LA MAREA DE PLÁSTICOS POR COVID-19 AMENAZA A ESPECIES Y MARES

“La contaminación por plástico es un gran problema, pero aún se pueden implementar soluciones”.

J. Alberto Castro
Columnas
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La pandemia de Covid-19 agrava de manera dramática el problema de los plásticos que llegan a los océanos debido al aumento del uso y la eliminación inadecuada de productos plásticos y residuos, entre ellos mascarillas, equipos de protección personal y envases descartables, caretas, botellas y guantes, además de empaques de plástico de comida y otros productos a domicilio.

Una marea de plástico que inunda calles, vertederos, ríos e inevitablemente los mares representa un serio peligro para los ecosistemas, la salud y la economía.

El asunto no es trivial porque “más de 70% de los desechos plásticos del planeta se encuentra en los océanos, lo cual provoca que una enorme cantidad de microplástico contamine los ecosistemas marinos, motivo por el que se origina una alerta internacional por alimentos del mar contaminados”.

La contaminación por plásticos “ya era una de las más grandes amenazas a nuestro planeta antes del coronavirus. Sin embargo, el rápido aumento en el uso diario de ciertos productos que ayudan a proteger a las personas y a detener la propagación del virus incrementa exponencialmente los desechos de plásticos causantes de graves riesgos ambientales”, manifiesta Jonathan Muthuswamy Ponniah, científico del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

En entrevista para Vértigo acentúa que “estamos ante un fenómeno preocupante: por cada cama ocupada por un paciente de Covid-19 en los hospitales se generan al día entre 2.69 y 3.95 kilogramos de desechos plásticos”.

Profesor-investigador del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CIIEMAD), el especialista asevera que la necesidad de cubrebocas elaborados con fibras plásticas, los envases de alcohol en gel, artículos médicos y los plásticos utilizados para aislar determinadas áreas en hospitales, comercios y hogares dispararon la producción de plástico en el planeta, la cual “creció de doce a 15 veces más, al comparar con los registros que se contaban hasta antes de la pandemia de Covid-19, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo”.

El investigador originario de Chennai, India, quien tiene once años como catedrático e investigador del IPN, ratifica que el cubrebocas desechable que utilizan las personas para protegerse del contagio de SARS-CoV-2 puede tardar más de 20 años en degradarse. “Hay estudios internacionales que registran una gran cantidad de plásticos y tapabocas flotando en el mar; también se encontraron entre 70 u 80 mascarillas en un metro cuadrado en algunas playas turísticas”.

Muthuswamy cita a la consultora Grand View Research, la cual sostiene que las ventas globales de mascarillas desechables se incrementaron de 800 millones de dólares en 2019 a 166 mil millones en 2020.

Trae a cuento otro fenómeno que detonó la producción de plástico en el mundo: las cuantiosas ventas electrónicas que se realizaron durante el confinamiento, toda vez que los envoltorios son en su mayor parte de plástico y cartón. Para él 2020 será el año de la pandemia de Covid-19 y del plástico (material contaminante e indestructible). “En 2050 seremos recordados por las próximas generaciones como los autores de uno de los picos más elevados en la contaminación por plásticos de nuestro planeta. Esperemos no sea una tragedia comparable al accidente nuclear de Chernóbil, pero no estamos lejos”.

Aún es reversible

Doctor en Geología por la Universidad de Madras, India, relata: “Cada vez se producen más objetos de plástico, como platos, vasos, botellas, utensilios, bolsas. Cuando nos deshacemos de ellos pueden acabar en un basurero, ser incinerados o reciclados. Sin embargo, debido a la acción del viento y la lluvia estos residuos también pueden llegar al mar incluso cuando los tiramos a la basura. Los desechos de plástico que llegan a los océanos generan microplásticos que afectan a los ecosistemas marinos y, sobre todo, a los peces, porque confunden estos materiales tóxicos con alimento”.

Precisamente su equipo de investigación realiza estudios de contaminación por microplástico en agua y sedimentos de playas turísticas, porque en estos lugares se desecha una gran diversidad de plásticos (Huatulco, Oaxaca; La Paz, Baja California Sur; en las playas quintanarroenses de Cancún, Tulum y Chetumal; Acapulco, Guerrero; y Tecolutla, Veracruz).

