MAR DE LODO

Del escándalo al estupor.

Alberto Barranco
Columnas
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Foto: Especial
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En alguna ocasión, conversando con un alto funcionario sobre corrupción —el tema de moda en el sexenio pasado, que rebasaba corrillos para convertirse en gritos—, la cordialidad se convirtió en tensión cuando aludimos a la punta de la pirámide.

Si yo, le decía, llego a mi casa pasado de copas y atropellando todas las reglas de la urbanidad no esperaría a que mis hijos se comporten como monjes en claustro.

Lo que parecían caprichos derivados de la frivolidad y el desparpajo, sobregiros al calce en el presupuesto por compra de artículos superfluos, se convirtió en un mar de lodo que inundó prácticamente todas las instituciones del país.

La bitácora habla de trato fiscal diferenciado, de justicia al mejor postor, de trocar sobornos por contratos públicos sin licitación al calce y de creación de cientos de empresas fantasma para simular pago de contratos públicos, para no hablar de concursos a modo para determinado ganador.

Del escándalo al estupor: el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, revelando que el ex presidente Enrique Peña Nieto le pagó el costo de un soborno para el procurador general de la República, Alberto Elías, a fin de disminuir delitos y evitar la cárcel de su familia, en pago a su vez de un favor realizado.

Este remitiría a una misteriosa maleta con 25 millones de pesos en efectivo que llevaba un funcionario veracruzano trasladado al aeropuerto de Toluca cuyo destino, apuntaba la suspicacia, era el financiamiento de la campaña presidencial priista de 2012.

En el marco están la ruina de Pemex, pese a que su deuda se incrementó durante el sexenio anterior de 810 mil millones a dos billones de pesos; los vaivenes al alza en los contratos otorgados a la constructora brasileña Odebrecht; los mil saltos en el costo del ferrocarril de alta velocidad México-Toluca, y aun la duplicidad en materia de puestos burocráticos, la existencia de aviadores y los bonos de actuación que se repartían a granel para altos funcionarios públicos.

Inaudito

En paralelo está la simulación con que se manejó la situación financiera del Instituto Mexicano del Seguro Social haciendo creer que se le había rescatado de la posibilidad de estallido financiero pero sacrificando presupuesto de inversión. Más membresía con menos hospitales, clínicas, infraestructura y personal.

En el inaudito tampoco hay huellas del destino de una deuda pública integral que saltó al doble de un sexenio a otro. De 5.7 billones de herencia de Felipe Calderón a 10.2 con cargo al nuevo gobierno.

La lista agotaría 20 tomos del Libro blanco del gobierno anterior… si se hubiera atrevido.

Mar de lodo.