La primera línea de batalla contra el Covid-19 es la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI): ahí los pacientes luchan por sobrevivir con la asistencia de sofisticadas máquinas que los ayudan a respirar y a que su cuerpo realice otras funciones básicas. Los aparatos también se encargan de administrarles fármacos.
Como aún no hay un tratamiento probado para el coronavirus la función clave de estas unidades es suministrar oxígeno suficiente a los pulmones del paciente mientras su sistema inmune combate al virus. Por su lado el equipo médico se sobrepone al miedo del posible contagio y en medio de una nube de SARS-CoV-2 intenta gestionar, de la mejor manera posible, el tratamiento y los cuidados más idóneos para sacar adelante a los pacientes.
El doctor Guillermo Prado Villegas trabaja sin descanso en la Unidad de Terapia Intensiva Covid del Centro Médico Nacional La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Con valentía el especialista en cirugía cardiotorácica dirige su esfuerzo a evitar que sus pacientes empeoren y lleguen a una insuficiencia respiratoria que los orille a la muerte.
Además de atender la urgencia de casos extremos de coronavirus Prado observa, estudia y analiza todo lo que sucede en la unidad porque investiga y quiere entender las consecuencias a medio y largo plazo de esta sorpresiva enfermedad.
Contactado por Vértigo urge a la población a buscar “atención médica temprana, aunada a estudios de tomografía del tórax, imprescindibles para el diagnóstico oportuno” de Covid-19, porque “permiten apreciar cambios pulmonares característicos de la neumonía atípica, así como afecciones cardiacas, aun en pacientes asintomáticos o la de aquellos que dan pruebas negativas de detección del SARS-CoV-2 y sin embargo tienen síntomas muy claros de una afectación pulmonar en curso de agravarse”.
También investigador de la Escuela Superior de Medicina (ESM) comparte que las tomografías son herramientas de gran utilidad (muestran el daño generado por SARS-CoV-2) para una atención médica que no debe demorar en ninguna circunstancia, porque “tenemos gente convencida de solo pasar por un cuadro faríngeo, gripe o tos habitual y en realidad cursan una enfermedad grave, tienen neumonía atípica, destrucción del tejido pulmonar, bullas (espacios que carecen de pared epitelial), neumotórax, abscesos, paquipleuritis y diversos grados de fibrosis pulmonar”.
Formado como médico y cirujano en la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea y en la Universidad Nacional Autónoma de México, cuenta que “la mayoría de los pacientes traen síntomas muy severos al solicitar atención hospitalaria expedita; ante esta circunstancia no es operativa una prueba de detección PCR que en 48 horas arrojará resultados. Por ello, y ante la urgencia, cobra importancia el diagnóstico clínico inicial más la radiografía de tórax y la tomografía axial computarizada de tórax. Estos estudios de manera oportuna nos permiten tener evidencia, junto con el cuadro clínico, de que un paciente tiene o no la enfermedad SARS-CoV-2, neumonía atípica o Covid-19”.
Dice que en estos ocho meses de pandemia ha observado cómo el uso oportuno de la tomografía permite un diagnóstico temprano y pondera que esta da muchos datos de la neumonía que afecta al paciente. Además ayuda a decidir la rápida hospitalización de la persona con signos graves y el manejo anticipado y oportuno de la neumonía Covid-19 que contribuye a reducir por completo la morbilidad y mortalidad asociada de la enfermedad.
Fibrosis pulmonar: mayor secuela
De cómo se afronta el Covid-19 sin un fármaco creado específicamente para desactivar al virus SARS-CoV-2, el especialista detalla que el uso de esteroides por vía intravenosa a dosis de seis a ocho miligramos de dexametasona por día han reducido de manera considerable la enfermedad. De igual forma han administrado azitromicina. Algunos antipalúdicos como la cloroquina y la hidroxicloroclina benefician a ciertos pacientes. También han aplicado anticoagulantes, entre ellos enoxoparina, dexametasona y metilperlitisona. Según él este arsenal farmacológico ha reducido por completo la mortalidad entre los pacientes de coronavirus que acuden al Centro Médico Nacional La Raza.
