Países Bajos es un lugar de ensueño, pero también de ciencia e innovación. Además de tulipanes, queso y molinos de viento es líder mundial en investigación de punta, como la construcción de ciudades flotantes.
En esta nación europea desde hace algún tiempo inquietan preguntas como ¿qué hacer si los glaciares se siguen derritiendo?, ¿por qué esperar a que el agua nos llegue al cuello? Entre las soluciones sobresale construir ciudades flotantes.
A nivel mundial se reconoce que el concepto de construcciones sobre el agua lo crearon y desarrollaron arquitectos e ingenieros neerlandeses. DeltaSync, un taller de ideas de la Universidad Técnica de Delft, considera que las cuidadas flotantes serán una realidad y calcula que en esos innovadores lugares para el hábitat humano habrá incluso edificios que puedan alcanzar hasta 15 plantas.
El incremento en el nivel medio del mar en gran parte del territorio de Países Bajos dejó de ser un problema para la construcción de nuevos desarrollos urbanos gracias al concepto arquitectónico de las casas-bote, el cual ofrece vivienda sobre el agua.
La historia de los Países Bajos es una historia de lucha contra y por el agua. Con una orografía muy llana y parte de su territorio situado por debajo del nivel del mar, la disponibilidad de tierra seca y cultivable es reducida. Además, deben protegerse de la entrada de agua de mar que provocan las mareas y las tormentas, pero también drenar el agua de lluvia que cae en su superficie. Una tarea que requiere muchos años de experiencia y buenas infraestructuras.
Aunque resulte increíble, en este pequeño país sus habitantes han logrado que la crecida de los ríos que produce el calentamiento global trabaje en su favor: casi dos mil 500 familias viven en casas flotantes a lo largo de los más de cuatro mil 400 kilómetros de ríos navegables, canales y lagos.
Es una realidad ampliamente aceptada por el gobierno y por los ciudadanos que una cuarta parte del país europeo se encuentra hasta 6.7 metros —en su punto más profundo— bajo el nivel del mar.
Se combina esta situación con la densidad urbana de 488 habitantes por kilómetro cuadrado (similar a Corea del Sur y Puerto Rico).
Por esa razón autoridades, constructores, arquitectos y universidades, en lugar de construir nuevos diques como hicieron por siglos, aplican ahora diseños arquitectónicos que les permiten ampliar los cuencos y dar cabida en ellos a desarrollos acuáticos.
La ciudad cuenta con varias estructuras que en días normales brindan servicio a la comunidad, pero en situaciones críticas pueden acumular miles de litros de agua. En el corazón de Ámsterdam existe una plaza que puede usarse como pista de patinaje o como teatro, pero también puede recolectar agua de lluvia. Una solución sin duda multifuncional.
Sobre el maravilloso río Amstel flota Watervilla, la casa que el estudio +31 Architects construyó para revolucionar el estilo de las ya típicas casas-bote de los Países Bajos.
El creador de esta singular casa es el arquitecto neerlandés Jorrit Houwert, socio fundador de +31 Architects y quien es además uno de los promotores más entusiastas de las ciudades flotantes, explica a Vértigo, cada vez hay más gente que quiere vivir en el agua pero los clientes, si bien aman los encantos de esa vida, se resisten en cambio a la apariencia (tipo casa rodante) de las casas flotantes existentes.
“Más y más gente desea vivir en una casa flotante contemporánea, que se diseñe para sus necesidades específicas”, cuenta Houwert.
Cabe recordar que por los canales del centro de Ámsterdam es fácil dar con antiguas embarcaciones transformadas en viviendas que suelen contar incluso con pequeños y bien cuidados jardines. Esto muestra el persistente interés de los habitantes de esta sorprendente Venecia del norte por buscar formas de aprovechar mejor su terreno.
Atrás quedaron los diques con los que durante siglos se intentó poner freno al aumento del nivel del agua. Sobre el río Amstel se construyen hoy verdaderas casas de diseño. Entre ellas sobresale Watervilla, la casa que hubiera maravillado al mismísimo Julio Verne.
Granjas y oficinas flotantes
La aspiración por lograr una ciudad flotante la financia el Instituto Seasteading de Estados Unidos, que encargó a una empresa de Países Bajos la construcción de una ciudad flotante para 225 habitantes fijos y hasta 50 turistas. Los primeros residentes tendrán departamentos de 70 metros cuadrados con terrazas y la posibilidad de desplazar la ciudad a otro sector del océano con barco remolcador. La energía solar sería el combustible de las cocinas eléctricas; las duchas y bebidas se proveerían de agua de lluvia.
