Si bien la enfermedad de Alzheimer aún es incurable, científicos del mundo entero buscan nuevos tratamientos contra la demencia más común, caracterizada por la pérdida de memoria y otras habilidades cognitivas que interfieren con la vida cotidiana.
En los últimos diez años la investigación médica científica enfocada al estudio de este padecimiento neurodegenerativo registró avances capitales, como el desarrollo de biomarcadores para diagnosticar de manera precoz este mal progresivo.
Hoy los escáneres PET cerebrales, las pruebas de líquido cefalorraquídeo e incluso un simple análisis de sangre pueden proporcionar información sobre el estado del cerebro con Alzheimer.
Expertos en Alzheimer publicaron un editorial en la revista científica Journal of Prevention of Alzheimer’s Disease en el que adelantan que la ciencia entra en una nueva era de desarrollo de fármacos para tratar o prevenir eficazmente esta enfermedad.
En la actualidad se desarrollan 143 fármacos para combatir el Alzheimer, de los cuales 119 se diseñaron para ralentizar o detener la enfermedad.
Mientras que los fármacos que destruyen el amiloide dominaban la investigación hace poco tiempo, ahora hay más ensayos de fármacos contra el Alzheimer dirigidos a la inflamación que a estas proteínas.
Con herramientas bioinformáticas, en México la doctora Martha Cecilia Rosales Hernández, de la Escuela Superior de Medicina (ESM), diseñó vía simulación computacional el nuevo compuesto F3S4 dirigido contra el Alzheimer.
Ideado con el mismo propósito del fármaco galantamina (uno de los principales medicamentos contra este padecimiento), la innovadora formulación —que se encuentra en proceso de patente— es multidiana, ya que tiene la capacidad de atacar varios blancos simultáneamente, por lo que su inventora lo considera más eficiente y con menos efectos secundarios que otros tratamientos.
La experta del IPN lleva más de una década volcada a la investigación de la llamada enfermedad del olvido con conocimientos de Bioquímica y Farmacología orientados a experimentar los efectos que pueden tener en la salud algunas sustancias y también trabaja en diseñar nuevos fármacos.
En entrevista con Vértigo Rosales explica que los fármacos contra el Alzheimer aprobados por la FDA estadunidense actúan contra la enzima acetilcolinesterasa, que es una proteína enfocada a degradar el neurotransmisor acetilcolina. La actividad incontrolada de esta enzima disminuye los niveles de acetilcolina, lo cual provoca el daño en los procesos de memoria. Los fármacos que están en el mercado actúan inhibiendo la enzima acetilcolinesterasa para que se incrementen los niveles de acetilcolina y mejore la memoria.
La científica politécnica y su grupo de investigación lograron el compuesto F3S4, que funciona perfectamente como inhibidor de la enzima acetilcolinesterasa con un tamaño menor que la galantamina, lo cual le da ventajas para transportarse hacia el cerebro.
Nanotecnología
Esto último es muy importante porque es muy difícil que un medicamento llegue al cerebro: aunque resulte increíble, en nuestro sistema nervioso central hay una estructura denominada barrera hematoencefálica que actúa como un muro de contención para protegerlo de sustancias tóxicas o dañinas e incluso impide que fármacos orales o inyectados permeen hasta el cerebro.
Con el propósito de mejorar la efectividad del nuevo compuesto contra el Alzheimer y lograr que cruce dicho muro sin dificultad se acudió a la nanotecnología para desarrollar un vehículo del medicamento que toma en cuenta las características especiales, como el tamaño específico de la molécula.
Dice la académica del Sistema Nacional de Investigadores que las moléculas deben ser muy pequeñas para atravesar la barrera hematoencefálica, por lo que insistieron en utilizar una tecnología que posibilita la producción del compuesto en dimensiones nanométricas.
Luego de profundizar en la investigación se concluyó que la posibilidad más adecuada de hacerlo llegar al cerebro era por medio de liposomas. ¿Qué son? De acuerdo con Rosales son estructuras circulares elaboradas a partir de fosfolípidos, lípidos y colesterol. Son muy eficientes para transportar sustancias, pero su estructura es rígida y por ello los investigadores redujeron la cantidad de colesterol para hacerlos flexibles, logrando que fluyan con mayor facilidad para traspasar sin complicaciones el cerebro.
Como una gran innovación se consiguió que el tamaño de dichas estructuras fuera de 100 nanómetros, dimensión perfecta porque en ellas se encapsulará el compuesto que desarrollaron la doctora y su equipo del Laboratorio de Biofísica y Biocatálisis de la ESM, que integran el investigador Raúl Camarillo Torres y la maestra en Ciencias Leticia Fragoso Morales.
Otro aspecto novedoso es la determinación para que la administración de este futuro fármaco se haga por la vía nasal para facilitar que el compuesto F3S4 llegue al blanco, por una sencilla razón: cuando atraviesa el epitelio nasal se puede transportar al cerebro a través del nervio olfatorio.
Asegura la experta que este sistema de administración mejorará la utilidad clínica del fármaco, ya que no viajará por el torrente sanguíneo o se metabolizará, como ocurre cuando se administra vía oral e intravenosa. Aunado a ello es posible reducir la dosis, la frecuencia de aplicación y, por supuesto, los efectos secundarios.
Lo que viene es una etapa desafiante porque el compuesto será puesto a examen in vivo en un modelo animal. Cuenta Rosales que realizarán pruebas en ratas con deterioro cognitivo inducido con una sustancia llamada escopolamina. Con estos roedores afectados por algo similar al Alzheimer que perjudica a los humanos principalmente en su edad senil, se evaluará la efectividad del F3S4.
En particular se estimará la cantidad que se concentra en el cerebro del compuesto F3S4 encapsulado en los liposomas, comparándolo con otros medicamentos como la galantamina.
Los científicos politécnicos quieren comprobar la hipótesis de que el compuesto contra el deterioro del Alzheimer se asimilará en mayor proporción debido a que sus moléculas son de menor tamaño.
Aunque falta mucho por hacer, los creadores de la formulación F3S4 anticipan que será parte de la amplia gama de nuevas dianas farmacológicas en desarrollo y de biomarcadores para una de las enfermedades más inquietantes de nuestro tiempo.
Vacuna contra la gripe y Alzheimer
Un estudio emprendido por investigadores de la UTHealth Houston (Estados Unidos) y publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease puso de manifiesto que la vacuna contra la gripe podría reducir en 40% el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer.
En el trabajo se comparó el riesgo de incidencia de Alzheimer entre personas mayores de 65 años con y sin vacunación previa contra la gripe. “Descubrimos que la vacunación contra la gripe en adultos mayores reduce durante varios años el riesgo de desarrollar Alzheimer”, dijeron los expertos.
La investigación, que se produce dos años después de descubrirse un posible vínculo entre la vacuna contra la gripe y la reducción del riesgo de enfermedad de Alzheimer, analizó a 935 mil 887 pacientes vacunados contra la gripe y 935 mil 887 no vacunados.