¿Qué es la libertad? Recientemente la revista National Geographic preguntó a 22 personas de diferentes países qué era la libertad. Y entre las respuestas que se dieron resaltaron frases como: “vivir sin opresión”, “ausencia de miedo”, “pensar y actuar sin límites”; e incluso la de una joven mexicana que decía, “algo que todos tenemos, pero no muchos lo sabemos”.
Formalmente, la libertad se define como la “facultad y derecho de las personas para elegir su forma de actuar dentro de una sociedad”. Sin embargo, como podemos apreciar, la libertad tiene amplios significados e implicaciones, quizá tantos como hay realidades en cada país del mundo.
Y esto nos regresa a la pregunta inicial: ¿qué es la libertad? E incluso ir más allá: ¿cómo vivimos esa libertad? Y me parece que no hay una respuesta única, ni correcta. Sería pretencioso entrar en debates filosófico-conceptuales sobre el tema. Sin embargo, lo que sí me parece relevante de este cuestionamiento es el valor de la libertad en nuestras vidas y cómo al comprenderla podemos cambiar las cosas que nos rodean.
El escritor Ramiro de Maeztu dice que a la libertad hay que apreciarla “por las cosas que con ella se consiguen”. Sin libertad, nadie se arriesgaría a invertir dinero, no existirían emprendedores y empresas. Sin libertad, ni tú ni yo podríamos elegir cosas que damos por sentadas, tales como dónde compramos nuestra ropa, nuestra comida, qué película ver en casa, a qué escuela llevamos a nuestros hijos u opinar sobre cualquier tema que queramos en nuestras redes sociales.
La libertad hace que la creatividad florezca, nos ayuda a cuestionarnos constantemente, nos permite conectarnos con la gente que amamos. Y quizá lo más importante, la libertad nos da la capacidad de elegir lo que queremos para nuestra vida.
Dimensión
La libertad nos obliga a tomar decisiones, pero también a asumir responsabilidades. Y es tan esencial que cuando la tenemos no la percibimos, pero cuando nos falta, nuestra vida y futuro cambian drásticamente.
No importa nuestro contexto: hay que hablar de libertad, hay que hablar de ella para no olvidar lo que significa en nuestras vidas, para dimensionar su verdadero sentido e importancia. Pero también es importante defender las condiciones propicias para que la libertad exista. Y esto no implica tomar calles o meternos en debates políticos, sino participar, actuar, innovar, ser críticos e inconformes, y educar.
Y cuando hablo de educar me refiero a cambiar nuestra mentalidad e impulsar, cualquiera que sea nuestra actividad, el intercambio de ideas, el reconocimiento de nuestros méritos y capacidades, y el respeto al Estado de Derecho que nos permita tener un piso parejo para ser mejores como sociedad.
En la medida en que logremos esto seremos una sociedad con ciudadanos inconformes, críticos, resilientes y con conciencia social que participa en las decisiones de su país, que se compromete a tomar acción.
Me gustaría concluir retomando la frase de la joven mexicana que les comenté en un principio: “La libertad es aquello que todos tenemos, pero no muchos lo sabemos”. Vivamos nuestra vida, conscientes de que somos libres, y que la definición de la libertad la construimos nosotros mismos cada día al tomar acción, al involucrarnos, jugando el rol que a cada uno nos toca para crear las soluciones que necesitamos para tener el país que todos queremos ver.