BIOMARCADOR PARA DETECCIÓN PRECOZ DE CÁNCER DE MAMA TRIPLE NEGATIVO

INNOVACIÓN E INGENIO

J. Alberto Castro
Columnas
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Fuente: Observatorio Global de CáncerEn la lucha por superar el cáncer la investigación científica se enfoca en descubrir marcadores tumorales, conocidos también como biomarcadores, ya que son por definición sustancias que producen las células tumorales o células normales del cuerpo como respuesta a la presencia de un cáncer o también a ciertas afecciones benignas (premalignas) del cáncer.

Al presente los biomarcadores tumorales se constituyen como la mejor herramienta para detectar precozmente la existencia de un cáncer en las personas supuestamente sanas o con riesgo por su estilo de vida o por herencia.

El concepto de un biomarcador se cimienta en que estas moléculas se producen por las células tumorales de forma exclusiva y sus cantidades aumentan por encima de los valores fisiológicos o mínimos, indicando así la enfermedad.

Relacionado con esto, y gracias a estudios de biología molecular, científicos politécnicos de la Escuela Superior de Medicina (ESM) hallaron en 26 muestras de cáncer de mama triple negativo un fragmento de Ácido Desoxirribonucleico (DNA) producto de una anomalía cromosómica que se podría usar como biomarcador para contribuir al diagnóstico temprano de este subtipo de tumor mamario, el cual es agresivo, de rápida evolución, de mal pronóstico y con altos índices de mortalidad.

Se trata de un importante descubrimiento que se debe al exhaustivo análisis de las muestras tumorales que efectuó el médico Juan Manuel Márquez Mendoza, quien precisamente por este trabajo de investigación obtuvo el grado de maestro en Ciencias de Salud.

El joven investigador recibió supervisión y asesoría del doctor Ismael Vásquez Moctezuma, catedrático e investigador de la ESM, quien en entrevista con Vértigo explica cómo este recién descubierto biomarcador podría ser “una herramienta novedosa, amigable, determinante y complementaria para el diagnóstico y tratamiento oportuno de esta neoplasia”.

Vázquez, experto en el estudio de cáncer de mama, recuerda que su alumno Márquez Mendoza efectuó la investigación a partir del DNA extraído de las muestras tumorales, el cual se amplificó mediante la técnica de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) y de esa manera identificaron un probable rearreglo cromosómico —no reportado hasta el momento en la literatura científica— del gen que codifica para uno de los receptores estrogénicos relacionado con este subtipo de cáncer mamario.

En una segunda etapa pasaron a analizar las muestras mediante la técnica de hibridación in situ fluorescente (FISH); observaron en todas ellas una elevada expresión del Ácido Ribonucleico mensajero (RNAm) de un receptor estrogénico, el cual es indetectable con las pruebas convencionales de diagnóstico (análisis inmunohistoquímico). El procedimiento resultó exitoso porque por medio de esta técnica se pudo lograr la plena identificación de este receptor en dicha neoplasia. También se detectó expresión variable de un segundo receptor entre el grupo de muestras analizadas.

Dice Vásquez Moctezuma que esta variación de expresión de los receptores abre la puerta para subclasificar desde el punto de vista morfológico y molecular estas neoplasias. Subraya que el biomarcador tumoral indica la presencia de un particular tipo de cáncer. Igualmente pondera la importancia de profundizar en las investigaciones sobre la regulación de los genes que codifican para estos receptores y sus implicaciones en el cáncer de mama triple negativo.

Una gota de sangre

“Lo trascendental de este nuevo biomarcador tumoral es que se obtendrá una prueba diagnóstica de cáncer de mama triple negativo a partir de una gota de sangre (biopsia líquida), lo que abrirá la puerta a una medicina personalizada, a un método menos traumático y a una detección anticipada”.

