STARLAB: LA ESTACIÓN ESPACIAL DEL FUTURO PARA EL COMERCIO Y LA CIENCIA

Arturo Moncada
Ciencia
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La Estación Espacial Internacional (EEI) es la nave espacial más grande que ha construido la humanidad: mide cerca de 109 metros de largo y pesa alrededor de 453 toneladas. También es el laboratorio a más altura creado por el hombre, ya que orbita la Tierra a casi 400 kilómetros de su superficie. Sus primeras piezas salieron al espacio en 1998 y desde el 2 de noviembre de 2000 lo habitan seres humanos de manera permanente.

Tan pronto como la EEI se hizo habitable los investigadores empezaron a utilizarla para estudiar el impacto de la microgravedad y otras propiedades espaciales en la vida cotidiana.

Esta plataforma científica es única, ya que permite a investigadores de todo el mundo demostrar sus talentos y trabajar en novedosos experimentos que no se podrían llevar a cabo en ningún otro lugar.

Ya se han demostrado sus beneficios para la humanidad en áreas como salud humana, telemedicina, educación y observación de la Tierra desde el espacio.

Investigaciones en el desarrollo de vacunas, imágenes generadas desde la EEI que asisten en la agricultura, en esfuerzos de socorro para víctimas de desastres naturales y en programas educativos que inspiran a futuros científicos, ingenieros y exploradores del espacio son solo algunos ejemplos de los beneficios que se adquieren de la investigación desde el espacio.

Nuevos desarrollos

Recientemente la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) anunció la creación de una nueva iniciativa denominada Programa de Desarrollo de Órbita Terrestre Baja Comercial (LEO o CLD). El objetivo es proporcionar dinero a empresas de vuelos espaciales para ayudar a impulsar el desarrollo de estaciones espaciales privadas que la NASA podría visitar algún día.

El programa CLD es solo un paso en el plan a largo plazo de esta agencia espacial para eventualmente eliminar gradualmente la EEI que administra el gobierno estadunidense y hacer la transición al uso de estaciones espaciales comerciales.

La medida, sumada a un ecosistema de empresas emergentes cada vez más grande que intenta comercializar el espacio al construir desde la tecnología de lanzamiento más barata hasta los satélites más pequeños y la infraestructura para conformar una industria espacial, dio un incentivo a diversos desarrollos para construir estaciones espaciales.

“Si vemos la etapa en que se encuentra la exploración espacial, sobre todo con las actividades de la órbita terrestre baja, en verdad es algo parecido a las primeras épocas de internet”, indica West Griffin, director financiero de Axiom, una empresa emergente que pretende explotar este nuevo ramo.

Y es que para diversas compañías el espacio orbital está lleno de potencial comercial, desde la filmación de películas hasta el envejecimiento del whisky y la realización de investigaciones médicas y de materiales.

De igual forma observan oportunidades para trabajar con agencias espaciales gubernamentales, empresas privadas y hasta para recibir turistas espaciales.

Starlab

Bajo esta premisa las empresas Nanoracks, en colaboración con Voyager Space y Lockheed Martin anunciaron la formación de un equipo para desarrollar la primera estación espacial comercial de vuelo libre, bautizada como Starlab.

La nueva estación, indicaron, será una plataforma comercial con tripulación continua dedicada a realizar investigaciones críticas, fomentar la actividad industrial y garantizar la presencia y el liderazgo continuo de Estados Unidos en la órbita terrestre baja. Está previsto que Starlab logre la capacidad operativa inicial para 2027.

En la estructura de la estación se incluye un hábitat inflable diseñado y construido por Lockheed Martin con capacidad de 340 metros cúbicos de volumen interno, un nodo metálico de acoplamiento, componentes de potencia y propulsión. Contará además con un brazo robótico para el servicio de carga y un laboratorio para alojar una amplia capacidad de investigación, ciencia y fabricación.

Comparada con la Estación Espacial Internacional, que puede alojar hasta siete astronautas constantemente, Starlab solamente tiene espacio para cuatro personas que por el momento se prevé sean en su mayoría científicos.

Una característica y ventaja sobre la EEI es que, al ser mucho más pequeña, se espera que para la construcción de Starlab solamente será necesario un solo lanzamiento en lugar de irse armando por partes, como fue el caso tanto de la EEI como de la Estación Espacial de China.

El futuro espacial ya está aquí y su beneficio y potencial lo demuestra la EEI. A pesar de que son pocas las naciones con esta capacidad, la derrama de ciencia y tecnología que de ellas emana sin duda favorece los avances científicos, las economías a nivel mundial y una mejora en la calidad de vida de las personas.

Otros proyectos

Actualmente se anuncian diversos planes para la creación de la siguiente generación de estaciones espaciales cuyos desarrollos sin duda podrán ser una realidad en los próximos años. Estas son algunas de ellas.

La compañía Orbital Assembly Corporation (OAC) anunció que en 2025 comenzará la construcción de la Voyager Station, una estación espacial con gravedad artificial. Este ambicioso proyecto, indican sus creadores, usará una estructura metálica base con módulos habitacionales inflables. Contará con 200 metros de diámetro, 51.104 metros cúbicos de espacio presurizado y podrá acomodar de 316 a 400 personas dependiendo de la configuración de sus 24 módulos habitables de 20x12 metros.

Por su parte la empresa de vuelos espaciales Blue Origin informó sus planes para construir su propia estación espacial llamada Orbital Reef, la cual comenzará a operar en la segunda mitad de esta década. Con un volumen interno casi tan grande como el de la EEI, Orbital Reef podrá alojar hasta diez personas, con áreas separadas para vivir y realizar experimentos científicos.

En tanto, Axiom Space anunció que buscará lanzar un módulo privado a la EEI en 2024 y tres más para fines de 2027, los cuales eventualmente podrían separarse en una nave más grande y operar como una estación de vuelo libre.

Por último, el proyecto Artemisa de Estados Unidos para llevar seres humanos a la Luna en 2024 sería la punta de lanza de una estación espacial permanente en la superficie de la Luna.