Los autos eléctricos utilizan electricidad y por ello no generan emisiones de CO2 como los alimentados por gasolina o diésel. Aunque originalmente no se inventaron para combatir el cambio climático, lo cierto es que los vehículos eléctricos se han convertido en la respuesta de la industria automotriz para mitigar los Gases de Efecto Invernadero (GEI), en especial por el dióxido de carbono que expide la quema de hidrocarburos.
Una gran parte de los fabricantes de automóviles considera que el futuro de la movilidad será eléctrico. En junio la flota mundial de vehículos eléctricos superó los 20 millones y se calcula que para 2035 circularán 71 millones de autos enchufables en las calles y las carreteras.
En los últimos años, con el desarrollo de la tecnología, la mayoría de los autos eléctricos tiene un rango de autonomía de alrededor de 322 km por carga, que es suficiente para viajes largos.
Ahora bien, el alto costo de producción de este transporte más limpio y eficiente provoca que por el momento los autos eléctricos sean muy caros, aunque hay pronósticos serios de que en el futuro se podrán adquirir a un menor precio en correspondencia con el abaratamiento y evolución tecnológica de las baterías.
En México se venden coches eléctricos de marcas de lujo en uno o dos millones y modelos más compactos en 500 mil pesos. Es una lástima, porque en una metrópoli tan contaminada como la Ciudad de México y el área conurbada (con altos niveles contaminantes generados por grandes concentraciones de partículas) la proliferación de estos vehículos mejoraría la calidad del aire y ayudaría a frenar el calentamiento global. Por ejemplo, el aire en el sur de California ya es un poco más limpio gracias a la popularidad de los vehículos eléctricos allí.
Preocupados por vivir en una megaurbe que cada año presenta contingencias ambientales graves un grupo de investigadores de la Escuela Superior de Cómputo (ESCOM) del IPN, liderado por el maestro Ismael Cervantes de Anda, propone la conversión de vehículos de combustión interna, que no rebasen los diez años de antigüedad, a un sistema eléctrico con un costo competitivo, dirigido a las personas y familias que no pueden darse el lujo de adquirir un vehículo eléctrico nuevo.
Además, los inventores de este sistema de conversión a auto eléctrico sugieren que se sumen a su propuesta empresas —tanto privadas como entidades de gobierno— que cuentan con flotillas de autos utilitarios.
También extienden la invitación a personas que sufran de alguna discapacidad física, con el propósito de acondicionar los automóviles a sus necesidades y aprovechar las ventajas de la tecnología para brindarles la experiencia de un manejo amigable, sencillo y seguro.
Vértigo contactó a Cervantes de Anda, quien confía que él y los profesores Jesús Alcántara Méndez y Raúl Santillana Luna “queremos motivar a los usuarios para que no se deshagan de sus autos y los conviertan a eléctricos para disminuir las emisiones contaminantes al medio ambiente y contribuir a la lucha contra el cambio climático”.
Convencidos de la viabilidad de su propuesta porque ofrece una alternativa a millones de automovilistas que buscan un auto eléctrico eficiente y barato sin la necesidad de prescindir del coche en el que invirtieron parte del patrimonio familiar o personal, los politécnicos estiman que la actualización de un vehículo sustentable provocará que el parque vehicular deje de ser una fuente de contaminación al sustituir el combustible fósil por energía eléctrica.
Auto sustentable
Agrupados en torno del proyecto Modernización sustentable de un automóvil, su primer paso fue suprimir todas las partes mecánicas de un vehículo Ford Focus modelo 2002 e instalar el cableado y sus respectivos implementos de control para el óptimo funcionamiento de un motor eléctrico, así como su correspondiente banco de baterías, el cual se puede cargar en la toma de un domicilio particular común.
Del Focus lo único que permaneció fue el sistema eléctrico, lo demás fue retirado: los sistemas de encendido, enfriamiento, distribución, lubricación, alimentación, motor, cigüeñal, tanque de gasolina, ductos de escape y de aceite.
