos que contara con un sofisticado módulo de detección de objetos… lo que encarecería el robot y ya no sería rentable.
Todo esto viene a cuento porque un grupo de jóvenes ingenieros en la Escuela Superior de Cómputo (ESCOM) creó el primer mensajero autómata, un robot cargado de paquetes de documentos e ingenioso desde el nombre: Memoso.
En efecto, hablamos del primer robot de servicio de creación politécnica, diseñado, construido y programado completamente con el talento innovador de Guillermo Ramírez Olvera, Edmundo Josué Sánchez Méndez, Genaro Juárez Martínez y Luz Noé Oliva Moreno, todos ellos formados en la ESCOM y quienes recién obtuvieron su título de licenciatura gracias a este desarrollo.
Memoso es un robot prototipo que principalmente tiene el propósito de poder entregar paquetes en un edificio con distintas áreas de oficinas. Posee la capacidad de cuatro tipos de movimientos: avanzar, retroceder, orientarse a la derecha o a la izquierda. Entre otros elementos, y como parte del sistema, cuenta con un algoritmo seguidor de rutas; de forma básica busca siempre un componente de ruta y en caso de no encontrar uno de manera directa, de forma lógica busca el siguiente al recordar por dónde pasó en ocasiones anteriores.
Creado con modestos recursos, el robot ya ha sido probado con éxito. Puede llevar de un punto a otro una carga de papelería de hasta cinco kilos, gracias a su programación inspirada en un hongo propio de los bosques tropicales, el Physarum polycephalum.
Precisamente ese organismo se extiende en los suelos cuando detecta nutrientes y siempre busca rutas eficientes. El algoritmo sigue ese mismo principio para ayudar al robot a llegar a su destino identificando la mejor ruta.
Contactado por Vértigo, Sánchez Méndez, uno de los inventores del autómata, comparte: “El algoritmo sí se ha usado con robots, pero no con la finalidad de entregar un paquete, sino que nada más para seguir la ruta. La innovación que tiene Memoso es que se usa para entregar paquetes y funciona también como un algoritmo en tiempo real”.
Para llegar a la versión final del robot —inicialmente denominado viajero— se produjeron tres prototipos, cada uno de ellos con una mejora sustancial respecto del anterior, luego de ajustar y cambiar motores y controladores, crear una caja de cambios, incorporar un giroscopio y una larga lista de modificaciones. Y así se llegó a una tercera y final versión del robot ahora mensajero.
En esta versión solamente se agregó una caja de acrílico para poder almacenar los paquetes a enviar; también se añadió un pequeño sistema de pasador automático para garantizar que la caja sea abierta solamente por la persona destinataria.
Resulta curiosa la historia de cómo los jóvenes innovadores definieron el nombre de su robot mensajero. Resulta que a Guillermo generalmente le dicen Memo, mientras que el apodo de Edmundo Josué es el de Oso: combinaron ambos y surgió Memoso.
A estos ingenieros avezados en robótica y sistemas de cómputo aplicar el modelado del Physarum polycephalum a su robot les permitió contar con una máquina inteligente que siempre es capaz de obtener al menos una solución y dicha solución puede diferir de otras; esto ayuda a ver cómo el robot mensajero se concentra en buscar soluciones aplicadas que podemos ver como rutas a seguir en un terreno. Los sensores ultrasónicos contribuyen además a detectar obstáculos que permiten al autómata reaccionar en tiempo real y generar nuevas rutas, teniendo así un gran potencial de aplicación para este tipo de entidades.
Para el desplazamiento de la máquina robótica es necesario hacer un manejo de coordenadas y la confección de mapas. Aunque parezca increíble Memoso va almacenando en su memoria las diferentes coordenadas y los mapeos de navegación, de tal suerte que en el caso de encontrar algún obstáculo pueda hacer una nueva ruta con base en esos datos almacenados.
De acuerdo con sus inventores, “el robot mensajero funciona 100%, con su mapa procesado virtualmente; nada más le damos el punto de inicio, el propio robot por sí solo y autónomamente ya puede distinguir los caminos”.
Por supuesto, Memoso cuenta con su respectiva conexión a una página web con la finalidad de que los usuarios puedan hacer uso del robot para el envío y recepción de paquetes.
Cabe aclarar que el robot mensajero también surgió de una colaboración entre la ESCOM y un laboratorio de la Universidad del Oeste de Inglaterra. Sus creadores ahora buscarán patentar el algoritmo y al mismo tiempo llamar la atención de una poderosa empresa fabricante de robots en el mundo.
Fabricantes de robots más poderosos
El mercado mundial de la robótica industrial lo dominan en gran medida empresas japonesas y europeas. ABB, The Yaskawa Electric Corporation, Midea Group (KUKA), The Fanuc Corporation y Kawasaki Heavy Industries son líderes en este segmento.
Los principales fabricantes de robótica industrial del mundo son:
1. ABB.
2. The Yaskawa Electric Corporation.
3. Midea Group (KUKA).
4. The Fanuc Corporation.
5. Kawasaki Heavy Industries.
6. Epson Robots.
7. Stäubli.
8. Nachi Fujikoshi Corporation.
9. Comau.
10. Omron Adept Technology Inc.