La población debe estar consciente que vivimos en una zona sísmica y que es necesario prepararnos para convivir con los temblores; el hecho de que en septiembre se registren sismos es una desafortunada coincidencia, porque los movimientos telúricos no se pueden predecir, coincidieron expertos del Servicio Sismológico Nacional (SSN), operado por la Universidad Nacional Autónoma de México, y del Servicio Mareográfico Nacional, también de esta casa de estudios.
En conferencia de prensa realizada en las instalaciones del SSN, ubicado en el Instituto de Geofísica (IGEO), Luis Quintanar Robles, secretario Académico de esta entidad, explicó:
“Desde el punto de vista estrictamente técnico no existe certeza de que los sismos ocurran el mismo día o el mismo mes, lo que sí se puede decir es que se disparan, generalmente, por la liberación de esfuerzos (en la tierra); por ejemplo, si consideramos que el 14 de septiembre pasado hubo un sismo de magnitud 5 en la zona de Guerrero, en la región de Petatlán, es posible que haya liberado algunos esfuerzos que facilitaron el movimiento entre las placas tectónicas y disparado este sismo”, destacó Quintanar Robles.
A su vez, Víctor Hugo Espíndola Castro, investigador del Grupo de Análisis e Interpretación de Datos Sísmicos del SSN, coincidió en que el hecho de que tres sismos importantes ocurrieran en la misma fecha -1985, 2017 y 2022- es una desagradable coincidencia. La probabilidad de que eso ocurriera era pequeña, “como sacarse la lotería tres veces seguidas o una vez cada cuatro años”.
Recordó que el sismo de magnitud 7.1 del año pasado en Acapulco, produjo réplicas por miles, incluso siguen ocurriendo sismos por debajo de esa magnitud.
En tanto, el de 2017 únicamente tuvo de 28 a 30. Es posible que, por la zona en que ocurrió el movimiento telúrico de hoy, se registren cientos o miles que podría percibir la población local.
Al hacer uso de la palabra, Octavio Gómez Ramos, jefe del Servicio Mareográfico Nacional, reportó que las costas de Manzanillo fueron las más afectadas por la generación de olas tipo tsunami, al alcanzar hasta 124 centímetros de altura. La estación de Zihuatanejo registró olas de hasta 82 centímetros, mientras que en Puerto Vallarta fueron de 42 centímetros de amplitud y en Acapulco alcanzaron 27.9 cm.