La actual conformación de la Cámara de Diputados nos demostró que la inclusión ideológica puede fortalecer la participación ciudadana. Por primera vez somos testigos de la integración de un cuerpo legislativo que tiene al menos 10% de su conformación basada en la pluralidad: de los 500 legisladores que actualmente ya despachan en San Lázaro, 50 representan a grupos que históricamente habían sido marginados en sus derechos políticos.
Ahora, de las 250 diputadas y los 250 diputados, podemos distinguir a 30 legisladores representantes de pueblos indígenas. Serán responsables de liderar la creación de un andamiaje jurídico que pueda contrarrestar la deuda histórica y crear un contexto de mejores oportunidades para sus comunidades.
El más reciente Censo de Población y Vivienda del INEGI (2020) contabilizó en México a más de siete millones de personas que hablan una lengua indígena.
Ya veremos cómo responden a los retos los congresistas representantes de comunidades indígenas en esta Legislatura de la inclusión.
Ejemplos
Temas como la preservación de cultura y tradiciones resultan indispensables en un país conformado por entidades como Oaxaca, Chiapas o Yucatán con cifras por arriba de 20% de concentración de población indígenas.
¿Qué hará la LXV Legislatura para la conservación de lenguas indígenas como náhuatl, maya, tzeltal, tzotzil y mixteco, entre otros? Estaremos atentos.
Otro ejemplo que nos permite llamar a esta la Legislatura de la inclusión es el hecho de que ocho diputadas y diputados representan a personas con alguna discapacidad.
También hay en el pleno de San Lázaro cinco diputados representantes de migrantes, cuatro pertenecientes a la comunidad afroamericana y tres legisladores representando a la diversidad sexual.
Más allá de las cuotas, la expectativa es que estas acciones afirmativas se conviertan en leyes que verdaderamente puedan tomar en cuenta las diversas opiniones de sectores de la población que dejaron de ser invisibles en el Poder Legislativo.