Rain Stone es un proyecto que busca optimizar los sistemas de riego para mejorar la eficiencia en el uso del líquido en la agricultura.
Apoyados por diversas iniciativas que les ayudan a exponenciar y expandir sus proyectos, cada vez son más los emprendedores que se suman para resolver diversos retos socioambientales en México, como es el caso de Rain Stone, que busca optimizar los sistemas de riego para mejorar la eficiencia en el uso del agua en la agricultura.
Josefina Calvo Cortés, directora ejecutiva de Rain Stone, señala que el proyecto inició con el objetivo de apoyar y beneficiar a los trabajadores rurales de su localidad, en Puebla, aunque también han incursionado en otros estados.
“Actualmente no hay suficiente agua para satisfacer las necesidades de todos los sectores. Por ejemplo, la agricultura consume más de 70% del agua dulce disponible en el planeta, pero aprovecha solo una tercera parte: el resto se desperdicia debido a la filtración y evaporación”, dice Calvo.
Por ello, explica, se requiere optimizar los sistemas de riego para mejorar la eficiencia en el uso del agua, lo cual incrementará la disponibilidad para otros sectores, como el industrial y el abastecimiento público.
Sistema
Su proyecto impulsa un sistema de riego subterráneo por capilaridad que reduce la huella hídrica y los costos en la producción de alimentos.
“Soy investigadora y catedrática. Trabajo en el estado de Oaxaca en la Universidad Tecnológica de la Mixteca (UTM). Desde hace muchos años investigo cómo eficientizar el uso del agua. Como emprendedora trato de llevar estas innovaciones al terreno comercial para que más gente pueda ahorrar agua en nuestro país”, señala Calvo.
El riego por inundación, explica, requiere de mayor uso de mano de obra, es más complicado e incluso puede llegar a ser riesgoso para los agricultores, además de requerir una gran cantidad de agua, de la cual se aprovecha solo una pequeña parte, mientras que el resto se pierde por evaporación, filtración y escorrentía.
Por otra parte, agrega, algunos sistemas modernos de riego requieren una importante inversión y tienen un gasto hídrico muy alto.
Frente a ello, dice, “en 2005 desarrollamos este sistema de riego subterráneo y lo aplicamos a un huerto de pitahaya que está en San Gabriel Chilac, en Puebla. Es un lugar muy árido, con muy poca precipitación y con agua muy salina, donde las condiciones para producir alimentos son muy difíciles”.
Con todo, “a 18 años de su instalación, nuestro sistema sigue funcionando. Hemos logrado que nuestro huerto productivo pueda sobrevivir a través de estas cápsulas de riego tan solo con cinco mil litros de agua semanales, que realmente en el campo es una cantidad muy pequeña en comparación con otras personas que riegan a través del riego por inundación o del sistema de aspersión”, explica la catedrática.
¿Cómo funciona?
La cápsula del sistema está elaborada con base en arcillas horneadas. “La innovación la hemos desarrollado a lo largo de varios años: cuando el barro se cuece a altas temperaturas se genera cerámica y eso nos da una porosidad muy leve. Muchos sistemas necesitan bombeo para poder permear el agua al subsuelo; en nuestro caso tenemos un producto que permite que el agua pueda permearse sin utilizar electricidad ni bombas (que es algo que encarece mucho la producción en el campo). Nuestro sistema se basa en disponer del agua por gravedad. Puede ser cualquier depósito, llámese tinaco o un tanque elevado si es una cantidad muy grande; en pequeños jardines y huertos caseros con un contenedor de 200 litros se puede perfectamente sobrevivir; ello para regar una cantidad por ejemplo de 100 metros cuadrados”.
El agua, añade, se libera de una manera lenta ya que el barro provoca esa lentitud, a diferencia del goteo o de la aspersión que necesitan prender la bomba, tener presión y consume más agua, este sistema se basa en el “riego por capilaridad”, es decir, la cápsula se moja y va humedeciendo el suelo alrededor de ella; así la tierra o el sustrato que hay alrededor de la cápsula quedan con disponibilidad del líquido.
La ventaja, explica, es que la cápsula se coloca donde se requiere la humedad. “Por ejemplo, si tienes plantas sembradas de manera consecutiva ponemos las cápsulas cada 40 centímetros; esto generará un bulbo húmedo y regará la planta o el cultivo. Nosotros lo aplicamos para agricultura, pero también sirve para hidratar, por ejemplo, los jardines verticales en las zonas urbanas”.
Este sistema de riego puede utilizarse para siembras frutales (pitahaya, papaya, melón y uva); hortalizas (jitomate, ajo, cebolla, col, coliflor, entre otros cultivos); plantas aromáticas (lavanda, ruda, orégano y menta); y cultivos ornamentales (como anturio, cuna de moisés, geranios, suculentas y gardenias).
“El costo de cada dispositivo es de 20 pesos, aunque se le agrega un costo extra por el poliducto que interconecta las cápsulas. No obstante, es un precio muy accesible, sobre todo pensado en la economía del pequeño productor”, finaliza Calvo.