Los keynesianos atacan de nuevo

Estos tenaces ideólogos han hundido a la economía global en la catástrofe más grande de la historia 

Guillermo Fárber
Columnas
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Hueconomía
Foto; Masut Dogan

Estos tenaces ideólogos no cejan nunca. Han hundido a la economía global en la catástrofe más grande de la historia (que es inminente, aunque hay quien aún no la ve venir) e insisten en ahondar sus recetas. Ahora el equipo de Hillary Clinton, aunque todavía no ganan, ya se reparte el pastel de los puestos (esto se vive en México cada seis años, en todos los partidos).

En el caso de Hillary ya se preparan para sustituir a Janet Yellen a la cabeza de la Reserva Federal. ¿Y en quién piensan como relevista? Pues por supuesto en el endeudador y fabulista monetario más grande de la historia, el pomposo Larry Summers.

La elección es perfectamente lógica (dentro del esquema halloweenesco característico de los keynesianos): si el problema es la deuda gigantesca e impagable (20 anglotrillones de dólares nomás en el renglón oficial), la solución es evidente: mááás deuda. ¿Y cómo van a conseguir que estos nueeevos cañonazos de “dinero” sí estimulen la economía, lo que no han logrado los megaanglotrillones fabricados desde 2008, y si ya la maquinita del QE echa humo por trabajar 24/7?

La respuesta es fácil. Hasta hoy las carretadas de nuevo “dinero” se han quedado en las bóvedas de los bancos (más bien en sus libros de contabilidad, puesto que no tienen forma tangible alguna y solo existen en el mundo virtual de los bits digitales). El New & Improved paso será la aplicación del célebre invento del nefasto Milton Friedman en 1969: el Helicopter Money. Esto es, ráfagas de dinero directo al ciudadano, con la esperanza de que esto lo convierta en consumidor. Así el dinero entraría en la economía real (Main Street y ya no solo Wall Street), la velocidad de circulación del dinero superaría su actual ritmo de elefante artrítico, ¡y la tan deseada inflación de precios por fin subiría al escenario!

Helicopter Moneyman

Este es el nuevo superhéroe de los Avengers y nadie mejor para encarnarlo que Larry el Sucio. Ahora solo falta que gane Hillary y que Donald Trump acepte su derrota. Nomás que eso está más complicado que el enredo en Oriente Medio. Trump no es Al Gore, a quien el establishment despojó de su triunfo en 2000 para dárselo a Bushit, y cooptó con la promesa de consolación de darle después el Premio Nobel y el Oscar por su megafraude del global warming (que sirve de rechupete para imponer el primer impuesto global, el Carbon Tax).

¿Cómo piensa Larry el Sucio lograr esta tarea? ¿Mediante devoluciones masivas de impuestos o de cuotas al Seguro Social, o vía cheques a cada trabajador o a cada residente bajo el disfraz de Renta Ciudadana, Ingreso Básico Universal o como se decida llamarlo? No importa. Lo importante es que el casino continúe. Con la ventaja adicional de que los colectivistas de siempre (Sanders, Boff, Krugman, et al) pensarían que han “ganado” con este nuevo mecanismo de control que el Estado imponga sobre la población.