Caza deportiva: la ley del más fuerte

La matanza de Cecil, un famoso león de Zimbabwe, puso de nueva cuenta la atención mundial en lo que muchos consideran una industria cruel: la caza deportiva.

Martha Mejía
Caza deportiva: la ley del más fuerte
Foto: Creative Commons/USFWSmidwest

La matanza de Cecil, un famoso león de Zimbabwe, puso de nueva cuenta la atención mundial en lo que muchos consideran una industria cruel, a veces ilegal, que amenaza la supervivencia de numerosas especies. Se trata de la caza deportiva de animales, una actividad siempre polémica, enfocada principalmente hacia los turistas extranjeros que buscan presas disponibles para cazar.

Como en general no pueden hacerlo en sus países de origen, producto de la dureza de las leyes, deciden ir a cazar a lugares donde el marco jurídico y normativo, así como los controles son más laxos, como es el caso de África, Asia y algunos países de América del Sur.

“La caza es un negocio muy lucrativo, que causa la muerte de miles de animales salvajes cada año, muchos de especies en vías de extinción. No podemos seguir considerando la caza como entretenimiento, tenemos que verla como lo que en realidad es: crueldad animal”, afirma el gerente regional de programas de la Sociedad Mundial para la Protección Animal (WSPA por sus siglas en ingles) para Latinoamérica, Ricardo Mora.


Walter James Palmer de Eden Prairie, Minnesota ¿asesinó a Cecil? #CecilTheLion #Cecil pic.twitter.com/IJTJumNXL5 — Natura M. Ambiental (@naturaambiental) julio 29, 2015

¿Cómo funciona?

La caza deportiva o turismo cinegético consiste en la búsqueda de un animal efectuando un acercamiento sigiloso al mismo para darle muerte. Se practica a pie e intervienen un único cazador y un guarda que supervisa la cacería.

Dentro de esta actividad existe una gran variedad de modalidades, según las especies que se cace y según el modo en que esto se haga. Podemos diferenciar entre caza menor destinada a zorros, conejos, liebres, palomas, codornices, faisanes, patos, entre otros, y la caza mayor donde las presas a abatir son jabalíes, ciervos o venados, lobos, leopardos, elefantes, leones, entre otras muchas especies.

Para practicar la cacería legal, en África y en el resto del mundo hay que tramitar los permisos correspondientes y respetar las temporadas específicas de caza en relación a los sitios y a la especie de animales que ahí se cazan. No obstante, de acuerdo a los especialistas, muchas veces este negocio funciona al margen de la normativa que protege a las especies en riesgo y al medio ambiente.

Aunque no se tienen cifras oficiales de las ganancias que genera la caza deportiva alrededor del mundo, el año pasado Zimbabwe reportó un ingresó de alrededor de 68 millones de dólares gracias a la caza deportiva, según cifras oficiales, mientras que este año se espera que en esta temporada la recaudación ascienda a más de 74 millones.

Por otra parte, agencias estadunidenses como Georgia Safaris ofrece por 25 mil dólares una cacería de 14 días cuyo único objetivo es encontrar y abatir a un leopardo o león según el gusto el cliente.

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La historia de Cecil

Cecil, un león de 13 años , era una de las principales atracciones del Parque Nacional de Hwange, la reserva más grande de Zimbabwe, y también formaba parte de un estudio de la Universidad de Oxford. El animal llevaba siempre un collar GPS que registraba todos sus movimientos.

Sin embargo, el 6 de julio fue atraído fuera de la reserva hacia tierras privadas con una carnada y luego asesinado con arco y flecha por Walter James Palmer, de Minnesota, con la ayuda de Theo Bronkhorst, un cazador local.

Tras la polémica desatada, el propio Palmer, quien según la Fuerza para la Conservación de Zimbabwe pagó 50 mil dólares por la muerte de Cecil, negó por medio de un comunicado cualquier irregularidad.

“Hasta donde yo sabía, todo el viaje fue legal y estuvo gestionado de forma adecuada. No tenía ni idea de que el león era conocido, estaba vigilado y formaba parte de un estudio hasta que finalizamos la cacería. Confié en la experiencia de los guías locales para garantizarme una caza legal”, expuso.

No obstante las autoridades de Zimbabwe solicitaron a Estados Unidos la extradición de Walter Palmer James, del que se desconoce su paradero.

Tras la polémica las principales aerolíneas de Estados Unidos, United Airlines, American Airlines y Delta, decidieron prohibir en sus aviones el transporte de trofeos de caza mayor.

“Con efecto inmediato, Delta prohíbe en todo el mundo el transporte como carga de trofeos de león, leopardo, elefante, rinoceronte y búfalo”, informó en un comunicado, al que horas más tarde se unieron las otras dos compañías aéreas. 

También la Asamblea General de Naciones Unidas llamó a todos los países a que intensifiquen sus esfuerzos para enfrentar la caza ilegal y el tráfico de fauna silvestre.

“Como la mayoría de la gente en el mundo estamos indignados con lo que le sucedió a este pobre león”, dijo el embajador de Alemania, Harald Braun, en Naciones Unidas.

Braun indicó que en África todos los días cerca de 100 elefantes morían en manos de cazadores. “Hay un mercado negro para los cuernos de rinocerontes, y una libra de cuerno de rinoceronte rinde más que una libra de oro en este mercado”. Agregó que el valor del marfil de un colmillo de elefante cazado ilegalmente era solo una fracción del valor que un elefante vivo puede darle a la economía del país a través del turismo.

¿Y en México?

En México el turismo cinegético genera una derrama económica de 200 millones de dólares al año en cerca de cuatro mil Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMAs), conocidas como ranchos cinegéticos, principalmente en Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Hidalgo, Querétaro, Tlaxcala y Nuevo León, según datos del Centro de Estudios Superiores en Turismo de la Sectur.

La actividad turística de la caza en el país está regulada por licencias y normas estrictas impuestas por la Semarnat. Esta actividad atrae un mercado compuesto aproximadamente por 57% de nacionales y 43% de extranjeros.

La mayoría de los turistas cinegéticos nacionales, que provienen de grandes y medianas ciudades y de los extranjeros, que son principalmente estadunidenses y europeos, se inclinan por la caza de venado cola blanca, borrego cimarrón, siervo rojo europeo, conejos, liebres, coyotes, jabalíes y diversos tipos de aves silvestres.

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Cómo ayuda la caza

Algunas ONGs ambientalistas como el Fondo Mundial para la Naturaleza, Save the Rhino y la Endangered Wildlife Trust señalan que la caza deportiva , bajo condiciones reguladas, puede ayudar a generar los fondos necesarios para la conservación.

Las última cifras que se han dado a conocer, de 2013, reflejan 140 mil empleos en Sudáfrica en torno a la caza y un total de 5 mil 673 cazadores que dejaron una derrama de unos 713 millones de dólares, según Melville Saayman, investigador en la Universidad del Noroeste de ese país.

De acuerdo con los especialistas es necesario aplicar restricciones de edad a los animales que se cazan, mejorar la vigilancia, cambiar la cuota de animales según las condiciones ambientales y garantizar que las cacerías duren lapsos cortos.

Señalan que la caza deportiva puede beneficiar a la conservación de los leones y otras especies si se comparten los ingresos con la gente local que vive de esta especie, y que tiene que lidiar con las consecuencias negativas de su presencia.

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