BUSCAN TRATAMIENTOS NO TÓXICOS CONTRA LA ARTRITIS REUMATOIDE

“Un producto natural sin efectos secundarios”.

J. Alberto Castro
Columnas
ARTRITIS REUMATOIDE

Para la ciencia de hoy es todo un reto mejorar la calidad de vida de quienes padecen artritis reumatoide y, en especial, reducir los efectos colaterales que les provocan los medicamentos convencionales: investigadores del Tecnológico de Estudios Superiores de Ecatepec (TESE) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN) trabajan en la elaboración de tratamientos naturales contra esta enfermedad degenerativa no transmisible, asociada a los adultos mayores pero cada vez más frecuente en jóvenes.

La artritis reumatoide es un trastorno inflamatorio crónico que se caracteriza por la inflamación de las articulaciones, dolores que limitan los movimientos, así como deformidad ósea en etapas avanzadas e incapacidad.

En sus inicios la artritis reumatoide tiende a afectar primero las articulaciones más pequeñas, especialmente las que unen los dedos de las manos con las manos y los dedos de los pies con los pies. A medida que avanza la enfermedad, los síntomas suelen extenderse a las muñecas, las rodillas, los tobillos, los codos, la cadera y los hombros.

Si bien los medicamentos nuevos han mejorado las opciones de tratamiento en gran medida, lo cierto es que provocan daños adversos a largo plazo que merman la salud de los pacientes. Es común que quienes padecen artritis reumatoide sufran gastritis y en algunos casos presenten úlceras gástricas debido a que los fármacos para tratar los dolores y la inflamación aguda dañan la mucosa intestinal y, en consecuencia, causan malestar, lo que conduce frecuentemente al desapego de los tratamientos antinflamatorios enfocados a disminuir el dolor articular.

En atención a esta problemática los investigadores Gabriel Alfonso Gutiérrez Rebolledo, del Departamento de Farmacia de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN, y Mariana Zulema Pérez, de la División de Ingeniería Química y Bioquímica del TESE, indagan cómo producir un fitomedicamento tópico (gel), y uno sistémico (emulsión), que ayude en el tratamiento contra la artritis y no dañe al estómago.

En entrevista con Vértigo, Gutiérrez Rebolledo cuenta cómo él y su colega estudian a la luz de la ciencia dos plantas medicinales a nivel preclínico, una de ellas wereke y el otro floripondio. Aunque se encuentran en las primeras etapas del estudio, ya tienen claro que estas plantas mexicanas son parte de esa farmacia a la cual acuden desde hace siglos los pueblos indígenas que aún carecen de servicios médicos básicos: nuestra herbolaria.

Dice el investigador que el wereke, también conocido como huereque, guareque, wareki, huerequeque, wareque, coyote melón o choyalhuani, refiere a la raíz de la planta Ibervillea sonorae. Se usa específicamente para el tratamiento de la diabetes y otras enfermedades. La planta de flores amarillas y fruto verde crece silvestre y forma enredaderas delicadas y frondosas; posee una raíz bastante grande en forma de tubérculo que se utiliza con fines medicinales.

“El wereke pertenece a la familia botánica de la calabaza (Cucurbitaceae), la cual incluye algunas plantas que se ha demostrado contienen compuestos bioquímicos naturales que pueden reducir el nivel de azúcar (glucosa) en la sangre. Por desgracia, todavía no se identifican los compuestos activos ni se efectúan estudios clínicos en humanos para establecer su eficacia en el tratamiento de la diabetes o de la artritis reumatoide”, apunta.

Los investigadores del IPN demostraron que un extracto elaborado a partir de la raíz de wereke posee actividad biológica, comprobada en estudios con ratones Balb-C, contra inflamación aguda, y además es inocua para el estómago cuando se administra por vía oral. Durante 28 días a los roedores se les indujo la artritis (inflamación crónica) y se les administró el extracto vía oral. El efecto observable y medible del wereke ocurrió desde el día 14, cuando disminuyó la inflamación y no evolucionó agresivamente en la etapa crónica.

