CANNABIS, LA HORA DE LA REGULACIÓN

Le llegó a México el momento de legislar un tema que otros Congresos a nivel mundial ya tienen resuelto.

Claudia Ivett García
Columnas
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Una persona que leía el periódico en la década de 1860 podía ver en la prensa de la Ciudad de México anuncios en los que se publicitaba el uso medicinal del cannabis. El cigarrillo del que se hablaba con emoción en Europa ahora podía comprarse en México: los Cigarros Indios de Cannabis Índica de la marca Grimault.

Estos anuncios se publicitaban con regularidad, acompañados de un texto en el que se aseguraba que los cigarrillos contaban con propiedades para combatir con éxito enfermedades como el asma, padecimientos nerviosos e incluso el insomnio.

Sin embargo en 1871 se incorporó por primera vez la obligación estatal de tutelar la “salud” como un bien jurídico.

Para 1920 ya se habían implementado en México decretos, reglamentos, códigos y convenciones internacionales promulgadas o ratificadas por el Estado mexicano con el fin de controlar la producción, venta y consumo de cannabis.

Luego de 100 años de una política prohibicionista se demostró que esta opción es inútil. Por ello la reforma legislativa se vislumbraba impostergable. Llegó la hora de la regulación; es tiempo de explorar, debatir e implementar sin hipocresías nuevas rutas.

¿Enemigo o planta aliada? Como sociedad hemos convivido con la cannabis desde tiempos ancestrales. Ha sido parte de la historia y de la humanidad y no podemos ignorarla.

Directrices

Curiosamente la primera Biblia impresa por Gutenberg fue en papel de cáñamo. Pero más allá del dato histórico es momento de cuestionar el sistema prohibicionista. Socialmente es más responsable legislar sobre este tema como una muestra de madurez política para priorizar y fortalecer cuatro directrices indispensables: seguridad, economía, derechos humanos y estabilidad social.

Además es importante en tiempos de pandemia y complejidad económica y recaudatoria establecer que el desarrollo de la industria del cáñamo y la cannabis incentiva las economías locales y compite con las mundiales. También genera fuentes de empleo, fortalece el desarrollo de nuevos productos e impulsa el emprendimiento.

Otro tema que sin duda debe estar presente en el tablero es el beneficio para el planeta. Hablamos de una planta sustentable con huella de carbono cero. En cuestión de cuidado al medio ambiente reforesta grandes áreas rápidamente. Es sustituto ideal de los derivados del petróleo. Aporta más papel por hectárea que los recursos maderables. Requiere 95% menos agua que el algodón para producir textiles. Eso sin contar que la planta absorbe más CO2 del que produce. Permite elaborar casi cualquier objeto, vehículo e incluso vivienda.

Por lo anterior le llegó a México la hora del reformismo y deberemos ser testigos del avance de este tema como una piedra angular de nuestro Estado de Derecho.

La expedición de una nueva Ley General para la Regulación y Control de Cannabis y sus Derivados va acompañada de reformas a la Ley General de Salud, el Código Penal Federal, la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada y la Ley de Impuesto Especial sobre Producción y Servicios.

Le llegó a México el momento de legislar un tema que otros Congresos a nivel mundial ya tienen resuelto. Los estados de Colorado y California, en EU, así como países como Canadá y Uruguay ya viven estas legislaciones.

Sin duda alguna estamos ante una de las decisiones que marcará a la actual Legislatura.