Los microplásticos, describe, son piezas de desecho plástico de entre 0.3 y 0.5 milímetros considerados altamente contaminantes. Explica que estos diminutos fragmentos provienen de plásticos grandes (bolsas y diversos objetos), fibras (telas) y granulados. “Los microplásticos se separan de los plásticos grandes por diversas causas como la lluvia, la temperatura y el cambio de ph en el ambiente”.

El objetivo de su investigación es crear una base de datos sobre los tipos de contaminantes y el nivel de microplástico en las playas mexicanas, lo cual ayudará a contar con parámetros precisos sobre este fenómeno. Señala que también prevén un estudio sobre los intestinos de los pescados comerciales, para detallar el proceso de contaminación por microplástico de los ejemplares que más se consumen en diversas regiones del país.

Los microplásticos, dice, no se pueden apreciar a simple vista, sino que se deben utilizar el microscopio y otros procedimientos científicos para detectar en ellos muchos contaminantes tóxicos y metales pesados.

Subraya que los envases plásticos de comida superan a las colillas de cigarrillos como la basura más abundante en las playas. Desde 2017 el empaquetado plástico ocupa el primer lugar en la cadena de residuos mundial; el humilde filtro de cigarrillo pasó al puesto número dos, con 4.2 millones de colillas recogidas. Los envoltorios de comida son punteros en la lista, con más de 4.7 millones de envoltorios individuales recogidos.

También indica que el tema de contaminación por microplástico y metales tóxicos mortifica a científicos de Ecuador, Colombia, Malasia, India, Sudáfrica y Etiopía, entre otros. “Hemos intercambiado información y conocimiento sobre este fenómeno que no respeta fronteras. Es un problema preocupante porque a grandes profundidades del mar se encuentran bolsas de plástico”, añade.

Con especializaciones en Geoquímica Costera y Geología Ambiental y Tsunamis, asevera que de acuerdo con artículos especializados las consecuencias que pueden tener las personas por el consumo de pescados contaminados con microplástico derivan en cáncer.

Por las corrientes y la circulación del agua en los océanos, comenta, se forman grandes bloques que se constituyen en enormes islas flotantes de desechos y contienen incalculables cantidades de plástico.

“La contaminación por plástico es un gran problema, pero aún se pueden implementar soluciones. Las nuevas generaciones de científicos pueden enfocar sus proyectos de investigación al tema del reemplazo de los plásticos que usa la sociedad con otros materiales más amigables con el ambiente. También se puede trabajar en nuevas tecnologías en la degradación de plásticos y la recolección de desechos”, propone el estudioso del Sistema Nacional de Investigadores.

Reflexivo, piensa que para tratar el problema del aumento del tonelaje de los desechos plásticos vertidos a los mares es necesario que exista un cambio radical en el modo en que se fabrica, se usa y se desecha este material.

“Los pasos para revertir esta situación incluyen convencer a los fabricantes de disminuir la producción de plástico virgen; convocar a cientos de millones de personas como voluntarias para limpiar las playas; desentendernos de los plásticos de un solo uso y separar la basura inorgánica de la orgánica; y exhortar a todos los habitantes del planeta a que consuman productos elaborados con materiales biodegradables”, concluye.

RECUADRO

Planeta plástico

Puede permanecer casi intacto durante siglos.

Los microorganismos difícilmente lo van a degradar.

Los plásticos degradados son una fuente importante de Gases de Efecto Invernadero.

Cada año 13 millones de residuos plásticos llegan a los océanos a nivel mundial.

Si no mejora la gestión de desechos, para 2030 habría 99 millones de toneladas de restos plásticos en el medio ambiente.

40% del plástico que se fabrica en la actualidad corresponde a envases desechables.

Se encontraron ya plásticos a diez mil metros de profundidad en la Fosa de las Marianas, en el Océano Pacífico.

80% de los residuos que encontramos en el mar proviene de tierra, mientras que 20% restante de la actividad marítima.

Anualmente más de un millón de aves y más de 100 mil mamíferos marinos mueren por la ingesta de microplásticos.

Los envases plásticos de comida, los envoltorios de caramelos y las bolsas de papas es la basura más encontrada en las playas, superando por primera vez a las colillas de cigarrillos.

En 2019 se recogieron más de 20.8 millones de toneladas de basura de las playas de 116 países.