En su investigación, Gutiérrez y Pérez compararon el extracto de wereke con el medicamento veterinario fenibutazona (de uso limitado en humanos por razón de efectos adversos severos tales como la supresión de los glóbulos blancos y la anemia aplásica) con propiedades analgésicas y antiinflamatorias muy fuertes. Sin embargo, se corroboró que la eficacia del producto natural fue 8% superior y no generó efectos secundarios en los ratones.

Relata Gutiérrez que esta planta medicinal la usan pueblos indígenas de México como los mayo, los seris y los yaquis, que pueblan la parte desértica de Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Baja California Norte y Sur. Los indígenas ocupan la raíz de wereke porque guarda una mayor complejidad química. Maceran, machacan o trituran la raíz con aceite de maíz para los síntomas o molestias de la artritis. Logran un ungüento, un aceite que se aplica en las partes del cuerpo donde les duelen las articulaciones.

Floripondio

La otra planta objeto de estudio de los investigadores es la Brugmansia arbórea, mejor conocida como floripondio. Los estudios con esta especie probaron que, aun cuando la flor es altamente tóxica y puede ser letal al usarse por vía oral, el tallo y las hojas poseen propiedades efectivas contra la artritis reumatoide al aplicarse de manera tópica, es decir, aquella que se aplica sobre la piel.

En este caso los científicos utilizaron cloroformo-metanol para obtener un extracto a partir de los tallos y hojas de la planta. Lo aplicaron de manera tópica en un grupo de ratones y comprobaron su efectividad contra la inflamación aguda.

Su siguiente paso fue hacer un estudio comparativo entre el efecto del producto natural y la indometacina —fármaco de referencia ampliamente usado para tratar la inflamación aguda, propia de las primeras etapas de artritis—; se concluyó que el extracto de floripondio es 50% más potente que el medicamento que se aplica en forma tópica en procesos agudos.

Hacia el futuro los expertos consideran prioritario poner al alcance de la población un producto innovador y seguro con una formulación específica y comprobada, por lo que producen biomasa libre de alcaloides en el laboratorio de Bioprocesos del TESE, para elaborar más adelante un gel de aplicación tópica y posiblemente una emulsión de administración oral.

Esto último es muy importante porque el floripondio es una planta fácil de encontrar en jardines o lugares públicos y, no obstante, la población desconoce los efectos tóxicos de la flor, la cual se emplea con fines de decoración o para preparar infusiones o ungüentos de dudosa calidad ofertados en las redes sociales.

Se debe tener cuidado con estos productos debido a que se desconoce si usan la planta completa, incluidas las flores, para elaborarlos, lo que representa riesgos para la salud.

Por ello es importante contar con un producto (a partir del floripondio) inocuo y certificado científicamente para aliviar la inflamación aguda y crónica.

En síntesis, Gutiérrez estima que en poco tiempo estarán dadas las condiciones para la elaboración de geles y emulsiones con los extractos de estas plantas silvestres u otras con potencial antinflamatorio, además de explorar la posibilidad de lograr un proceso de nanoencapsulado que permita transportar y liberar las sustancias terapéuticas de forma controlada al lugar concreto (órganos o células) donde se necesita.

Incapacidad laboral

De acuerdo con el INEGI la artritis reumatoide afecta aproximadamente a 2% de la población nacional.

La prevalencia es de 1.6%, lo que coloca a la nación dentro de los países con alto porcentaje en artritis reumatoide.

Más de dos millones de mexicanos la padecen y entre 30 y 40% presenta incapacidad laboral a los cinco años de diagnóstico, lo que la convierte en una enfermedad que inhabilita.

Un factor de riesgo para la artritis es la predisposición genética; se ha comprobado que debido a ello puede aumentar hasta 70% la posibilidad de desarrollarla.

Las mujeres son más propensas que los hombres.

Se puede producir a cualquier edad, pero regularmente el inicio es a los 40 años.