Ya la primera granja flotante del mundo es real y se encuentra en Rotterdam. La estructura de 900 metros cuadrados y distribuidos en tres pisos que flotan sobre el mar se denomina Floating Farm. Se trata ni más ni menos de una granja urbana, sostenible y equipada con la última tecnología robótica. La idea es que la granja funcione de la forma más autosuficiente y circular posible. Es un ejemplo de cómo la tecnología se puede aliar con la sostenibilidad y el bienestar animal.
Actualmente la granja aloja 32 vacas que serán ordeñadas por robots. En principio, Floating Farm será capaz de producir 800 litros de leche al día, aunque la intención es que se construyan más. En esta granja todos los procesos se incluyen en el ciclo de la reutilización. Es un espacio autosuficiente, es decir, cuenta con paneles solares encargados de proporcionarles la energía necesaria, posee un mecanismo que captura el agua de lluvia en el techo y luego la purifica, y dispone de robots de leche y abono.
También en Rotterdam, la empresa Powerhouse construyó recientemente un impresionante inmueble de madera flotante. El edificio es la sede del nuevo Centro Global de Adaptación (GCA), una organización internacional que se describe a sí misma como “un intermediario de soluciones para acelerar la acción y el apoyo a las soluciones de adaptación climática”.
Excluyendo los cruceros, es el edificio de oficinas flotante más grande del mundo y es el epítome de cómo la organización pretende adaptarse a la situación acelerada del cambio climático. Si sube el nivel del mar, el edificio se moverá con él; si la energía falla (temporalmente), el edificio puede cubrir su propio consumo de energía. Los paneles solares en el techo suministran la electricidad del edificio, el agua del puerto se utiliza para el sistema de refrigeración. Además, el edificio de tres mil 500 m2 está realizado con materiales sostenibles, según los principios de la construcción de economía circular y cuenta con la certificación BREEAM Outstanding.
Inaugurado el 6 de septiembre de 2021 por el rey Willem-Alexander de los Países Bajos, junto con el exsecretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, los cimientos del edificio son de hormigón y está construido con madera laminada cruzada, un material renovable producido de manera sostenible en el que se retiene el CO₂, pero también una opción obvia para un edificio flotante porque es liviano.
Además, se puede prefabricar y atornillar fácilmente en el sitio, lo que era esencial ya que el edificio debía construirse en seis meses. El proyecto también se limitó a tres pisos porque si alguna vez fuera necesario moverlo tendría que pasar por debajo del puente Rijnhaven.
La empresa Oceanix Busan recién presentó un diseño de lo que sería una ciudad flotante sostenible frente a la costa de la gran ciudad portuaria de Busan, Corea del Sur. El proyecto modular utilizará una amplia gama de materiales y métodos sostenibles en un esfuerzo por fomentar un hábitat humano autosostenible capaz de hacer frente a cualquier subida del nivel del mar.
El diseño inicial de Oceanix prevé tres plataformas interconectadas a tierra mediante puentes, cada una con una función distinta. Hay una plataforma de alojamiento, que ofrece habitaciones con amplias vistas al puerto, tiendas, restaurantes y otros espacios comunes. La plataforma de investigación cuenta con un espacio ajardinado con temperatura controlada, que incluye torres hidropónicas para cultivar los alimentos de la ciudad flotante. Por último, la plataforma de vivienda es el lugar donde residen y se reúnen los habitantes de tiempo completo.
Y en las Maldivas, donde el aumento del nivel del mar supone una verdadera amenaza para la nación insular, se planea la construcción de un proyecto de ciudad flotante que prevé cinco mil viviendas unidas entre sí y atadas al suelo de una laguna de 500 acres, diseñadas para preservar y mejorar su ecosistema natural y cultural.
La crisis climática provocó la subida del nivel del mar a unos 23 centímetros desde 1880 y los arquitectos exploran soluciones como la de las ciudades flotantes.
Una idea que suena muy futurista, pero que ya se llevó a la práctica por los aztecas en el siglo XVI: situada en lo que ahora es la Ciudad de México, Tenochtitlán estaba construida sobre el lago Texcoco y se estima que alojaba a unas 400 mil personas en sus 14 km² de extensión.
Aumenta el nivel del mar
El incremento del nivel del mar es uno de los efectos del cambio climático y el calentamiento global.
Los niveles del mar han subido unos 23 centímetros desde 1880 y cada año el mar sube otros 3.4 milímetros.
Esto implica que en los próximos 30 años el nivel del mar subirá tanto como en el último siglo.
Y bajo el agua podrían quedar ciudades como Yakarta, Indonesia; Malé, Maldivas; Venecia, Italia; Bangkok, Tailandia; Progreso, México; Nueva Orleans, Estados Unidos, entre casi 300 con el mismo riesgo.
El ritmo de subida de nivel del mar se acelera y se espera que aumente 30 centímetros de aquí a 2050.
Fuente: NOAA y NASA