Algunas de nuestras actividades diarias, como no separar la basura, dejar prendida la luz cuando no la utilizamos y las largas duchas que disfrutamos, causan daños irreversibles a nuestros ecosistemas.
La actividad humana es responsable de por lo menos la mitad del cambio climático, según un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) publicado en septiembre, el cual señala que si bien existen actividades que no podemos evitar realizar, también hay acciones sencillas que podemos aplicar para disminuir nuestro impacto negativo en el medio ambiente: en nuestra casa, trabajo o escuela podemos iniciar actividades concretas para mejorar el entorno.
Para lograrlo necesitamos observar nuestro alrededor e identificar alternativas menos dañinas al ambiente, cambiar conductas y tomar decisiones con base en el mejoramiento de la calidad de vida.
Lo primero es tomar conciencia de que cada una de nuestras acciones impacta positiva o negativamente en nuestros ecosistemas. No debemos creer que tirar una basurita no importa porque solo es una; tampoco creer que levantar una basura no sirve porque solamente es una: todo cuenta, así que cada cosa que hagamos en favor o en contra del planeta significa un hecho importante.
Uso racional del agua
El agua es indispensable para toda la humanidad. De ella no solo dependemos para vivir, sino que es esencial para el desarrollo de alimentos, así como para el económico.
El acceso al agua potable se ha incrementado durante las últimas décadas. Sin embargo, estudios de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estiman que uno de cada cinco países en vías de desarrollo tendrá problemas de escasez de agua antes de 2030.
Y más cuando se calcula que casi 70% del agua dulce es usada para agricultura y la industria absorbe 20% del consumo mundial, empleándose en tareas de refrigeración, transporte y como disolvente de una gran variedad de sustancias químicas, siendo únicamente 10% el empleado para consumo doméstico.
Por ello es importante no dejar las llaves abiertas, para evitar el despilfarro; arreglar las goteras y reparar inmediatamente cualquier fuga; instalar un filtro o garrafón de agua para ahorrar.
También sirve utilizar la lavadora en el máximo nivel, con la carga completa y reducir la cantidad de jabón a utilizar para evitar la contaminación del agua, así como reutilizar el agua de la lavadora para lavar los patios o descargar el baño.
Es benéfico igualmente disminuir la presión del agua de la casa, para reducir el consumo en general, y lavar el carro utilizando una cubeta en lugar de la manguera.
Recicla
El reciclaje es una de las maneras más fáciles de combatir el calentamiento global y generar menor contaminación.
En este sentido, hay que recordar que los vertidos de plásticos llegan a los océanos destruyendo la vida marina. De acuerdo con la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos cada año un millón de aves y 100 mil animales marinos mueren a causa de la ingesta de plástico. El problema ocurre cuando confunden bolsas, botellas y otros artículos con comida.
De acuerdo con los expertos es a causa del plástico que estamos creando verdaderas islas de basura en los océanos. Por lo tanto, es aconsejable adquirir el hábito de separar plástico, metal, vidrio, papel y pilas.
Los botes viejos de pintura, los productos químicos, los aparatos eléctricos y electrodomésticos que desechamos deben llevarse al centro de reciclaje más cercano.
Aprovechar el papel es otro excelente recurso para reciclar. Si se tienen hojas que ya no se vayan a utilizar y estén escritas o impresas por un solo lado, es recomendable aprovecharlas usando el lado que está limpio para hacer anotaciones, elaborar borradores o imprimir documentos no oficiales o de carácter informal.
Cuidar la energía
Disminuir el gasto de energía representa muchos beneficios, no solo ecológicos sino también económicos.
Generar energía supone beneficiarse de fuentes naturales tan valiosas como el carbón, el petróleo o el gas. Por ello es importante desconectar los aparatos electrónicos cuando no se estén usando; por ejemplo: computadoras, microondas, aires acondicionados, fotocopiadoras, impresoras, entre otros.
Asimismo, apagar los focos de las habitaciones cuando no se estén usando. Utilizar focos ahorradores de luz es otra estrategia, ya que estos pueden tener un costo más elevado que los otros pero duran hasta ocho veces más y consumen la quinta parte de la energía para dar la misma cantidad de luz que una bombilla normal.
Transporte público y automóvil
Los viajes en coche suponen la mitad de las emisiones totales de CO2 procedentes del sector del transporte y la mayor parte se genera en los viajes de casa al trabajo o a la escuela, y viceversa.
Por ello se recomienda usar el transporte público en la mayoría de los trayectos urbanos, como para llevar a los niños a la escuela y para los trayectos al trabajo; también se puede utilizar el coche compartido, moto o bicicleta.
Pero si ya decidiste que vas a usar el automóvil revisa que esté afinado el motor y acelera gradualmente luego de encender el automóvil, ya que esto ayudará a disminuir el consumo de gasolina según la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conae).
El uso del aire acondicionado durante el tráfico aumenta 10% el consumo de combustible. Por otra parte, si se viaja en carretera y se llevan los cristales abajo se aumentará la resistencia del coche y el consumo de gasolina.
Contribuye
Evitar el uso de aerosoles, ya que contienen agentes químicos y gaseosos causantes de la destrucción de la capa de ozono y contribuyen al efecto invernadero.
No derrochar artículos desechables como servilletas, pañuelos y papel higiénico. Sustituir los vasos de plástico y cartón, los cuales son desechables, por tazas de cerámica o vasos de vidrio que se puedan volver a emplear en otra ocasión, así como evitar usar envolturas de plástico o aluminio y en su lugar utilizar recipientes reusables o envases retornables: todo ello sirve para reducir nuestro impacto negativo en el medio ambiente.