Añade: “Hablamos de un procedimiento innovador en muchos sentidos, que se sumará a pruebas diagnósticas como examen de mama, mamografías, ecografía mamaria, biopsia o imágenes de la mama por resonancia magnética, que permiten bajar la incidencia por muerte de cáncer de mama gracias a un diagnóstico oportuno”.

Aunque se ha dado un paso definitivo aún falta otra etapa donde los científicos politécnicos estudiarán otras neoplasias de mama para determinar si el biomarcador (anomalía cromosómica) es exclusivo del cáncer triple negativo o está presente en otros tumores.

La colaboración con el Instituto Nacional de Cancerología continúa y se extiende a otros hospitales para obtener muestras de tejido fresco de cáncer de mama triple negativo, ya que cuando estas se conservan en formaldehído y posteriormente se montan en parafina (como las usadas en la investigación) se dificulta la extracción del DNA, el cual tiende a degradarse.

De acuerdo con el científico adscrito al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) “las pruebas diagnósticas de cáncer de mama son imprescindibles. No obstante, para las mujeres de escasos recursos económicos es difícil el acceso a estos procedimientos. Ocurre lo mismo con los biomarcadores tumorales, que son parte de una tecnología especializada con laboratorios robotizados y casi siempre accesible en hospitales de costo elevado”.

Esta situación “genera inequidad, ya que innumerables mujeres quedan marginadas de esta tecnología de diagnóstico. Por eso pensamos que nuestra innovación abatirá la inequidad al garantizar el acceso a una prueba de detección de alta tecnología a muchas mujeres”.

Precisamente el uso de biomarcadores en la prevención del cáncer de mama alcanza un número significativo en la práctica clínica. Estos son diferenciados entre marcadores de pronóstico o predictivos de respuesta, aunque algunos de ellos pertenecen a ambos grupos. Desde los clásicos detectados por inmunohistoquímica (como son los receptores de estrógenos, progesterona, HER2 y Ki67) hasta los actuales en desarrollo con base principalmente en expresión genética (BRCA, PI3K) y del sistema inmune (PD-L1, TILS), los biomarcadores son fundamentales para la clasificación de la enfermedad y la elección de los tratamientos.

Lo logrado por los investigadores del IPN es crucial, pero para convertir este conocimiento en un beneficio para la sociedad se requieren apoyos económicos para hacer pruebas clínicas con humanos, verificar el porcentaje de su efectividad al diagnosticar el cáncer de mama triple negativo y otros tipos de cáncer de mama y además lograr la patente y atraer a un gran laboratorio farmacéutico.

Comprometido en la batalla para vencer al cáncer, explica: “La ciencia no dejará de buscar distintos biomarcadores moleculares, ahora ya no simples, sino complejos y relacionados con la aplicación de las últimas tecnologías. Esto nos dará una mayor esperanza para encontrar y validar nuevos marcadores tumorales que verdaderamente permitan establecer un criterio selectivo de diagnóstico temprano, de pronóstico para quienes ya tienen la enfermedad y de selección del mejor tratamiento en los pacientes oncológicos. Esto representa un aliento de vida para muchos pacientes afectados por esta enfermedad”.

RECUADRO

Cáncer de mama

Por mucho tiempo el cáncer de mama en México ha sido la primera causa de muerte en mujeres. En 2020 se estimó una incidencia de más de 2.2 millones de casos de cáncer de mama a nivel mundial y alrededor de 685 mil de muertes por esta causa, mientras que en nuestro país representó casi 30 mil nuevos casos y provocó la muerte de cerca de ocho mil mujeres.

Hay tres subtipos de cáncer de mama, dentro de los que se encuentra el subtipo triple negativo que, en comparación con otros tipos de cáncer de mama, tiene un curso más agresivo, mayor tasa de recurrencia, menor supervivencia global y mayor índice de metástasis a distancia.

El cáncer de mama triple negativo es responsable de 15 a 20% de todos los casos de cáncer de mama.