TMEC EN LA ANTESALA

Trump presumirá ante los electores que logró un pacto mercantil con ventaja.

Alberto Barranco
Columnas
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Foto: Especial
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Aunque el procedimiento se alargará hasta octubre, un mes antes de la elección presidencial en Estados Unidos, la carrera hacia la aprobación por parte del Congreso de ese país del acuerdo mercantil con México y Canadá está finalmente libre de obstáculos.

Aplazada seis meses la investigación ordenada por la Casa Blanca para medir un posible daño a la seguridad nacional por el intenso flujo de importación de automóviles hacia EU, lo que derivaría en la imposición de aranceles o impuestos de importación extraordinarios, se evita un nuevo choque con las naciones en concierto.

En paralelo, como usted sabe, nuestro país logró, a la par de Canadá, ser exentado del impuesto global al acero y aluminio, lo que frenaba el envío del documento final de la negociación del Senado en nuestro caso y al Senado y al Parlamento en el de Canadá.

Antes de ello el país aprobó una reforma laboral cuyo punto central es la libertad sindical, a exigencia de Estados Unidos y Canadá.

Naturalmente el punto fino de la alfombra se ubica en el escenario político. El presidente Donald Trump presumirá ante los electores que logró un pacto mercantil con ventaja para la causa de las empresas de su país, demostrando de pasadita que sí se puede llegar a este tipo de acuerdos pese a la política proteccionista.

China

Sin embargo los obuses apuntarán de lleno a China. De hecho una de las condiciones para desmantelar los aranceles al acero y aluminio en México y Canadá fue que se comprometieran a implantar medidas para evitar que el país de la muralla pudiera enviar acero o aluminio a EU usando como trampolín a sus vecinos del sur y del norte.

La guerra entre las dos potencias, en cuyo marco se implantan aranceles extraordinarios que se replican con otros de la contraparte a título de represalias, hasta el momento beneficia a México, al punto de convertirlo en el “socio comercial” más importante para Estados Unidos.

La razón se inscribe, naturalmente, en una caída desmedida de las importaciones chinas hacia la nación de las barras y las estrellas.

El problema es que de estallar de lleno las hostilidades el talante de Trump obligaría a nuestro país a tomar partido, lo que nos privaría de la posibilidad de recibir inversiones del país de la muralla y en una de esas hasta de reducir nuestras compras a este.

China es nuestro principal proveedor de insumos para la producción exportable.

La política contaminó el escenario mercantil global.