Convertida la disidencia en activismo político bajo los colores del Partido Acción Nacional la Coparmex fue la gran ausente a la reunión en que el Consejo Mexicano de Negocios planteó el programa de inversión de sus afiliados para este año cuyo monto alcanzaría 38 mil millones de dólares.
Al evento en Palacio Nacional acudieron los presidentes del Consejo Coordinador Empresarial y los organismos que lo integran.
En paralelo el sindicato patronal, al menos su presidente Gustavo de Hoyos, participa en un colectivo denominado Alto al derroche que plantea 147 solicitudes de amparo contra la construcción de nuevos aeropuertos en la Base Aérea de Santa Lucía… lo que implica mantener tal cual el estado de las obras del que se planeaba en Texcoco.
Concebida como el brazo ideológico del empresariado desde su creación la Coparmex ha cumplido un rol de disidencia que le coloca en el ojo del huracán.
Son memorables sus campañas contra el contenido de los libros de texto gratuitos durante el gobierno de Luis Echeverría o su oposición frontal a la expropiación de la banca por parte del presidente José López Portillo.
Diríamos que está en su ADN el combate a lo que consideran opuesto a sus ideas.
Sin embargo en la etapa actual se ha exacerbado su filia hacia el PAN.
Sin demérito de su derecho a la crítica y la defensa de sus posiciones la lucha a favor del aeropuerto de Texcoco parece más inclinada a golpear al gobierno que a defender la pérdida de recursos fiscales aportados por la población.
Estudio
Coincidente con los amparos a favor de la frustrada terminal aérea la Universidad Nacional Autónoma de México acaba de subir a su portal un estudio en que reafirma la inestabilidad de los terrenos.
La advertencia habla de un hundimiento anual de las pistas de 30 a 40 centímetros, pese a los cientos de toneladas de cascajo y tepetate inyectadas a un terreno húmedo en que colocar en alto una varilla y dejarla caer provocaba que se perdiera entre el lodo.
El gran negocio iba a ser la creación de una serie de desarrollos inmobiliarios y mercantiles realizados en terrenos comprados a precio de ganga bajo el cobijo de la información privilegiada.
Lo inaudito es que contra lo que huela al gobierno de López Obrador se ha llegado a extremos grotescos, como diseminar la versión de que el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelín, será el próximo secretario de Relaciones Exteriores.
Si se acude al diálogo con el gobierno, de acuerdo a la lógica del organismo, es porque anda buscando “hueso”.
El panismo de la Coparmex.