Los caminos sinuosos de la CNTE y el PRD

La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación rompió la liga de las relaciones políticas con sus aliados del amplio y gelatinoso espectro de centro-ultraizquierda.

Carlos Ramírez
Columnas
Compartir
Movilización de la CNTE
Foto: NTX

Organizada en torno de una agenda de beneficios gremiales sin atender a la lógica política, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación rompió la liga de las relaciones políticas con sus aliados del amplio y gelatinoso espectro de centro-ultraizquierda. Uno de los más afectados con el fracaso de la CNTE en el DF fue el PRD en sus vertientes nacional y capitalino.

Como el SME, la CNTE se forjó en torno de una lucha de beneficios gremiales ajenos a las consideraciones presupuestales y políticas. En Oaxaca en 2006 el fracaso del desalojo del plantón en el centro histórico prohijó a la APPO como organización de organizaciones sociales con la sección XXII como alma, pero a la hora de las negociaciones generales los maestros negociaron aparte su agenda y dejaron a la APPO colgada de la brocha.

En la protesta de agosto-septiembre en el DF la CNTE operó por su cuenta, ajena a la organización de una lucha horizontal y plural. Animada por prácticas de lucha más de la ultraizquierda, y sobre todo de tácticas maoístas, la CNTE prácticamente obligó al gobierno perredista a usar la policía para desalojar el Zócalo del DF sin represión ni arrestos. Con esa decisión inevitable, el PRD del DF marcó una nueva línea de acción política institucional contra los movimientos ultraizquierdistas, anarquistas, radicales o de simple provocación.

Ahora el amplio sector centro-ultraizquierda en el que opera con contradicciones, limitaciones e insuficiencias el PRD tribal enfrenta el desafío de la redefinición de la lucha política. Y los grupos radicales como los anarquistas, el SME y la CNTE tendrán que decidir si se moverán en el terreno del choque callejero contra la policía o replantean su forma de lucha, sobre todo porque enfrentaron a las fuerzas policiacas de un gobierno perredista.

Ciclo

Nacida en 1979 para luchar por los salarios y la democracia sindical, la CNTE ha ganado: los salarios de los maestros son mucho mejores y las secciones disidentes controlan sus espacios y sus cuotas. Pero por la forma de lucha, la CNTE quedó atrapada en sus contradicciones gremiales de tener que aumentar cada año sus prestaciones a costa de otros sacrificios presupuestales y sin ofrecer resultados en la calidad de la educación, por lo que la lucha dejó de ser social para estacionarse en la de beneficios personales.

El fracaso político de la CNTE por la intervención de fuerza de la policía del gobierno perredista del DF representa un nuevo punto de inflexión de la coalición centro-ultraizquierda, desarma el método de acción política callejera de Andrés Manuel López Obrador y su movimiento partidista y desactiva el potencial de lucha de otros grupos organizados solo al calor de la protesta en las calles, al tiempo que obliga al sector institucional parlamentario y de gobierno del PRD a replantear sus acciones para redefinir la agenda perredista.

Atrapado entre la calle ya acotada y el sometimiento de su agenda legislativa a acuerdos viables con el PRI y con el PAN, el PRD cierra un ciclo de su vida política y se ve obligado a definir sus nuevos rumbos de acción política. El riesgo para el país se localizaría en la posibilidad de que la ultraizquierda se separe del PRD y se convierta en un foco de inestabilidad permanente. De ahí el reto del PRD de reconstituirse en un partido de alianzas que no rompan con el equilibrio institucional. El PRD no se puede hundir con la CNTE atada al cuello.