Ahí están, cinceladas en mármol, las pobres manos, alas quebradas del maestro Agustín Lara. La tridiloza de Heberto Castillo. El escándalo, aún, de Ignacio Ramírez, el Nigromante, cuyo frase, “Dios no existe”, persiguió como fantasma a Diego Rivera.
Ahí el pintor cara de sapo sin su Fridita del alma. Ahí el poeta Amado Nervo recitando versos a la Amada Inmóvil.
Caminar la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores es recorrer, paso a paso, golpe a golpe, verso a verso, la historia de México.
Tirios y troyanos en un gran semicírculo ideado por el presidente Sebastián Lerdo de Tejada… quien ocuparía una de las codiciadas tumbas.
Lo de Hombres Ilustres pasó al olvido ante la grandeza de las mujeres que alcanzaron cancha. Así, el ruiseñor mexicano Ángela Peralta, cuya voz cimbró todos los teatros de Europa. “Ángelica de voce e de nome”, diría el maestro Pietro Lambartini.
Ahí escribe aún novelas luminosas la maestra Rosario Castellanos, y Virginia Fábregas se maquilla para tirar de aplausos el teatro Colón, mientras la filósofa Emma Godoy le da consejos morales a las mujeres.
Hermanos de sangre, hermanos en la tarea de prestar servicios eminentes al país, ahí están Antonio y Alfonso Caso. Filósofo el primero. Arquitecto el segundo. Uno y otro rectores de la Universidad.
Y tal vez el periodista Jesús Urueta le sigue jugando bromas a su concuño, el poeta José Juan Tablada, al que nombraba José Cuanto Hablaba, aunque el buen orador era él.
Y en una de esas se acuerdan que eran cuñados Alfonso Caso y Vicente Lombardo Toledano, aquel cuya leyenda decía que tenía 56 trajes igualitos.
Y el Nigromante se casó con una hermana de Juan A. Mateos. Ahora que Melchor Ocampo era suegro de José María Mata, quien se casó con su hija Josefina. Los dos fueron cancilleres. Los dos son vecinos de tumba.
Y el autor de la teoría del sonido 13, Julián Carrillo, vela aún los restos de su hijo. Nabor Carillo Flores, otro de los rectores de la UNAM.
Ruta
Y en línea descendente llegaron a la Rotonda de las Personas Ilustres el capitán de fragata Pedro Sáinz de Baranda, quien les arrebatara a los españoles el fuerte de San Juan de Ulúa, su último bastión tras la independencia; su hijo, Joaquín Baranda y Quijano; su bisnieto, el vicepresidente José María Pino Suárez, asesinado arteramente junto al presidente Francisco Ignacio Madero…
En la ruta están el vulcanólogo Gerardo Murillo, conocido como el Doctor Atl, suspirando tal vez por la bellísima Nahui Olin, con quien vivió aguerrido romance en el Convento de La Merced. Y el sabio Alfonso Reyes, por más que a Manuel Gómez Morín se le incluya en la lista de los siete sabios.
Y quizás el maestro Juventino Rosas le esté componiendo un nuevo vals a doña Carmelita Romero Rubio de Díaz y el pintor David Alfaro Sequeiros se acuerde de sus años en la cárcel o Jesús Reyes Heroles escriba un ensayo sobre el sistema político mexicano.
El personaje más antiguo, rescoldo del virreinato, es Francisco Javier Clavijero.
Y el maestro Jaime Nunó, aunque español, alcanzó dejada por la música del Himno Nacional.
Biografía de México.