¿'Estímulos’?

Los banqueros centrales justifican su atraco como una medida de “estímulo” a la economía. 

Guillermo Fárber
Columnas
Bancos centrales
Foto: Pictures of Money/Creative Commons

Siguiendo el guión de todos los bancos centrales del mundo (que no son en realidad sino distintos tentáculos del mismo pulpo primordial), ahora el mandamás del Banco Central Europeo (BCE), el príncipe Mario Draghi (que viene de Goldman Sachs, otro de los tentáculos del pulpo primordial), anunció que el BCE expandirá su programa de QE, de su actual monto de 1.1 eurotrillones al año.

Los banqueros centrales justifican su atraco como una medida de “estímulo” a la economía. Pero no hay ninguna evidencia ni teórica ni experimental de que QE estimule la economía en ningún sentido. Lo que sí ha quedado perfectamente claro es que QE concentra la riqueza en la cúspide de la sociedad, en el famoso 1% de hasta arriba (que en realidad es una proporción mucho menor de la sociedad que ese 1% simbólico), a costa de 99% de la población.

Y es que a través del mecanismo tramposo llamado QE los ricototes puramente financieros no solo se quedan con toda la nueva riqueza generada por el país en equis lapso, sino que durante ese mismo lapso confiscan enormes porciones de la riqueza ajena ya existente: toman porciones de riqueza que antes eran de otros. Roban, pues. Bill Bonner le llama “el mayor robo de la historia”.

Robo genial

Ese robo gigantesco, legal y hasta aplaudido (por los keynesianos, al menos) consiste en trasladar riqueza de los ahorradores a los deudores y funciona así. Los bancos centrales crean “dinero” de la nada, pero ese “dinero” no se canaliza a usos productivos sino que se va íntegro al sector financiero, concretamente a las manos de sus cuates (cronies), profundamente apalancados, es decir, endeudados. El destino de ese “dinero” está también perfectamente controlado por el pulpo: solo puede ir al mercado bursátil (que también está absolutamente controlado o rigged, amañado).

¿Qué es el mercado bursátil? Es el espacio virtual donde se intercambian acciones al ritmo de millones cada nanosegundo (es un juego, pues, pero sus actores ingenuos creen que es un juego serio). ¿Y qué son las acciones? Los papeles (virtuales también) que testimonian la propiedad de las empresas “públicas” (privadas, no estatales). La propiedad de todas las cosas reside, directa o indirectamente, en esas “acciones”. Los propietarios de esas acciones, pues, son propietarios de todas las cosas reales. El nuevo “dinero” inventado sirve para incrementar el acervo de quienes están en ese mercado (la minoría de la población: la élite) a costa de los que no están (la mayoría: la raza común o sea tú y yo).

Si un tipo en la calle te apunta a la cabeza con una pistola y dispara, no hay duda de su intención: te quiere matar. Pero claro, no faltará un siquiatra llamado al tribunal por la defensa que alegue que ese acto criminal no era tal, sino tan solo una “desesperada llamada de atención del pobre hombre momentáneamente afectado de sus facultades mentales”. En este caso el siquiatra sería un economista keynesiano.