Cabe aclarar que para realizar el proceso de conversión de un vehículo con motor de gasolina se requiere contar en primera instancia con el auto, que además debe poseer transmisión manual (no se recomienda para transmisión automática).
Sin duda la persona más entusiasta en lograr la reconversión a energía eléctrica de un auto contaminante es el maestro Cervantes de Anda, porque es un experto en autos movidos por baterías gracias a largos años de estudio de esta modalidad.
En julio de 2021 por fin lograron los investigadores adquirir y reunir todos los componentes que se requieren para realizar la conversión. Luego de un proceso de tres meses de armado y pruebas se logró que el Focus 2002 se transformara en un vehículo cero emisiones para uso familiar o para trasladarse al trabajo.
Opera el auto eléctrico del IPN una computadora que por medio de mensajes de voz indica al conductor diferentes situaciones que pueden presentarse en el arranque, avance, traslado y estacionado. Por ejemplo, advierte si las llaves de encendido no se retiran; si no está puesto el freno de mano; si está abierta una puerta o si se encuentra listo el vehículo para arrancar, entre otras cosas.
En cualquier auto eléctrico el componente clave es el banco de baterías porque cuanto mayores sean las prestaciones de las pilas de carga se tendrá más autonomía, densidad energética, potencia, eficiencia y ciclo de vida. Ahora bien, las mayores prestaciones se traducen en un mayor precio del vehículo.
Las baterías con base en litio son las más costosas, ligeras y con el doble de densidad energética a pesar de que son un tercio más pequeñas. Hoy se posicionan como la mejor solución para un vehículo eléctrico. También están las de plomo-ácido, gel y AGM que son más baratas, más voluminosas y sobre todo proporcionan una menor autonomía al vehículo.
En el caso del auto del IPN para la reconversión se utilizó un banco de baterías cuyo costo no fue oneroso, con el que se logró una autonomía de hasta 80 kilómetros de recorrido, con una velocidad promedio de 50 kilómetros por hora.
Aclara el ingeniero Cervantes de Anda que en la actualidad se cuenta con la tecnología para poder elegir entre los distintos tipos de baterías y es cuestión de decidir cuál es la autonomía que deseamos para el vehículo, así como la velocidad máxima que se quiere alcanzar. Por lo tanto, se puede prever desde una inversión menor hasta una mayor, pero con la posibilidad de poder escalar el banco de baterías.
De los modelos de vehículos eléctricos nuevos el más accesible es el de la marca JAC, con un costo de por lo menos el doble de lo que cuesta realizar un proceso de conversión (200 mil pesos). Los demás modelos tienen una diferencia de precio de más del doble de un auto convertido.
Para determinar la viabilidad legal de un vehículo eléctrico convertido se deberá acreditar y tramitar una nueva tarjeta de circulación donde quede impreso que ahora el automóvil cuenta con motor eléctrico y no consume gasolina.
RECUADRO
Viabilidad económica del vehículo eléctrico
Aspecto crucial es el ahorro que se puede obtener mediante la utilización de este vehículo eléctrico.
Supongamos que un auto de cuatro cilindros utilizando gasolina Magna —cuyo precio es en promedio de 21 pesos— anualmente gastará 35 mil 490 pesos, lo cual representa una inversión notable.
En cambio, si prevemos el consumo intermedio por energía que cobra la CFE de mil 67 pesos el gasto anual para un vehículo convertido a eléctrico será de cuatro mil 272 pesos, cantidad que representa un gran ahorro.
Otro beneficio es que este tipo de automóviles circulan todos los días.
También son candidatos para el Holograma Exento. Tramitarlo tiene un costo de 210 pesos y con ello no tienen que pagar la verificación. El holograma es válido si el propietario reside en Hidalgo, Morelos, Puebla, Querétaro, Tlaxcala, Estado de México y la Ciudad de México.
Tampoco pagan tenencia.