Del daño que el Covid-19 provoca en casos críticos señala complicaciones pulmonares de alto riesgo, como el neumotórax espontáneo (el pulmón revienta de manera espontánea y ocasiona la salida de aire), que desata un cuadro respiratorio de insuficiencia grave. También se dan situaciones alarmantes de fibrosis pulmonar, una enfermedad crónica caracterizada por el daño al tejido pulmonar y la formación de cicatrices.
“La cicatriz llena el espacio, pero no tiene la misma elasticidad, las mismas características, que el tejido original”, explica Prado.
De ahí que el pulmón se expanda menos o con mayor dificultad, con la consecuente pérdida de la eficacia en cuanto al intercambio gaseoso. Junto a la capacidad respiratoria reducida se producen la disnea y la fatiga.
Vaticina que en los próximos años seguiremos lidiando con el Covid-19 porque permanecerá y dejará muchas secuelas en los sobrevivientes; algunos tendrán fibrosis pulmonar severa y necesitarán un trasplante de pulmón. Será imprescindible un programa de trasplante pulmonar inexistente en nuestro país.
A partir de lo observado en la UCI sostiene que las personas de más de 80 años tienen una alta mortalidad. En cuanto a padecimientos asociados en primer lugar figuran las personas obesas con un peor desenlace. En segundo lugar los pacientes hipertensos y en tercero los diabéticos. Es conocido que estas tres enfermedades suelen coincidir, por lo que este grupo (hipertensos con sobrepeso y diabetes) sería el de la afección más importante.
Asimismo comenta que mueren más hombres que mujeres por Covid-19 y definitivamente hay la tendencia de una mayor presencia de neumonía atípica en varones: “En efecto la mujer, a diferencia del hombre, durante su vida fértil es protegida por los estrógenos; la posibilidad de engendrar hijos y su perfil hormonal le confiere una gran protección contra enfermedades de carácter cardiovascular y torácico, en particular los eventos trombóticos. La neumonía atípica Covid-19 es un fenómeno microtrombótico para el cual las mujeres están más protegidas, porque son menos propensas a los infartos”.
Categórico afirma que necesitamos una vacuna efectiva de prevención y un antirretroviral específico para combatir y destruir al virus.
RECUADRO
Sindemia: enfermedades crónicas y Covid-19
“El surgimiento y superposición del SARS-CoV-2 con un aumento global sostenido de afecciones crónicas como la obesidad y la diabetes —además de riesgos ambientales adicionales como la contaminación del aire— han exacerbado el número de muertes por coronavirus”, señala el estudio Carga global de la enfermedad publicado en The Lancet.
Los autores del ensayo analizaron 286 causas de muerte, 369 enfermedades y lesiones y 87 factores de riesgo en 204 países y territorios para ofrecer una visión sobre la salud subyacente de la población mundial y el impacto del Covid-19.
El estudio descubre que las principales causas de mala salud en personas de 50 años o más en todo el mundo eran la cardiopatía isquémica, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes. En las personas más jóvenes (de 10 a 49 años) predominaron traumatismos causados por accidentes de tránsito, el VIH-sida, el dolor lumbar y los trastornos depresivos.
Asimismo los especialistas indican que condiciones crónicas como presión arterial alta, nivel alto de azúcar en la sangre, obesidad y colesterol alto que sufren millones de personas en todo el mundo juegan un papel fundamental en el impulso de las más de un millón de muertes causadas por Covid-19 hasta la fecha.
Y concluyen: “El Covid-19 es una emergencia de salud aguda por sobre una crónica” y describen como una “sindemia” la pandemia de coronavirus combinada con altas tasas mundiales de obesidad, diabetes y otras enfermedades crónicas.