Recurrente el regreso a la mesa de la amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de borrar de un plumazo la vigencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) como presión para que el Congreso de su país le dé el sí a su relevo, el nuevo acuerdo mercantil entre su nación, México y Canadá coloca una vez más un velo de incertidumbre en los mercados.
Aunque del dicho al hecho podrían pasar al menos seis meses para formalizar la cancelación el amago necesariamente provoca estragos.
De hecho los envíos de nuestro país al vecino del norte sufren desde hace semanas una terrible lentitud al ingreso por el cierre de varias aduanas, lo que ocasiona multimillonarias pérdidas.
La pinza, de acuerdo a lo declarado por Trump, podría estrecharse más en los próximos días si México, a su vez, no aprieta su cerco para impedir el paso de migrantes centroamericanos.
El hecho es que uno y otros golpes obedecen a cuestiones políticas personales del huésped de la Casa Blanca. Un guiño a los electores de una y otra tendencia.
Si la presión para la aprobación del TMEC representa una señal a las empresas de que el país de las barras y las estrellas sí es capaz de pactar acuerdos mercantiles, colocado en la antesala la posibilidad con China, la presión hacia el gobierno de México envía una señal a los grupos radicales de que se mantiene la mano dura contra la migración.
A quién le importa si ambas maniobras representan un grave riesgo para la economía de Estados Unidos.
Cartas
De suspenderse la vigencia del TLCAN la relación mercantil bilateral se regiría bajo las reglas de la Organización Mundial de Comercio, lo que implicaría la fijación de aranceles que hoy están en tasa cero, hasta un promedio de entre 6 y 8%, con afectación a la cadena de suministro en ambas fronteras.
A su vez el virtual cierre de fronteras a los migrantes podría provocar una crisis de mano de obra en el país del norte.
Por lo demás resulta hipotético que la presión logró su finalidad de ablandar a los demócratas con mayoría en la Cámara de Representantes para acceder a una rápida aprobación del nuevo acuerdo mercantil, dadas las cartas que guardan bajo la manga para promover la destitución de Trump. Entretanto mantendrán el amago de reabrir la negociación en temas como el ambiental.
Ahora que los sobresaltos serían menos drásticos si México se decidiera a atender el clamor de décadas de diversificar su comercio exterior…