El dinero: ese gran incomprendido

Guillermo Fárber
Columnas
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Money
Foto: Creative Commons

Estoy leyendo Dawn of gold: the real story of money (2015), de Philip Barton. Una grata sorpresa.

De entrada, el autor dice que la respuesta a la pregunta de qué es el dinero no se enseña en ninguna escuela ni, de hecho, en parte alguna. Si se lo preguntamos a diez economistas, recibiremos diez respuestas diferentes, solo iguales entre sí por su vaguedad. “El dinero de nuestro planeta no es más entendido que la materia oscura a del cosmos”, es la famosa frase de Alan Greenspan en 2000, cuando era jefe de la Fed, la autoridad monetaria más poderosa del mundo, en una comparecencia ante el Congreso gringo: “Tenemos un problema para definir exactamente qué es dinero”.

Hoy usamos monedas y billetes como dinero. Les llamamos “efectivo” o cash. Monedas para los intercambios pequeños y papel (billetes y cheques) para los de mayor cuantía. Desde hace milenios los gobiernos de todo el mundo han odiado el oro y la plata, que no pueden manipular, y han experimentado con dinero de papel, que sí pueden manipular. Todos esos experimentos han terminado en fracaso. Todos. Miles de intentos y todos han naufragado. No hay excepciones.

Y también gran odiado

¿Cuál dirías tú que ha sido el invento más decisivo de la humanidad? ¿El fuego, la rueda, la agricultura, la escritura? Barton es tan tajante como polémico: “La aparición del dinero fue el hito más significativo de la historia, tanto antes de él como después de él. No es concebible que un evento de tanta importancia para nuestra especie vuelva a darse jamás”. Y su encarnación en el oro y la plata, hacia 1500 antes de Cristo, marcó un salto cuántico en la interacción humana.

Hoy que ya comienza a verse el mayor colapso del dinero de papel en la historia los gobiernos quieren aprovechar ese derrumbe y sustituir el cash con bits en plásticos o en chips. Bajo su control centralizado y absoluto, naturalmente.

Este nuevo experimento fracasará también, pero entretanto les da a los manipuladores dos cosas: un poco de tiempo extra y algo mucho más precioso: un control inédito sobre la población entera. Porque controlar la emisión del único “dinero” autorizado (legal tender) es, sin duda, un gran poder; pero controlar esa emisión y además su tenencia, almacenamiento, circulación y extinción, es el poder total.

El atributo esencial del dinero es servir como depósito de valor. Por eso el oro, y en menor medida la plata, han sido y son el único dinero real. Algún megatarado (por supuesto, doctor en Economía) acaba de graznar la zonzera de que el oro lleva seis mil años “en una burbuja financiera” y ya es tiempo de bajarlo de ahí. Suerte, camarada. Cientos de miles de hombres mucho más poderosos que tú lo han intentado antes. Todo ellos fracasaron, pero puede ser que tú lo logres.